martes, junio 06, 2006

Evalúan metales pesados en moluscos bivalvos en la costa patagónica

Por UNPSJB

Pese a la gran cantidad de actividades industriales y petroquímicas que rodean al Golfo de San Jorge, en Chubut, científicos de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) acaban de confirmar que los moluscos estudiados no presentan hasta el momento signos alarmantes de toxicidad, tal como se suponía antes de comenzar la investigación.

"Las concentraciones de cadmio y plomo halladas están dentro de los limites permitidos para su comercialización", dijeron las investigadoras universitarias integrantes del equipo que sigue de cerca la evolución del impacto toxicológico en especies como las cholgas y mejillones.

El grupo, del que también participan especialistas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), encaró esta investigación ya que considerada clave para la zona debido a que estos metales pesados pueden acumularse en distintos tipos de animales marinos y poner en riesgo la seguridad alimentaria de los consumidores.

Tal como dio a conocer la universidad patagónica, entre los objetivos planteados se buscó establecer el limite superior de ingesta diaria en base a las concentraciones halladas en cada especie y lugar. Y de esta manera llegar a determinar cuál de estos moluscos podrían ser utilizados como indicador biológico de contaminación en el ecosistema marino.

De ahí que se podrán establecer lugares óptimos para la maricultura, teniendo en cuenta que es una actividad productiva que se está promocionando desde la secretaría de Pesca de la provincia del Chubut.

Las investigadoras consideraron que "a partir de este trabajo surge la necesidad de continuar con el monitoreo de dichos metales en las distintas especies de moluscos comestibles de la región patagónica".

Para llevar adelante este sondeo fueron seleccionadas dos zonas de muestreo bien diferenciadas. Por un lado se eligió la zona de Punta Maqueda, también conocida con el nombre de Punta Peligro, porque es considerada como un lugar "limpio" de contaminantes y alejado de la actividad del hombre.

El otro sector de recolección fue la desembocadura de Arroyo La Mata, caracterizado por una importante influencia de la actividad industrial y petrolera. En cada lugar se efectuó la recolección manual y simultánea de 70 moluscos bivalvos de igual tamaño, cuyas medidas fueron establecidas entre 40 y 60 milímetros.

Una vez en el laboratorio y tras analizar en detalle los metales con un método de espectrofotometría de absorción atómica con horno de grafito, las investigadoras se toparon con dato que las sorprendió: los bivalvos recolectados en la zona menos contaminada presentaban niveles más altos de cadmio en comparación con los mejillones provenientes de la desembocadura del Arroyo la Mata.

En Punta Maqueda la concentración promedio de cadmio fue de 5,72 microgramos por gramo (en peso seco de mejillones), valor que se encuentra dentro de los limites permitidos por SENASA para su comercialización (10 microgramos por gramo de muestra seca), aunque de todas maneras se trata de cifras que no serían aceptadas por otras legislaciones internacionales.

Por su parte, el cromo no superaba los 1,44 microgramos por gramo en peso seco. Asimismo, los mejillones recolectados en la desembocadura del Arroyo La Mata registraban los niveles más altos de plomo llegando a los 0,42 microgramos en peso seco. No obstante, estos valores no constituirían un problema desde el punto de vista de la salud pública puesto que no superan los valores máximos establecidos por SENASA.

El trabajo "Contenido de plomo, cromo y cadmio en moluscos comestibles del Golfo San Jorge (Argentina)", fue realizado por profesionales de las cátedras de Toxicología y Química Legal y de Bromatología y Nutrición de la Facultad de Ciencias Naturales (CRIDECIT) de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y de la cátedra de Toxicología y Química Legal de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.

Las investigadoras fueron María Angélica Fajardo, Adriana Pérez, Analia Strobl, Laura Pérez, Adriana Piñeiro, y Clara López.

La toxicidad de los metales

De acuerdo con el informe de la UNPSJB, el cadmio que absorbe el organismo, se fija de manera rápida y selectiva en el hígado y en los riñones. Prefiere los tejidos ricos en metalotioneínas, una proteína de bajo peso molecular con un elevado número de grupos sulfhidrilos pertenecientes al aminoácido cisteína. Puede ser incorporado a través del cigarrillo y en las intoxicaciones crónicas aparece una patologia ósea relacionada con el metabolismo del calcio.

El plomo, por su lado, es un elemento ubicuo presente en casi todas las fases del medio ambiente inerte y en todos los sistemas biológicos. La principal vía de entrada en la población humana, en general, es la alimentaria.

Prácticamente no existen alimentos sin plomo, los cuales resultan contaminados por distintos procesos. A dosis tóxicas este metal actúa fundamentalmente sobre el sistema nervioso, el hemático y el renal, desarrollando como principales patologías, encefalopatías y/o reuropatía periférica, anemia microcítica e hipocrómica y necrosis tubular, respectivamente.

En tanto que el cromo puede presentarse en varias especies iónicas. La trivalente es esencial para el metabolismo humano y los alimentos constituyen su principal fuente. Se ha establecido que la ingesta adecuada para hombres y mujeres de entre 19 y 50 años sea de 35 y 25 mg/día. Se sabe que produce efectos tóxicos a largo plazo cuando se consume crónicamente en cantidades elevadas.

Desde el punto de vista nutricional, la doctora María Angélica Fajardo explicó que "los elementos minerales son en general la mayoría esenciales, por ello, necesitamos incorporarlos, a través del agua y de los alimentos diariamente en cantidades variables".

Cualquier elemento, sea esencial o no, puede ser tóxico a partir de unas determinadas concentraciones. Para cada elemento esencial existe un rango de concentraciones considerado óptimo para un organismo. En este rango se alcanza una concentración con la que se pueden desarrollar correctamente las funciones que dependen de ese elemento, pero no es excesivamente alta como para que produzca efectos tóxicos.
Por debajo de este rango se produce la deficiencia en ese elemento, lo que conlleva la aparición de efectos patológicos o incluso la muerte del organismo. Por encima, también aparecen efectos patológicos o muerte del organismo derivados de la toxicidad del elemento.

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