Por Ricardo Módica
Compañeros: Quiero compartir estas líneas con Uds.
"Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera"
Enrique Mosconi
Si las nuevas generaciones argentinas necesitan encontrar una figura a la que invocar, en defensa de la soberanía nacional, esa personalidad es la del general Enrique Mosconi, ejemplo del militar consustanciado con su país. Porque para Mosconi la soberanía nacional no comenzaba ni terminaba en los discursos celebratorios de fechas patrióticas, ni eran una metáfora de circunstancia. Para él, soberanía y nacionalidad, eran algo tangible: la defensa del patrimonio argentino, sus riquezas naturales, eran los hombres y mujeres que con su trabajo escriben las páginas más auténticas de la nacionalidad.
Fue un tenaz defensor de los intereses petrolíferos nacionales durante los ocho años que permaneció como director de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
Supo impulsar a la nueva empresa, no sólo multiplicando su producción sino dotándola de la estructura necesaria para el cumplimiento de sus objetivos básicos. Luego de una prestigiosa carrera militar, el general Mosconi dedicó su accionar a tratar de conseguir una política que permitiera resultados positivos para el país. En su libro "El petróleo argentino y la ruptura de los trusts petrolíferos inglés y norteamericano el 1º de agosto de 1929", expuso sus ideas centradas en una política de "puerta cerrada" y monopolio estatal que -según sus palabras- "terminará con la lucha entre los trusts e YPF".
En ese sentido, Mosconi afirmó: "Dos organizaciones, la fiscal y la privada, no pueden coexistir, pues representan intereses antagónicos, destinados a vivir en una lucha de la cual sólo por excepción saldrá triunfante la organización estatista. Para asegurar para nuestro país la riqueza petrolera debe encararse a fondo la cuestión, siendo ello imposible de lograr mientras el Estado no monopolice íntegramente la explotación de sus yacimientos.
Compañeros: Quiero compartir estas líneas con Uds.
"Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero, para favorecer a éste con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera"
Enrique Mosconi
Si las nuevas generaciones argentinas necesitan encontrar una figura a la que invocar, en defensa de la soberanía nacional, esa personalidad es la del general Enrique Mosconi, ejemplo del militar consustanciado con su país. Porque para Mosconi la soberanía nacional no comenzaba ni terminaba en los discursos celebratorios de fechas patrióticas, ni eran una metáfora de circunstancia. Para él, soberanía y nacionalidad, eran algo tangible: la defensa del patrimonio argentino, sus riquezas naturales, eran los hombres y mujeres que con su trabajo escriben las páginas más auténticas de la nacionalidad.
Fue un tenaz defensor de los intereses petrolíferos nacionales durante los ocho años que permaneció como director de la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
Supo impulsar a la nueva empresa, no sólo multiplicando su producción sino dotándola de la estructura necesaria para el cumplimiento de sus objetivos básicos. Luego de una prestigiosa carrera militar, el general Mosconi dedicó su accionar a tratar de conseguir una política que permitiera resultados positivos para el país. En su libro "El petróleo argentino y la ruptura de los trusts petrolíferos inglés y norteamericano el 1º de agosto de 1929", expuso sus ideas centradas en una política de "puerta cerrada" y monopolio estatal que -según sus palabras- "terminará con la lucha entre los trusts e YPF".
En ese sentido, Mosconi afirmó: "Dos organizaciones, la fiscal y la privada, no pueden coexistir, pues representan intereses antagónicos, destinados a vivir en una lucha de la cual sólo por excepción saldrá triunfante la organización estatista. Para asegurar para nuestro país la riqueza petrolera debe encararse a fondo la cuestión, siendo ello imposible de lograr mientras el Estado no monopolice íntegramente la explotación de sus yacimientos.
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