Por Infocívica
Tres ONG unieron esfuerzos para inaugurar Arte Popular Indígena. Promueven pagar precios justos y consensuados con los productores, reducir el número de intermediarios, dar continuidad de compra y cuidar el medio ambiente.
A trescientos metros del Teatro Colón, un local en la entrada de una galería sorprende a quien camina por la zona. En sus vidrieras, se muestran hebillas de alpaca y mates de la Patagonia, canastas de fibra de palma elaboradas en Salta, y monederos y bolsos de chaguar, una planta del noroeste argentino, entre muchas otras cosas. El negocio es el flamante emprendimiento de tres organizaciones no gubernamentales que apostaron a difundir la idea del “comercio justo” en pleno centro porteño, a través de la exhibición y venta de artesanías realizadas en distintos puntos del país por comunidades aborígenes y pequeños productores. El espacio permite que desde turistas extranjeros hasta clásicos oficinistas puedan conocer un nuevo mundo de arte y solidaridad.
La tienda “Arte Popular Indígena” es propiedad de la Fundación Silataj, de Buenos Aires, la Asociación Surcos Patagónicos, de Dina Huapi, Río Negro, y la Fundación Niwok , de Formosa, todas integrantes de la Red Argentina de Comercio Justo. Noel Ros, directora de Silataj, que trabaja con comunidades salteñas, cuenta los inicios: “Nosotras somos instituciones amigas, pero no teníamos un local en conjunto. Y entre las tres instituciones pensamos este proyecto. Salió esta posibilidad, nos juntamos y armamos este local céntrico”.
Buenos Aires es una caja de resonancia ineludible. Surcos Patagónicos mantiene el Mercado de la Estepa en las afueras de Bariloche, en donde pequeños productores de toda la región pueden vender sus productos sin intermediarios, con un mínimo descuento para el funcionamiento del predio. Pero los artesanos necesitaban cambiar de escala.
“La idea es tener artículos para divulgar lo que se hace acá. Es como una tarjeta de promoción en Buenos Aires, así la gente sabe que hay una propuesta de economía social en Dina Huapi”, cuenta, desde el sur, Roberto “Bob” Killmeate, presidente de Surcos Patagónicos. Al local de la calle Libertad enviaron productos representativos de lo que hacen los artesanos de la zona, desde tejidos en lana hasta mates y hebillas. “Nosotros elegimos qué productos mandar, pero vamos a ir teniendo en cuenta qué es lo que tiene más salida”, agrega Killmeate.
La tercera pata del proyecto es la Fundación Niwok , de Formosa, con su eje puesto en el trabajo de educación y microemprendimientos con mujeres wichis de aquella provincia. Niwok trabaja con unas 250 personas, muchas de las cuales producen las artesanías que pueblan estantes y vidrieras en la calle Libertad. Allí se destacan los bolsos y monederos hechos con chaguar, una planta fibrosa y con espinas que abunda en el suelo formoseño, pero en zonas alejadas de las ciudades.
¿Qué significa “comercio justo”? “Entre otras cosas, implica pagar un precio justo al productor del bien, consensuándolo con él, y al contado. Y también implica darle continuidad de compra al productor”, explica Ros. La idea es que haya la menor cantidad de intermediarios posibles, ya que de ese modo se rebana la cantidad que llega a los bolsillos del artesano.
Killmeate también plantea que hay que tender hacia algo más amplio que la idea de “comercio justo”. Según él, “hay que hablar de ‘economía social’, que es algo más abarcativo, y que tiene más implicancias, aparte del precio justo que se la paga al productor, como pueden ser el cuidado del ambiente o el apoyo a las cooperativas”.
Como un primer paso en esa dirección, el local de la calle Libertad sirve como punto de enlace entre consumidores responsables socialmente y artesanos desperdigados por el resto del país. Por caso, al comprar un tejido wichí, se ayuda al mantenimiento de ese espacio y a que una mujer de Formosa reciba una retribución adecuada por su trabajo.
La inauguración oficial del local fue el 28 de septiembre pasado. Como todo comienzo, los primeros tiempos son cuesta arriba. El predio donde funciona la tienda fue obtenido a través de un particular que lo cedió en comodato, pero, de todos modos, los gastos fijos son una presencia inevitable.
“Hasta que arrancás, cuesta. Las ventas varían según los días. Este mes no fue demasiado brillante, pero va queriendo”, revela Ros. De acuerdo a la directora de Silataj, el público que compra es muy variado. “Hay bastantes extranjeros, que pasan ocasionalmente por la puerta, y les llama mucho la atención lo que ven, y les encanta. También viene gente del barrio, pero hacer que te conozcan lleva más tiempo”, agrega. En Silataj tienen experiencia en conocer al público porteño, ya que tienen otro local exclusivo en Vuelta de Obligado 1933, en el barrio de Belgrano.
En un año, las ONG evaluarán pros y contras de este nuevo centro de venta en plena Capital Federal. “Por ahora no estamos cubriendo los costos, pero recién es el principio. Le pensamos meter para adelante. Lo importante es tratar de vender para que la gente tenga su fuente de trabajo y su autonomía”, anticipa Ros. Por su parte, Killmeate asegura: “Lo que más me entusiasma es la difusión de que otra economía es posible. En Buenos Aires hay que instalar el tema de la economía social”. Mientras tanto, tejidos y adornos hechos por artesanos de todo el país aguardan compradores solidarios que los lleven a nuevos destinos.
Para mayor información, comuníquese con la Fundación Niwok al (03711) 156-14186187; con la organización Surcos Patagónicos, al (02944) 468381 o con la Fundación Silataj al 4785-8371 o a silataj@interprov.com. La tienda funciona en la calle Libertad y su teléfono es (011) 4816-4351.
Tres ONG unieron esfuerzos para inaugurar Arte Popular Indígena. Promueven pagar precios justos y consensuados con los productores, reducir el número de intermediarios, dar continuidad de compra y cuidar el medio ambiente.
A trescientos metros del Teatro Colón, un local en la entrada de una galería sorprende a quien camina por la zona. En sus vidrieras, se muestran hebillas de alpaca y mates de la Patagonia, canastas de fibra de palma elaboradas en Salta, y monederos y bolsos de chaguar, una planta del noroeste argentino, entre muchas otras cosas. El negocio es el flamante emprendimiento de tres organizaciones no gubernamentales que apostaron a difundir la idea del “comercio justo” en pleno centro porteño, a través de la exhibición y venta de artesanías realizadas en distintos puntos del país por comunidades aborígenes y pequeños productores. El espacio permite que desde turistas extranjeros hasta clásicos oficinistas puedan conocer un nuevo mundo de arte y solidaridad.
La tienda “Arte Popular Indígena” es propiedad de la Fundación Silataj, de Buenos Aires, la Asociación Surcos Patagónicos, de Dina Huapi, Río Negro, y la Fundación Niwok , de Formosa, todas integrantes de la Red Argentina de Comercio Justo. Noel Ros, directora de Silataj, que trabaja con comunidades salteñas, cuenta los inicios: “Nosotras somos instituciones amigas, pero no teníamos un local en conjunto. Y entre las tres instituciones pensamos este proyecto. Salió esta posibilidad, nos juntamos y armamos este local céntrico”.
Buenos Aires es una caja de resonancia ineludible. Surcos Patagónicos mantiene el Mercado de la Estepa en las afueras de Bariloche, en donde pequeños productores de toda la región pueden vender sus productos sin intermediarios, con un mínimo descuento para el funcionamiento del predio. Pero los artesanos necesitaban cambiar de escala.
“La idea es tener artículos para divulgar lo que se hace acá. Es como una tarjeta de promoción en Buenos Aires, así la gente sabe que hay una propuesta de economía social en Dina Huapi”, cuenta, desde el sur, Roberto “Bob” Killmeate, presidente de Surcos Patagónicos. Al local de la calle Libertad enviaron productos representativos de lo que hacen los artesanos de la zona, desde tejidos en lana hasta mates y hebillas. “Nosotros elegimos qué productos mandar, pero vamos a ir teniendo en cuenta qué es lo que tiene más salida”, agrega Killmeate.
La tercera pata del proyecto es la Fundación Niwok , de Formosa, con su eje puesto en el trabajo de educación y microemprendimientos con mujeres wichis de aquella provincia. Niwok trabaja con unas 250 personas, muchas de las cuales producen las artesanías que pueblan estantes y vidrieras en la calle Libertad. Allí se destacan los bolsos y monederos hechos con chaguar, una planta fibrosa y con espinas que abunda en el suelo formoseño, pero en zonas alejadas de las ciudades.
¿Qué significa “comercio justo”? “Entre otras cosas, implica pagar un precio justo al productor del bien, consensuándolo con él, y al contado. Y también implica darle continuidad de compra al productor”, explica Ros. La idea es que haya la menor cantidad de intermediarios posibles, ya que de ese modo se rebana la cantidad que llega a los bolsillos del artesano.
Killmeate también plantea que hay que tender hacia algo más amplio que la idea de “comercio justo”. Según él, “hay que hablar de ‘economía social’, que es algo más abarcativo, y que tiene más implicancias, aparte del precio justo que se la paga al productor, como pueden ser el cuidado del ambiente o el apoyo a las cooperativas”.
Como un primer paso en esa dirección, el local de la calle Libertad sirve como punto de enlace entre consumidores responsables socialmente y artesanos desperdigados por el resto del país. Por caso, al comprar un tejido wichí, se ayuda al mantenimiento de ese espacio y a que una mujer de Formosa reciba una retribución adecuada por su trabajo.
La inauguración oficial del local fue el 28 de septiembre pasado. Como todo comienzo, los primeros tiempos son cuesta arriba. El predio donde funciona la tienda fue obtenido a través de un particular que lo cedió en comodato, pero, de todos modos, los gastos fijos son una presencia inevitable.
“Hasta que arrancás, cuesta. Las ventas varían según los días. Este mes no fue demasiado brillante, pero va queriendo”, revela Ros. De acuerdo a la directora de Silataj, el público que compra es muy variado. “Hay bastantes extranjeros, que pasan ocasionalmente por la puerta, y les llama mucho la atención lo que ven, y les encanta. También viene gente del barrio, pero hacer que te conozcan lleva más tiempo”, agrega. En Silataj tienen experiencia en conocer al público porteño, ya que tienen otro local exclusivo en Vuelta de Obligado 1933, en el barrio de Belgrano.
En un año, las ONG evaluarán pros y contras de este nuevo centro de venta en plena Capital Federal. “Por ahora no estamos cubriendo los costos, pero recién es el principio. Le pensamos meter para adelante. Lo importante es tratar de vender para que la gente tenga su fuente de trabajo y su autonomía”, anticipa Ros. Por su parte, Killmeate asegura: “Lo que más me entusiasma es la difusión de que otra economía es posible. En Buenos Aires hay que instalar el tema de la economía social”. Mientras tanto, tejidos y adornos hechos por artesanos de todo el país aguardan compradores solidarios que los lleven a nuevos destinos.
Para mayor información, comuníquese con la Fundación Niwok al (03711) 156-14186187; con la organización Surcos Patagónicos, al (02944) 468381 o con la Fundación Silataj al 4785-8371 o a silataj@interprov.com. La tienda funciona en la calle Libertad y su teléfono es (011) 4816-4351.
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