miércoles, septiembre 05, 2007

Un domingo en el Centro Esquí: La Hoya tiene nuevos dueños


Fuente Páginas del Sur

No todos los que adquieren determinados bienes inmuebles lo hacen a través del vil metal; bien se sabe que aquellos que protagonizan un “flor de porrazo” están “comprando terreno”.

Cual potenciales hacendados, un grupo de trabajadores de medios de comunicación (Páginas del Sur, Canal 4 y Puerta E) subieron el pasado domingo al Centro de Actividades de Montaña La Hoya, invitados por la empresa concesionaria de los servicios en el cerro, Frontera Sur.

Conrado Ferre arrancó “comprando” tempranito y prometió que cuando domine la cuña, iniciará la próxima revolución del proletariado, no desde el monte sino desde el nevado cerro, porque es más top.

Milagros Barberis lo siguió en la adquisición de sendas superficies en la zona de principiantes, incluso en compañía de un instructor con quien se entendía en lenguas desconocidas.

Natalia Passicot y Romina Ferraris, al ver que sus amigos acaparaban espacios, se lanzaron (literalmente) sobre lo que quedaba, y haciendo cuña con la parte trasera de los esquís se quedaron con buena parte de la pista, incluyendo medios de arrastre.

José Bravo no “compró” en esta temporada, pero fuentes consultadas por este periódico señalaron que pasó años en el “mercado inmobiliario de las caídas sin freno”. Además le mostró terrenitos en la zona intermedia a Daniel Rodano, que maravillado con el lugar se tiró de cabeza en la inversión.

Cuántos habrán visto sentados en la Telesilla Las Lengas que a sus pies, avezados esquiadores bajan hasta la base por esas empinadas cuestas. Desde hace dos días, esa pista intermedia, de punta a punta lleva el nombre de su propietario: Dante Lobos, quien compró centímetro por centímetro (pregúntenle a “Pichuco Cabrera” si tienen dudas).

Pero no hubo golpe (y fueron muchos) que opacara el excelente día vivido en un Centro de Esquí a pleno sol. Desde aquí nuestro agradecimiento para la gente de Frontera Sur, por la organización y la calidez en la atención (en especial a Tomás Natiello por la paciencia)… y claro está ¡que se repita!

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