Por Agencia Comunicadora Madryn
En Patagonia, al Patrimonio Natural de la Humanidad que es Península Valdés, no sólo llegan miles de turistas con alto poder adquisitivo, también quienes sumergidos en la necesidad aceptan trabajar lejos de sus hogares y sus familias esperando cobrar lo que el patrón les prometió alguna vez. El ejemplo más reciente es el de Estancia La Adela, en donde desde hace 40 días ocho trabajadores exigen el pago de los trabajos concretados en el mayor campo de la Península.
Hoy son ocho, pero fueron 30. Los contrataron aquí y en Buenos Aires para llevar a cabo la relocalización y acondicionamiento de un galpón en un barranco con envidiable vista al Golfo Nuevo. Llegaron a La Adela provenientes de distintos puntos del país y a la espera de culminar sus trabajos con un sueldo digno y la panza llena. Nada de eso ocurrió. 22 de estos trabajadores debieron volver a sus hogares con la dignidad revuelta, en tanto los ocho que continúan resistiendo denuncian que desde hace más de una semana les niegan el capón y medio acordado como sustento. Sin remuneración, sin alimentos, sin familia, subsisten con la ayuda que obtuvieron tras las gestiones de la CTA de Puerto Pirámides, mientras esperan una resolución favorable por parte de las primeras reuniones con la Subsecretaría de trabajo.
La Adela, que fuera visitada tanto por Martínez de Hoz como por Domingo Cavallo, es un campo ubicado a 5 Km. de Puerto Pirámides, hasta ahora dedicado a la cría de ganado. Sin embargo, la construcción llevada a cabo por los 30 obreros contratados por los propietarios de la estancia, familia Ferro, parece estar destinada más a un turismo ordenado del tipo clase A que a un corralón para ovejas. La obra incluye materiales térmicos en paredes y cerámicos, más piso y paredes de pinotea. Se halla frente al mar, rodeada de la incomparable belleza austral. Fue culminada en un 80 por ciento gracias a la explotación de la fuerza de trabajo a la que se fueron sumando otras condiciones indignas. Es que desde que los obreros llegaron al campo de privilegiada ubicación, la vista es el único sentido favorecido. Además de la falta de alimento, deben soportar el frío por la escacez de leña para calentarse; dormir sobre colchones tirados en el piso helado; permanecer sin luz por largas horas y hasta privarse de acceder al cuidado de su salud por la imposibilidad monetaria para asistir al hospital más cercano, como fue el caso del trabajador que no pudo tratar su varicela, tal como lo publicara el Diario El Chubut en su edición del lunes pasado.
Por el trabajo digno, patrimonio de la humanidad
Muchos partieron porque la necesidad de sus familias superó el sacrificio que implica quedarse a pelearla en la Península. Otros, como el descendiente de mapuches que hoy bajo su bandera reafirma el derecho a trabajar dignamente en la tierra que dio cobijo a sus ancestros, persistirán con su reclamo. Y lo harán paso a paso. Este miércoles el abogado que los representa irá a la Estancia para intentar un acuerdo con los representantes de Ferro y de la Subsecretaría de Trabajo. Para el domingo la comunidad de Puerto Pirámides convoca a un festival artístico en apoyo a los trabajadores, al que invitan a todos los vecinos de la zona solidarizados con ellos. Mientras tanto los obreros continuarán con su lucha. No dejarán que se repita la explotación rural que habla de una de las tantas etapas siniestras en nuestra Patagonia. Seguirán en memoria de los cerca de 1500 peones fusilados en 1921 en Santa Cruz, al igual que aquellos exigirán que sus patrones respeten las condiciones que dignifican al trabajo.
En Patagonia, al Patrimonio Natural de la Humanidad que es Península Valdés, no sólo llegan miles de turistas con alto poder adquisitivo, también quienes sumergidos en la necesidad aceptan trabajar lejos de sus hogares y sus familias esperando cobrar lo que el patrón les prometió alguna vez. El ejemplo más reciente es el de Estancia La Adela, en donde desde hace 40 días ocho trabajadores exigen el pago de los trabajos concretados en el mayor campo de la Península.
Hoy son ocho, pero fueron 30. Los contrataron aquí y en Buenos Aires para llevar a cabo la relocalización y acondicionamiento de un galpón en un barranco con envidiable vista al Golfo Nuevo. Llegaron a La Adela provenientes de distintos puntos del país y a la espera de culminar sus trabajos con un sueldo digno y la panza llena. Nada de eso ocurrió. 22 de estos trabajadores debieron volver a sus hogares con la dignidad revuelta, en tanto los ocho que continúan resistiendo denuncian que desde hace más de una semana les niegan el capón y medio acordado como sustento. Sin remuneración, sin alimentos, sin familia, subsisten con la ayuda que obtuvieron tras las gestiones de la CTA de Puerto Pirámides, mientras esperan una resolución favorable por parte de las primeras reuniones con la Subsecretaría de trabajo.
La Adela, que fuera visitada tanto por Martínez de Hoz como por Domingo Cavallo, es un campo ubicado a 5 Km. de Puerto Pirámides, hasta ahora dedicado a la cría de ganado. Sin embargo, la construcción llevada a cabo por los 30 obreros contratados por los propietarios de la estancia, familia Ferro, parece estar destinada más a un turismo ordenado del tipo clase A que a un corralón para ovejas. La obra incluye materiales térmicos en paredes y cerámicos, más piso y paredes de pinotea. Se halla frente al mar, rodeada de la incomparable belleza austral. Fue culminada en un 80 por ciento gracias a la explotación de la fuerza de trabajo a la que se fueron sumando otras condiciones indignas. Es que desde que los obreros llegaron al campo de privilegiada ubicación, la vista es el único sentido favorecido. Además de la falta de alimento, deben soportar el frío por la escacez de leña para calentarse; dormir sobre colchones tirados en el piso helado; permanecer sin luz por largas horas y hasta privarse de acceder al cuidado de su salud por la imposibilidad monetaria para asistir al hospital más cercano, como fue el caso del trabajador que no pudo tratar su varicela, tal como lo publicara el Diario El Chubut en su edición del lunes pasado.
Por el trabajo digno, patrimonio de la humanidad
Muchos partieron porque la necesidad de sus familias superó el sacrificio que implica quedarse a pelearla en la Península. Otros, como el descendiente de mapuches que hoy bajo su bandera reafirma el derecho a trabajar dignamente en la tierra que dio cobijo a sus ancestros, persistirán con su reclamo. Y lo harán paso a paso. Este miércoles el abogado que los representa irá a la Estancia para intentar un acuerdo con los representantes de Ferro y de la Subsecretaría de Trabajo. Para el domingo la comunidad de Puerto Pirámides convoca a un festival artístico en apoyo a los trabajadores, al que invitan a todos los vecinos de la zona solidarizados con ellos. Mientras tanto los obreros continuarán con su lucha. No dejarán que se repita la explotación rural que habla de una de las tantas etapas siniestras en nuestra Patagonia. Seguirán en memoria de los cerca de 1500 peones fusilados en 1921 en Santa Cruz, al igual que aquellos exigirán que sus patrones respeten las condiciones que dignifican al trabajo.
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