Enviado por Esteban Blanco
Tomado de "Puntualmente Noticias", del Lic. Alberto Avila
Buenos Aires - 1º de Diciembre de 2007 – Para PUNTUALMENTE - Amanecí la mañana del viernes 30 con esta insólita noticia:
La legislatura de la provincia argentina de Río Negro aprobó una inédita ley de "muerte digna" que autoriza a enfermos terminales a rechazar tratamientos médicos traumáticos que le causen dolor y sufrimiento, aunque sin permitir la eutanasia, informó una fuente legislativa.
La ley fue sancionada la noche del jueves 29 de noviembre por la Legislatura provincial de ésta provincia del sur argentino. Y se venía examinado parlamentariamente desde mediados de año, momento en el cual estalló un fuerte debate, principalmente de parte del cristianismo.
"La muerte digna no debe confundirse con la eutanasia, que es la muerte inducida del paciente, sino que se trata de poner límites terapéuticos para continuar (con los tratamientos) o directamente no iniciarlos cuando prolongan innecesariamente la vida de un enfermo Terminal" , dijo la diputada oficialista Marta Milesi, autora de la iniciativa.
La nueva norma permitirá a los pacientes rechazar todo tipo de tratamiento que les produzca sufrimiento o dolor, pero sólo en el territorio de Río Negro, un distrito de la extensa Patagonia, la región sur del país………
… mi estupor duró varios minutos "muerte digna" (?!)…
Las ideas se agolpaban en mi mente de una manera in tempestuosa: ¿Los legisladores, los gobernantes, tendrán la mínima idea de lo que quieren decir con "muerte digna"? ¿Muchos estados y provincias ni siquiera pueden garantizar una "vida digna" podrán hacerlo con la muerte? ¿Rechazar todo lo que produzca sufrimiento y dolor?...
¡Qué subyugante fantasía! Como si el dolor, el sufrimiento y la muerte, no formaran parte de la vida humana desde el mismo nacimiento. Entre dolores de parto de nuestra madre es que nacemos y la muerte es el destino inevitable de todo ser humano como culminación prevista, aunque incierta, de la vida. Ahora ¿Nos querrán hacer creer, que dolor y sufrimiento son obstáculos que podemos sortear a voluntad? Que mentira tan grande, estos son dimensiones mismas de la vida. El miedo al dolor y a la muerte son algo natural e instintivo del hombre, pero no puede convertirse en obsesión y con seguridad mucho menos en "legislación" el tratar de evitarlos.
Coincido en algo con las inquietudes de quienes legislan: Es bueno luchar por vencer la enfermedad. Pero creo que no es bueno eliminar seres humanos enfermos para que no sufran…
Es bueno luchar en favor de la vida contra la muerte, y no es bueno, porque no es realista, rechazar la muerte como si se pudiera evitar. Lo que podríamos entender como una muerte digna no consiste sólo en la ausencia de aflicciones, sino que nace de la grandeza de ánimo de quien se enfrenta a ella. Es lógico y conveniente que, ante la muerte, el protagonista ha de afrontarlo en las condiciones más llevaderas posibles, tanto desde el punto de vista del dolor físico como del sufrimiento moral. Los analgésicos y la medicina, y el consuelo, la compañía, el calor humano y el auxilio espiritual, por otro, son los medios que enaltecen la dignidad de la muerte de un ser humano que siempre, aun en el umbral de partida, conserva la misma dignidad.
Cuidado porque confunden apresuradamente, la dignidad de la vida y la dignidad de la persona. Por eso conforme nos enseña la Biblia, Dios no hace acepción de personas, por lo que es tan digna la vida de un deficiente mental como la de un premio Nobel.
En las sociedades primitivas se eliminaban las vidas consideradas inútiles (ancianos y minusválidos). Gracias al cristianismo se erradicó este problema hasta el siglo XX, hoy siglo XXI pretenden legalizar la eutanasia y el primer paso (encubierto) es la "muerte digna"
A quienes tenemos una relación personal con nuestro Señor Jesucristo, con el Creador, la fe nos hace tener presente a un Dios Todopoderoso que ama a cada hombre, que su cuidado tiene una finalidad y es compatible con la existencia del dolor, el sufrimiento, y aún con la muerte, y nos ayuda -aunque no entendamos- a ver sentido en el dolor.
Cristo explicó que el dolor no se trata de un castigo divino (Jn 9: 2-4), y el mismo, sufriendo de manera extrema en una cruz del calvario, lo convirtió en el máximo bien para la humanidad.
Imitando a Cristo, podemos encontrar sentido al dolor convirtiéndolo, junto a la esperanza de la vida eterna, en fuente de amor y de superación de uno mismo, uniéndonos en un mismo espíritu con el sufrimiento de Cristo, que prometió la bienaventuranza a los que sufren…
Cristo no fue un teórico teorizó sobre el dolor y el sufrimiento: amó y consoló a los que sufren y El mismo sufrió hasta la muerte y muerte de cruz. Nosotros, cada uno como miembros de Su Cuerpo, la Iglesia de Cristo, tenemos la misión de aportar a nuestro prójimo una vocación de entrega y servicio, en especial hacia los que sufren.
Por eso me pregunto y le pregunto a Usted: ¿Dónde está la dignidad en la "muerte digna"? finalmente un escapismo más de esta sociedad hedonista…
Aceptemos el dolor y la muerte con la visión sobrenatural de los hijos de Dios, uniéndonos a Cristo, sabiendo que tras la muerte, nos espera el abrazo del Padre Celestial.
Ayudemos al que sufre: aportando desde una sonrisa, hasta la dedicación de tiempo, y cientos de cosas que podemos hacer desde nuestra posición de siervos de Dios, para aliviar el dolor ajeno y ayudar al que lo padece a sacar amor y alegría profunda, y esa paz se sobrepasa todo entendimiento, y no odio, tristeza y escapismo.
Oremos por los que sufren, por quienes los atienden, por los profesionales de la salud, por los políticos y legisladores en cuyas manos está legislar a favor de la vida y no de la muerte, en la certeza de que esto es lo que aportará dignidad a los que sufren. La oración es nuestra arma más poderosa y eficaz.
Recibamos con el Amor de Cristo, con afecto y naturalidad en la familia a los miembros dolientes, deficientes, enfermos o moribundos aunque eso suponga también un sacrificio.
Breguemos como iglesia cristiana evangélica, para tener una mayor presencia en los medios de comunicación, donde podamos expresar nuestras convicciones sobre el dolor, la muerte y nuestra alternativa a la "eutanasia enmascarada y homicida", el amor y el poder de Dios.
Para PUNTUALMENTE Noticias
Alberto Avila
--
Esteban Blanco
Esquel
Argentina
Tomado de "Puntualmente Noticias", del Lic. Alberto Avila
Buenos Aires - 1º de Diciembre de 2007 – Para PUNTUALMENTE - Amanecí la mañana del viernes 30 con esta insólita noticia:
La legislatura de la provincia argentina de Río Negro aprobó una inédita ley de "muerte digna" que autoriza a enfermos terminales a rechazar tratamientos médicos traumáticos que le causen dolor y sufrimiento, aunque sin permitir la eutanasia, informó una fuente legislativa.
La ley fue sancionada la noche del jueves 29 de noviembre por la Legislatura provincial de ésta provincia del sur argentino. Y se venía examinado parlamentariamente desde mediados de año, momento en el cual estalló un fuerte debate, principalmente de parte del cristianismo.
"La muerte digna no debe confundirse con la eutanasia, que es la muerte inducida del paciente, sino que se trata de poner límites terapéuticos para continuar (con los tratamientos) o directamente no iniciarlos cuando prolongan innecesariamente la vida de un enfermo Terminal" , dijo la diputada oficialista Marta Milesi, autora de la iniciativa.
La nueva norma permitirá a los pacientes rechazar todo tipo de tratamiento que les produzca sufrimiento o dolor, pero sólo en el territorio de Río Negro, un distrito de la extensa Patagonia, la región sur del país………
… mi estupor duró varios minutos "muerte digna" (?!)…
Las ideas se agolpaban en mi mente de una manera in tempestuosa: ¿Los legisladores, los gobernantes, tendrán la mínima idea de lo que quieren decir con "muerte digna"? ¿Muchos estados y provincias ni siquiera pueden garantizar una "vida digna" podrán hacerlo con la muerte? ¿Rechazar todo lo que produzca sufrimiento y dolor?...
¡Qué subyugante fantasía! Como si el dolor, el sufrimiento y la muerte, no formaran parte de la vida humana desde el mismo nacimiento. Entre dolores de parto de nuestra madre es que nacemos y la muerte es el destino inevitable de todo ser humano como culminación prevista, aunque incierta, de la vida. Ahora ¿Nos querrán hacer creer, que dolor y sufrimiento son obstáculos que podemos sortear a voluntad? Que mentira tan grande, estos son dimensiones mismas de la vida. El miedo al dolor y a la muerte son algo natural e instintivo del hombre, pero no puede convertirse en obsesión y con seguridad mucho menos en "legislación" el tratar de evitarlos.
Coincido en algo con las inquietudes de quienes legislan: Es bueno luchar por vencer la enfermedad. Pero creo que no es bueno eliminar seres humanos enfermos para que no sufran…
Es bueno luchar en favor de la vida contra la muerte, y no es bueno, porque no es realista, rechazar la muerte como si se pudiera evitar. Lo que podríamos entender como una muerte digna no consiste sólo en la ausencia de aflicciones, sino que nace de la grandeza de ánimo de quien se enfrenta a ella. Es lógico y conveniente que, ante la muerte, el protagonista ha de afrontarlo en las condiciones más llevaderas posibles, tanto desde el punto de vista del dolor físico como del sufrimiento moral. Los analgésicos y la medicina, y el consuelo, la compañía, el calor humano y el auxilio espiritual, por otro, son los medios que enaltecen la dignidad de la muerte de un ser humano que siempre, aun en el umbral de partida, conserva la misma dignidad.
Cuidado porque confunden apresuradamente, la dignidad de la vida y la dignidad de la persona. Por eso conforme nos enseña la Biblia, Dios no hace acepción de personas, por lo que es tan digna la vida de un deficiente mental como la de un premio Nobel.
En las sociedades primitivas se eliminaban las vidas consideradas inútiles (ancianos y minusválidos). Gracias al cristianismo se erradicó este problema hasta el siglo XX, hoy siglo XXI pretenden legalizar la eutanasia y el primer paso (encubierto) es la "muerte digna"
A quienes tenemos una relación personal con nuestro Señor Jesucristo, con el Creador, la fe nos hace tener presente a un Dios Todopoderoso que ama a cada hombre, que su cuidado tiene una finalidad y es compatible con la existencia del dolor, el sufrimiento, y aún con la muerte, y nos ayuda -aunque no entendamos- a ver sentido en el dolor.
Cristo explicó que el dolor no se trata de un castigo divino (Jn 9: 2-4), y el mismo, sufriendo de manera extrema en una cruz del calvario, lo convirtió en el máximo bien para la humanidad.
Imitando a Cristo, podemos encontrar sentido al dolor convirtiéndolo, junto a la esperanza de la vida eterna, en fuente de amor y de superación de uno mismo, uniéndonos en un mismo espíritu con el sufrimiento de Cristo, que prometió la bienaventuranza a los que sufren…
Cristo no fue un teórico teorizó sobre el dolor y el sufrimiento: amó y consoló a los que sufren y El mismo sufrió hasta la muerte y muerte de cruz. Nosotros, cada uno como miembros de Su Cuerpo, la Iglesia de Cristo, tenemos la misión de aportar a nuestro prójimo una vocación de entrega y servicio, en especial hacia los que sufren.
Por eso me pregunto y le pregunto a Usted: ¿Dónde está la dignidad en la "muerte digna"? finalmente un escapismo más de esta sociedad hedonista…
Aceptemos el dolor y la muerte con la visión sobrenatural de los hijos de Dios, uniéndonos a Cristo, sabiendo que tras la muerte, nos espera el abrazo del Padre Celestial.
Ayudemos al que sufre: aportando desde una sonrisa, hasta la dedicación de tiempo, y cientos de cosas que podemos hacer desde nuestra posición de siervos de Dios, para aliviar el dolor ajeno y ayudar al que lo padece a sacar amor y alegría profunda, y esa paz se sobrepasa todo entendimiento, y no odio, tristeza y escapismo.
Oremos por los que sufren, por quienes los atienden, por los profesionales de la salud, por los políticos y legisladores en cuyas manos está legislar a favor de la vida y no de la muerte, en la certeza de que esto es lo que aportará dignidad a los que sufren. La oración es nuestra arma más poderosa y eficaz.
Recibamos con el Amor de Cristo, con afecto y naturalidad en la familia a los miembros dolientes, deficientes, enfermos o moribundos aunque eso suponga también un sacrificio.
Breguemos como iglesia cristiana evangélica, para tener una mayor presencia en los medios de comunicación, donde podamos expresar nuestras convicciones sobre el dolor, la muerte y nuestra alternativa a la "eutanasia enmascarada y homicida", el amor y el poder de Dios.
Para PUNTUALMENTE Noticias
Alberto Avila
--
Esteban Blanco
Esquel
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