viernes, octubre 19, 2007

22º Encuentro Nacional: Las mujeres participantes denunciaron que fueron víctimas de la represión

Por Red Eco

Más de 25 mil mujeres concurrieron al 22º Encuentro Nacional de Mujeres en Córdoba entre el 13 y 15 de octubre pasado. La capital cordobesa fue escenario de un reencuentro anual en el cual las participantes reflexionaron, debatieron y marcharon sobre distintas problemáticas, abordadas desde la perspectiva de la mujer.


La comisión organizadora del 22 Encuentro Nacional de Mujeres denuncia a través de un comunicado de prensa, la represión que sufrieron en la madrugada de jueves 18 por parte de la Policía de la Provincia de Córdoba cuando más de 500 mujeres esperaban en la Estación Mitre de la ciudad de cordobesa la salida del tren de Ferrovías hacia Buenos Aires.

Las mujeres, que habían tenido que esperar dos días después de finalizado el Encuentro, ya que llegaron al evento por esa vía, llevaban 5 horas de espera en la estación con sus niños.

Cuando finalmente llegó el tren y mientras empezaban a subir, la policía inesperadamente descargó una brutal represión con golpes, patadas y gases sobre las mujeres. Algunas mujeres debieron ser atendidas por dos ambulancias de un servicio de emergencia, que constataron las lesiones.

Comisión Organizadora afirmó que ésta es una expresión más de la represión ejercida desde el Estado y los gobiernos sobre la organización y protesta social, una de las cuestiones tratadas al interior del propio Encuentro Nacional.

Daniela Ierace - Córdoba - Especial para Red Eco

Unas 25 mil mujeres se congregaron en la capital cordobesa para participar del 22º Encuentro Nacional de Mujeres (ENM). Durante tres días, las asistentes participaron de diversos talleres de debate y marcharon por las calles céntricas de la ciudad reivindicando sus derechos. El encuentro se cerró el lunes pasado, con la elección de Neuquén como próxima sede para el 2008.

La Comisión Organizadora del Encuentro les dio la bienvenida, durante la mañana del sábado, a todas las mujeres provenientes de distintas ciudades en un acto de apertura en la Plaza España, en pleno centro cordobés. En el mismo, se hizo una conmemoración por el último día de libertad, el 11 de octubre, encabezada por mujeres de los pueblos originarios. Por la tarde, comenzaron los 63 talleres dedicados a una gran variedad de temas: aborto y anticoncepción, derechos humanos, sindicalismo, crisis global, educación, medios de comunicación, etc. Entre los mismos, el que presentó mayor tensión es el dedicado a discutir sobre el derecho al aborto. Allí participaron las católicas defensoras de la vida y aquellas que mantienen la postura de legalización del aborto. Es el taller en el cual surgen, fundamentalmente, las diferencias ideológicas.

En aquel debate, participó por primera vez Nadia, una rosarina de tan sólo 23 años y estudiante de Medicina. La joven, que también es artista, explicó la importancia del Encuentro: “Uno se mueve en un ámbito con gente que opinan lo mismo que vos, entonces venir a un lugar más pluralista te obliga a escuchar y darte cuenta que existen otras realidades”. Además destacó que: “los problemas de la mujer son los problemas de todos los habitantes del país, la pobreza, el hambre y, obviamente, el problema de género. La mujer no tiene acceso al igual que el hombre a determinadas cosas”. Ella participó en el taller de anticoncepción y aborto porque considera que es un “tema urgente”. La muchacha se expresó a favor de una “educación para poder elegir los anticonceptivos para no abortar y el aborto legal para no morir porque esa es una realidad. La mujer que quiere abortar lo hace con altísimas probabilidades de morir”.

Como ella, también estuvo Norma Cuevas, la madre de Ana María Acevedo, la joven que murió de cáncer este año y, que estando embarazada, se le denegó la posibilidad de un aborto terapéutico. La mujer, madre muy joven, pidió a las presentes su apoyo para exigir justicia, ya que quien fue Director del hospital donde le negaron el aborto a su hija, actualmente se encuentra ocupando su cargo de jefe de ginecología en el mismo hospital.

Durante el domingo, los talleres continuaron por la mañana y la tarde, para luego dar cierre a la jornada de actividades con la mítica Marcha del Encuentro. La misma recorrió las calles céntricas, pasando por lugares claves políticos, económicos, históricos y religiosos de la ciudad. La marcha es una manera de demostrar su protagonismo en la ciudad. Los cordobeses tuvieron conocimiento de su presencia cuando vieron a una gran cantidad de mujeres en las calles, con pancartas y carteles exigiendo el derecho al aborto y su legalización, contra la violencia y el maltrato hacia las mujeres, contra la explotación y la trata de mujeres, a favor de la diversidad sexual y contra la discriminación, etc. Con sus consignas bien en alto, los distintos grupos manifestantes cantaron: “Qué momento, a pesar de todo les hicimos el encuentro”. Los cánticos llegaron incluso a expresiones más irónicas como: “Somos malas, podemos ser peores”.

Muchos cordobeses, al tanto de la presencia femenina en la ciudad, observaron con sorpresa el alcance multitudinario de la movilización. Tal es el caso de Roberto, un kiosquero de 59 años, que mientras observaba el desarrollo de la marcha, también les vendía a las mujeres agua o gaseosas. El hombre contó que sabía de la realización del encuentro en su ciudad, pero agregó: “pensé que era algo más pequeño pero veo que es bastante importante, ahora puedo palparlo personalmente”. Roberto expresó su apoyo a las mujeres pero destacó: “tampoco quisiera que sea algo enfrentado al hombre porque pienso que tienen que ir juntos”. Otro cordobés las observaba, apoyado a su auto al cual protegía ante algún posible ataque, expresó: “veo que son muchas”. “Como yo no discrimino a la mujer, espero que la mujer no nos discrimine a nosotros”, opinó el hombre.

Algunos demostraron su simpatía y adhesión como Eduardo, cordobés de 43 años quien se sumó a la marcha junto a su mujer. “Me parece positivo que se hagan valer sus derechos, que están bastante coartados. Es una manifestación maravillosa, bastante participativa. Espero que esto se pueda llevar también a los espacios de trabajo, a los espacios cotidianos. Que no quede solamente en esto”, manifestó el marido en apoyo también a su señora, quien lo instó a marchar.

Por otra parte, algunas mujeres sin sumarse a la marcha, expresaron su apoyo, como Lucía, de 55 años y oriunda de Gualeguaychú. “Me acabo de llevar una sorpresa, no me enteré hasta ahora”, explicó la entrerriana. “En Entre Ríos se roban una cantidad de niños para prostíbulos y las madres no los encuentran más, y veo que están protestando para que haya mayor protección. También veo que están protestando por el tema del aborto. Estoy de acuerdo con que debe ser legal pero también creo que debe haber anticoncepción gratuita y mejor información para que no se tenga que llegar al aborto, que es la última instancia y no le gusta a nadie, ni el que aborta”, destacó la mujer desde la puerta de su hotel. Facundo, de 21 años quien observaba la marcha junto a su abuela, expresó su disenso: “La protesta un poco que me choca, porque se protesta mucho contra la Iglesia. Los cantos son muy agresivos, creo que no es la manera adecuada de protestar. Si bien creo que sería justo una ley para el aborto, siempre y cuando las causas sean justificadas como una violación a una menor, una persona que no sea apta para criar un hijo, sería bueno una ley de aborto. En cuanto al anticonceptivo, creo que la gente se debería concientizar sobre estos métodos, faltaría educación sexual”. “Yo soy muy fiel a Dios”, sintetizó el joven quien se definió como católico pero no activista. Otros repudiaron directamente tal acto de liberación. Dos matrimonios, quienes observaban mientras tomaban un café en su hotel, la hilera de mujeres que pasaban por delante de sus ojos se negaron a dar una sola palabra al respecto. Sin embargo, su expresión de claro desprecio y rechazo era evidente.

Cuando la marcha pasó por el centro religioso de la ciudad, rodeado de edificios jesuíticos, se pudo observar una gran protección de un cordón humano a la Catedral cordobesa. El mismo estaba conformado por activistas católicos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos quienes detrás de la valla se encomendaban a Dios rezando y solicitando su salvación ante “los pecadores”. La indignación de las manifestantes fue tal que muchas de ellas decidieron quedarse para desafiarlos, siempre con cánticos y expresiones de repudio, burla e ironía.

La confrontación con la Iglesia representa un ritual ya casi histórico en el Encuentro. El aborto es el centro del conflicto, a partir del cual las mujeres sostienen mediante la consigna “Aborto legal para no morir, anticonceptivos para no abortar”. Esta postura es rechazada por quienes se embanderan con la defensa de la vida. La principal indignación por parte de las mujeres que impulsan la legalización del aborto es que estos sectores son también aquellos que apoyaron la última dictadura militar y que en la actualidad encubren a militares y sacerdotes que están siendo enjuiciados. Es el doble discurso lo que las exaspera y por eso sus expresiones llegan a ser tan rotundas. “Iglesia basura, vos sos la dictadura” se escuchaba entre medio de los cientos de “Padre nuestro” que intentaban proteger a la Catedral cordobesa. Las mujeres, casi todas jóvenes con sus pañuelos verdes, reafirmaban su actitud gritando: “Romina Presente, ahora y siempre”, en referencia a Romina Tejerina, la joven jujeña que asesinó a su bebé en estado de crisis emocional, producto de una violación.

En el medio de la confrontación también participaron aquellas mujeres que sin integrar ningunos de los dos sectores, observaban la disputa simbólica entre los contendientes. Liliana es una de ellas, una joven mujer de Cipolletti quien afirmó haber participado en varios encuentros pero nunca había visto el enfrentamiento entre los católicos y los manifestantes. “La iglesia tendría que ceder en algunas cosas. No digo en todos los abortos, pero en algún caso. Acá estamos hablando de Romina, y sobre cuánta gente más que muere”, opinó la rionegrina.

Los católicos, por su parte, mantenían sus plegarias y gritaban en conjunto: “Viva Cristo Rey”, luego de cantar un himno patriótico. Como si fuera poco, tanto la catedral como el cordón de católicos eran resguardados por una columna policial, la cual contenía a las manifestantes ante cualquier eventual desmán. Es que poco y nada sucedió para que la policía esté presente. Más que una o dos bolsas de basura que volaron, las cuales se dirigieron hacia las mujeres y como es de esperarse, les fueron devueltas con demasiada furia. La policía también fue un blanco de ataque: “yo sabía, yo sabía a los violadores los cuida la policía” les cantaban las mujeres a los uniformados.

El resto de la marcha continúo con su recorrido establecido, el cual finalizó en un paseo de compras céntrico llamado “El buen pastor”. Las mujeres de la Comisión organizadora decidieron dar final a la marcha en un lugar cuyo significado histórico fue borrado con la construcción de tal edificio. Allí funcionó un centro clandestino de detención durante la dictadura militar y posteriormente una cárcel para mujeres. Las organizadoras apelaron a no olvidar este lugar para mantener la memoria viva sobre nuestros desaparecidos. Sobre la Avenida Irigoyen, un grupo de jóvenes escribía en la calle una referencia histórica sobre el lugar: “Paseo del torturador”. El grupo de mujeres que durante todo el año estuvieron organizando cada detalle, se abrazaron y lloraron emocionadas por haber cumplido una vez más, otro encuentro de mujeres. La jornada del domingo se cerró con una peña en la cual las mismas escucharon a grupos y bandas, tanto locales como de otros lugares, bailaron y festejaron hasta la madrugada en el Club Juniors.

El lunes fue un día ansiado para todas ya que durante el cierre en el mismo estadio, decidieron por unanimidad que el próximo lugar será Neuquén. El mismo fue elegido y ovacionado entre Capital Federal, Santa fe y Catamarca. El motivo fundamental es adherir a la lucha de las mujeres, la de una en especial que recientemente perdió a su marido docente, Carlos Fuentealba. No es la primera vez, que el encuentro se elige en función de sumarse a una consigna de lucha a nivel nacional. El año pasado se realizó en Jujuy para exigir la libertad de Romina Tejerina. Respecto a la provincia elegida mediante el voto directo de los aplausos, Verónica Palavecino de la seccional de ATEN (Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén) de Senillosa, explicó que: “la propuesta de Neuquén es por el contexto político, por la muerte del compañero Carlos”. La joven docente de 24 años destacó que “hay compañeros que están viendo que en esta situación ya no se puede vivir más. Lo que pasó con Carlos no es casualidad”. Para la joven neuquina, “la invitación es para todas las trabajadoras y para las mujeres en general. Creemos que la participación en Neuquén va a ser importante”.

Un hijo de 22 años

Córdoba es la segunda vez que recibe a las mujeres del Encuentro. La primera oportunidad fue en 1987, cuando unas mil mujeres se reunieron para continuar la experiencia iniciada un año atrás en Capital Federal. Una de las participantes de aquella época fue Ramona Ortiz, conocida como Chela. La capital cordobesa era por entonces muy tradicionalista y católica por lo que fue esencial el “romper estructuras”, según afirmó la mujer. Frente a ese conservadurismo, también se fueron gestando expresiones contrarias al sistema imperante como el Cordobazo del 69. Chela, que fue parte de esa protesta histórica, destacó que de aquel suceso, “ha quedado que si no es a través de luchas no se consiguen las cosas. Todos los procesos de la historia han sido de luchas y han participado las mujeres, cosa que nunca nos han reconocido”.

Ella hoy es una de las integrantes de la Comisión organizadora de Córdoba 2007, una de las “históricas” según la definen sus compañeras. Para definir el encuentro, Chela apeló a una metáfora muy maternal: “nos juntamos y parimos este hijo que hoy tiene 22 años”. Ella explicó que este es un espacio autoconvocado y autogestionado, inédito en el mundo. “No solamente aumentó la cantidad sino también la calidad. Se empezó a despertar una conciencia porque vivimos en un sistema capitalista y patriarcal, en una sociedad machista. Lo lindo es que nos estamos encontrando y eso hace que vayamos creciendo”, agregó Chela.

Por su parte, otra de las organizadoras, Marta Sagadin explicó que estuvieron por proponerse como sede en el Encuentro de Mar del Plata de 2005, pero desistieron para ceder el lugar a Jujuy, destacando la necesidad por entonces de dar una “pelea más de fondo” y pedir la libertad de Romina Tejerina. Marta es una de las tantas militantes feministas que integran los encuentros, nos contó que lucha por la cuestión de género desde los años sesenta. Ella, junto a Chela y tantas otras, conformaron el Movimiento de Mujeres Córdoba a través del cual impulsan la reivindicación de los derechos de las mujeres en la provincia.

Tanto el espacio de la Comisión Organizadora, como el mismo encuentro, son integrados por mujeres provenientes de distintos sectores, jóvenes y adultas. Respecto a esa gran diversidad Marta reconoce que: “Si bien hay cosas que nos diferencian, tenemos objetivos comunes de lucha que hacen a la problemática concreta de la mujer”. Además, destacó que: “la metodología del encuentro es horizontal, la decisión es entre todas”. En los comienzos de la experiencia, la decisión de la nueva sede se realizaba por consenso, en la actualidad ante la presencia multitudinaria de mujeres se hace por aclamación, mediante aplausos.

“En la medida en que van pasando los años, se va adquiriendo conciencia porque se va transmitiendo de boca en boca. Esto ha hecho, con inmenso orgullo, este hijo de 22 años y que lo seguimos manteniendo. Creo que es una bandera que las mujeres no van a abandonar”, sintetizó Chela y agregó, en un plano personal, “la vida para mí no tiene sentido sino es la lucha por la liberación del otro”.

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