Por Agencia OPI
Lo que parecía ser una exclusividad del gobierno nacional,
fue adoptado por las empresas mineras que han elaborado un “Mapa de Conflictos
Mineros”, que no es otra cosa que la reunión de información sobre
organizaciones sociales, gubernamentales y medios de comunicación, para
establecer quiénes son “amigables” con la minería y quien no. En el contexto de
sus análisis, las mineras los clasifican en “favorables” (a quienes permiten,
admiten o no cuestionan su accionar) y “desfavorables” a quienes se oponen por
cuestiones ambientales o de otro tipo. El líder de este mecanismo en Santa Cruz
es Cerro Vanguardia. Imperdible documento que desnuda una falacia peligrosa que
comienza a vivir nuestro país en manos de las multinacionales y (lo peor) con
la complicidad de actores locales ¿Podría terminar esto en listas negras de
trabajadores, empresas y comercios relacionados con las mineras?.
Las empresas mineras de la Argentina, han
organizado un programa denominado “Mapa de Conflictos Mineros” que dicen
desarrollar en el marco del proyecto “Plataformas de Diálogo para el Desarrollo
Minero Responsable en Argentina”, apoyado por el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD- oficina de Argentina, área de Gobernabilidad
Democrática) y contando con la asistencia técnica del Proyecto Regional de
Diálogo Democrático del Programa de las Naciones Unidas para América Latina y
el Caribe (PRDD), figura expresado en el site de presentación.
De lo que se trata en realidad es de un trabajo de reunión y
recopilación de información (puede ser pública, privada, reservada o hasta
inclusive de origen desconocido) encargado a varias consultoras o relacionadas
y alimentadas por los DDPP de las mineras o a través del periodismo
especializado, que contribuye con el objetivo de esa reunión informativa.
Este título tan largo como vacío en sus contenidos
esenciales, donde sus autores se apuraron a incluir la palabra “democracia” en
cuanta frase lograron insertarla, resguarda, en realidad, un peligroso objetivo
que destiñe la intención “pública, democrática y participativa”, que sus
autores fingen perseguir, no solo desde lo que buscan como difusa finalidad de
este “programa”, sino porque están explicados con una redacción llena de
términos y palabras que suenan coherentes, pero que sustancialmente no dicen
nada; es decir: una falacia (Argumento falso pero aparentemente verdadero para
inducir a error o engaño), hecho que demostraremos más adelante.
Favorables o desfavorables
Lejos del cúmulo de palabras con el que los generadores de
este ridículo (y peligroso) “proyecto”, pretenden definir y defender la idea
absurda de esta suerte de “control social” que han inventado, nosotros vamos a
explicar en pocas palabras y claramente lo que buscan hacer con este mecanismo.
El proyecto consiste en marcar los lugares en los cuales se
desarrolla la minería en un mapa, marcando – al mejor estilo del MI5, cada
emprendimiento como un “caso” (Santa Cruz, es el “caso” que nos interesa) y
realizar un cuadro con los actores (sociales, políticos, medios de
comunicación, entidades intermedias, ONGs etc) donde, a partir de información
previa que poseen, la cual obviamente ha sido recolectada mediante un aparato
de reunión de información que crearon las mineras, son volcadas en calidad de
“resumen de antecedentes” del sujeto de estudio y se lo etiqueta como
“favorable”, en caso de que el sujeto sea permeable, facilitador y “amigable”
con la minería o “desfavorable” en el caso de que el sujeto se caracterice por
poner palos en la rueda al desarrollo minero en cada región. Para llegar a esto
hace falta una cualificación del sujeto en todos sus aspectos, es decir
estudiarlo a partir de sus antecedentes, determinar sus fortalezas y
debilidades.. Finalmente, tabularlo en un segmento de “peligrosidad” (para la
actividad) de acuerdo a la escala valorativa que se haya propuesto, en este
caso “favorable o desfavorable”. Nota completa
Nota relacionada: Proyecto X: “Se confirma el espionaje oficial”
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