Por ADIN
Las consecuencias del terremoto de 7,9 grados en la escala de Richter que en la tarde del miércoles sacudió a Perú se multiplicaron a lo largo de toda la jornada de ayer. Cadáveres apilados, morgues saturadas, servicios de emergencia colapsados, construcciones destruidas y hasta una ciudad desvastada formaron parte de las imágenes que, desde el país inca, eran transmitidas al resto del mundo.
Cada nueva hora, los cables de noticias no hacían más que aumentar los números del que ya ha sido calificado como el mayor terremoto desde 1990. De acuerdo a un comunicado de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el sismo provocó la muerte de centenares de personas (anoche se hablaba de 800), hirió a más de 2.000 y destruyó, entre otras construcciones, unas 377 casas.
Pese a las escalofriantes cifras, desde los organismos oficiales peruanos advirtieron que la cantidad de víctimas fatales podría crecer, informó hoy Romina Oliver Colombres, de El Tribuno (Argentina). "Se espera que aumenten los fallecidos porque hay un templo en la ciudad de Pisco, que se desplomó, donde había 300 personas, además de la destrucción de cientos de viviendas", precisó el jefe del Instituto de Defensa Civil de Perú, Luis Palomino, en declaraciones a distintos medios argentinos.
Las afirmaciones de Palomino se deben a que el sismo provocó el colapso en muchas construcciones de la zona del Sur del departamento de Lima y la parte norte del departamento de Ica, del que depende Pisco.
Aunque el movimiento telúrgico se sintió con fuerza en todo el país, las ciudades más afectadas fueron Pisco, Ica, Chincha -en el departamento de Ica- y Caqete -en el de Lima- que fueron declaradas en estado de emergencia.
Más de 300 réplicas
De acuerdo a lo informado desde el Instituto de Geofísica de Perú, el epicentro del fuerte terremoto se ubicó en el mar a unos 145 kilómetros al sur de Lima, con foco a 41 kilómetros de profundidad y frente a las costas de la ciudad de Pisco. Justamente fue allí donde los movimientos de la tierra se sintieron con más intensidad, provocando que el 70 por ciento de las edificaciones se vinieran abajo, dejando sólo polvo y escombros donde antes existían hogares.
El Instituto Geofísico de Perú (IGP) precisó que el sismo se inició a las 18.45 hora local (20.45 hora argentina), duró dos minutos, y tuvo más de 300 réplicas. La más importante se produjo a las 10.29 peruana, con una intensidad de 5,1 grados Richter.
Un gran alivio llegó a los peruanos cuando, horas antes de la salida del sol, el Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico canceló la advertencia de un tsunami, emitida después del movimiento telúrico.
El alerta de maremoto había abarcado a las costas de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, México y Honduras, Colombia, Chile y Ecuador. Ni bien conocida esta posibilidad, y ante el fuerte oleaje, el jefe de estado peruano, Alan García, había ordenado el desalojo de los habitantes de algunas áreas, como "La Punta de El Callao", una zona residencial ubicada en una pequeña península a nivel del mar a las afueras de Lima.
Como consecuencia de la grave tragedia, el gobierno de Lima declaró ayer duelo nacional para los días 16, 17 y 18 de agosto, mediante un Decreto Supremo, que será publicado en las próximas horas en una edición extraordinaria del diario oficial El Peruano.
Búsqueda desesperada
A pesar de que las réplicas del terremoto continuaban ayer cada vez con menos intensidad, el nerviosismo y la desesperación reinó a lo largo de toda la jornada entre la población que, junto a los equipos de rescate, buscaban a sobrevivientes entre los escombros.
Según los distintos cables de noticias, en la sede municipal de la ciudad de Pisco -una de las más afectadas por el terremoto- se acumulan decenas de cadáveres que no pudieron ser trasladados a la morgue por falta de capacidad, mientras otros tantos permanecían esparcidos por las calles.
El gobierno local y las instituciones de protección civil iniciaron la remoción de escombros de la Catedral de Pisco, que quedó destruida por el terremoto mientras en su interior se estaba realizando una misa en la que participaban unas 300 personas.
Las autoridades peruanas informaron que el hospital de esa ciudad se encuentra al máximo de su capacidad, con pocas medicinas y con desabastecimiento en el bancos de sangre. En comunicación con una radio argentina, un médico peruano contó que, pese a que todos los galenos de Pisco, habían corrido a los nosocomios para prestar ayuda, la demanda de atención estaba superando ampliamente la capacidad de respuesta.
Por ello, ayer se instalaron en la ciudad improvisadas tiendas de atención médica en las calles para los heridos, la mayoría por golpes y fracturas.
Solidaridad internacional
Ante la magnitud de la tragedia peruana, desde todos los rincones del mundo llegaron muestras de apoyo y anuncios de pesar al país gobernado por Alan García. Bolivia y Colombia fueron los primeros en enviar ayuda, también la comprometieron Brasil, Argentina, Panamá, México y organismos internacionales.
En Argentina, el canciller Jorge Taiana informó a su colega peruano José Antonio García Belaunde que la Argentina enviará ayuda humanitaria.
Las 120 familias de peruanos en la provincia de Salta todavía no habían decidió si enviarían ayuda a su país natal ni cómo lo harían. Aunque todavía no fue confirmado cuándo partirá, desde el Gobierno Nacional confirmaron el envío de ayuda en el avión Hércules. Además la ONG Red Solidaria (http://www.redsolidaria.org.ar/) y la Fundación Ernesto Sábato organizaron centros de recepción en la capital del país para ayuda de los afectados.
Los elementos que más se necesitan son: agua mineral, velas, linternas, juguetes, ropa, pañales, lavandina, elementos de limpieza, botiquín, toallas femeninas, antifebriles, desinfectantes, antibióticos, vendas, gasas y antinflamatorios.
Las consecuencias del terremoto de 7,9 grados en la escala de Richter que en la tarde del miércoles sacudió a Perú se multiplicaron a lo largo de toda la jornada de ayer. Cadáveres apilados, morgues saturadas, servicios de emergencia colapsados, construcciones destruidas y hasta una ciudad desvastada formaron parte de las imágenes que, desde el país inca, eran transmitidas al resto del mundo.
Cada nueva hora, los cables de noticias no hacían más que aumentar los números del que ya ha sido calificado como el mayor terremoto desde 1990. De acuerdo a un comunicado de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el sismo provocó la muerte de centenares de personas (anoche se hablaba de 800), hirió a más de 2.000 y destruyó, entre otras construcciones, unas 377 casas.
Pese a las escalofriantes cifras, desde los organismos oficiales peruanos advirtieron que la cantidad de víctimas fatales podría crecer, informó hoy Romina Oliver Colombres, de El Tribuno (Argentina). "Se espera que aumenten los fallecidos porque hay un templo en la ciudad de Pisco, que se desplomó, donde había 300 personas, además de la destrucción de cientos de viviendas", precisó el jefe del Instituto de Defensa Civil de Perú, Luis Palomino, en declaraciones a distintos medios argentinos.
Las afirmaciones de Palomino se deben a que el sismo provocó el colapso en muchas construcciones de la zona del Sur del departamento de Lima y la parte norte del departamento de Ica, del que depende Pisco.
Aunque el movimiento telúrgico se sintió con fuerza en todo el país, las ciudades más afectadas fueron Pisco, Ica, Chincha -en el departamento de Ica- y Caqete -en el de Lima- que fueron declaradas en estado de emergencia.
Más de 300 réplicas
De acuerdo a lo informado desde el Instituto de Geofísica de Perú, el epicentro del fuerte terremoto se ubicó en el mar a unos 145 kilómetros al sur de Lima, con foco a 41 kilómetros de profundidad y frente a las costas de la ciudad de Pisco. Justamente fue allí donde los movimientos de la tierra se sintieron con más intensidad, provocando que el 70 por ciento de las edificaciones se vinieran abajo, dejando sólo polvo y escombros donde antes existían hogares.
El Instituto Geofísico de Perú (IGP) precisó que el sismo se inició a las 18.45 hora local (20.45 hora argentina), duró dos minutos, y tuvo más de 300 réplicas. La más importante se produjo a las 10.29 peruana, con una intensidad de 5,1 grados Richter.
Un gran alivio llegó a los peruanos cuando, horas antes de la salida del sol, el Centro de Alertas de Tsunami del Pacífico canceló la advertencia de un tsunami, emitida después del movimiento telúrico.
El alerta de maremoto había abarcado a las costas de Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, México y Honduras, Colombia, Chile y Ecuador. Ni bien conocida esta posibilidad, y ante el fuerte oleaje, el jefe de estado peruano, Alan García, había ordenado el desalojo de los habitantes de algunas áreas, como "La Punta de El Callao", una zona residencial ubicada en una pequeña península a nivel del mar a las afueras de Lima.
Como consecuencia de la grave tragedia, el gobierno de Lima declaró ayer duelo nacional para los días 16, 17 y 18 de agosto, mediante un Decreto Supremo, que será publicado en las próximas horas en una edición extraordinaria del diario oficial El Peruano.
Búsqueda desesperada
A pesar de que las réplicas del terremoto continuaban ayer cada vez con menos intensidad, el nerviosismo y la desesperación reinó a lo largo de toda la jornada entre la población que, junto a los equipos de rescate, buscaban a sobrevivientes entre los escombros.
Según los distintos cables de noticias, en la sede municipal de la ciudad de Pisco -una de las más afectadas por el terremoto- se acumulan decenas de cadáveres que no pudieron ser trasladados a la morgue por falta de capacidad, mientras otros tantos permanecían esparcidos por las calles.
El gobierno local y las instituciones de protección civil iniciaron la remoción de escombros de la Catedral de Pisco, que quedó destruida por el terremoto mientras en su interior se estaba realizando una misa en la que participaban unas 300 personas.
Las autoridades peruanas informaron que el hospital de esa ciudad se encuentra al máximo de su capacidad, con pocas medicinas y con desabastecimiento en el bancos de sangre. En comunicación con una radio argentina, un médico peruano contó que, pese a que todos los galenos de Pisco, habían corrido a los nosocomios para prestar ayuda, la demanda de atención estaba superando ampliamente la capacidad de respuesta.
Por ello, ayer se instalaron en la ciudad improvisadas tiendas de atención médica en las calles para los heridos, la mayoría por golpes y fracturas.
Solidaridad internacional
Ante la magnitud de la tragedia peruana, desde todos los rincones del mundo llegaron muestras de apoyo y anuncios de pesar al país gobernado por Alan García. Bolivia y Colombia fueron los primeros en enviar ayuda, también la comprometieron Brasil, Argentina, Panamá, México y organismos internacionales.
En Argentina, el canciller Jorge Taiana informó a su colega peruano José Antonio García Belaunde que la Argentina enviará ayuda humanitaria.
Las 120 familias de peruanos en la provincia de Salta todavía no habían decidió si enviarían ayuda a su país natal ni cómo lo harían. Aunque todavía no fue confirmado cuándo partirá, desde el Gobierno Nacional confirmaron el envío de ayuda en el avión Hércules. Además la ONG Red Solidaria (http://www.redsolidaria.org.ar/) y la Fundación Ernesto Sábato organizaron centros de recepción en la capital del país para ayuda de los afectados.
Los elementos que más se necesitan son: agua mineral, velas, linternas, juguetes, ropa, pañales, lavandina, elementos de limpieza, botiquín, toallas femeninas, antifebriles, desinfectantes, antibióticos, vendas, gasas y antinflamatorios.
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