Por Osvaldo Alberto González Salinas *
En la última sesión del año, el pasado 27 de diciembre, el Concejo Deliberante trató el Presupuesto Municipal para el año 2008.
No se trata sólo de números. El Presupuesto anual es la decisión tal vez más importante para cualquier gobierno, ya sea nacional, provincial o municipal, porque el mismo contiene todas las obras y acciones programadas para el año que se inicia y con qué recursos se piensa solventarlas. Está compuesto por una voluminosa cantidad de planillas en las cuales se detalla todo el movimiento de ingresos y egresos previstos para el año.
Es por eso que el verdadero plan de gobierno no debe buscarse tanto en los discursos de las autoridades sino en el Presupuesto. Porque, guste o no, las obras y acciones estatales se realizan con recursos económicos y no sólo con palabras.
Quien sabe leer el Presupuesto puede conocer cuál es el plan de gobierno que nos espera para el año que se inicia.
Por tratarse de fondos públicos, la Constitución y las leyes exigen que el Presupuesto sea discutido y aprobado por los representantes del pueblo, que es quien aporta los fondos a través de los impuestos.
En el caso de los Municipios, el órgano que representa a los Vecinos es el Concejo Deliberante.
Para ello, el Departamento Ejecutivo (el Intendente y sus Secretarios) todos los años debe formular el proyecto de Presupuesto para el año siguiente y remitirlo al Concejo Deliberante antes del 31 de octubre, para que éste tenga la oportunidad de analizarlo en sus comisiones, debatirlo, intercambiar ideas con el Departamento Ejecutivo y, finalmente sancionar la ordenanza pertinente.
Sin la probación del Concejo el Ejecutivo no puede disponer de los dineros públicos. Como tampoco puede usar esos dineros para fines distintos de los fijados en el Presupuesto debidamente aprobado por los representantes del pueblo. Si lo hiciera cometería el delito de malversación.
De allí la importancia de efectuar un análisis serio y a conciencia por parte de los concejales. Y el peligro que significa votar un Presupuesto, como se hizo el 27 de diciembre, prácticamente a libro cerrado, sin posibilidad alguna de discutirlo en profundidad.
Porque, a pesar de la clara disposición legal en cuanto que el Presupuesto debe ser remitido al Concejo antes del 31 de octubre, al momento en que asumimos los nuevos concejales (10 de diciembre de 2007) no sólo no había ingresado el proyecto para su análisis sino que, en ese momento, todavía no estaba terminado.
El proyecto ingresó recién, formalmente, el viernes 14 de diciembre y los concejales pudimos contar con las copias para su lectura el lunes 17, lo que nos dejó tan sólo cinco días hábiles hasta la sesión en que fue tratado y aprobado.
¿Cómo puede seriamente analizarse, debatirse y aportar opiniones en ese lapso, cuando la Ley prevé que para ello el Concejo debe contar con dos meses: desde el 31 de octubre hasta el 31 de diciembre?
¿Quién puede creer que, en sólo cinco días de trabajo, los concejales que tenemos voluntad de trabajar seriamente, nos interioricemos del Presupuesto de todo el año 2008 como para estar en condiciones de debatirlo?
El proceso presupuestario es un trabajo de a dos: el Departamento Ejecutivo lo formula y el Concejo Deliberante lo analiza, discute las modificaciones que estime convenientes y, finalmente, lo sanciona para que, por último, el Ejecutivo lo promulgue.
Es este juego dialéctico la expresión más cabal de la democracia que, recordemos, significa "gobierno del pueblo". Y cuando decimos "pueblo" debemos pensar en que la opinión de todos cuenta.
Porque democracia es, más que nada, la capacidad de la mayoría de saber escuchar las voces disonantes de las minorías. Y no el privilegio de imponerse por la fuerza de los votos.
Por ello es que en la sesión del 27 de diciembre el Frente Vecinal Esquel no sumó su voto a quienes aprobaron el proyecto de Presupuesto recibido del Ejecutivo.
Porque no vamos a votar sin información. No podemos votar sin debate. No aceptamos de ninguna manera "acompañar" al Intendente aprobándole el Presupuesto que propone, con el argumento de que "es lo que la gente votó".
Nos parece un razonamiento pueril.
Porque de ser así, no necesitaríamos Concejo Deliberante: el que gana gobierna y los demás se van a su casa.
Pero una democracia no funciona así, porque tenemos derecho los vecinos que no pensamos como el partido gobernante a expresar nuestras discrepancias. Precisamente es en el Concejo donde deben oírse todas las voces: la de la mayoría pero también la de todos aquellos vecinos que esperan algo distinto de la política y, por ello, votaron por otras opciones.
Con ese pensamiento es que expusimos nuestra posición en la sesión del 27 de diciembre, aun sabiendo de antemano que el oficialismo impondría el peso de sus votos y que el Presupuesto saldría aprobado tal como vino de la Intendencia, sin cambiarle ni una coma, como lamentablemente ocurrió.
Las pocas cifras que alcanzamos a analizar en profundidad nos permite decir que este Presupuesto no nos autoriza a ser muy optimistas. Las comentaremos en la segunda parte de estas reflexiones.
Con el argumento de la urgencia, el bloque del partido gobernante colocó a todo el Concejo ante la disyuntiva de votar por sí o por no un Presupuesto que casi no tuvimos tiempo de leer y mucho menos de analizar seriamente.
¿Con qué derecho, si el Intendente se tomó mayor tiempo que el establecido por la ley y entregó el proyecto con un mes y medio de demora, se pretende que los concejales realicemos nuestra tarea en cinco días cuando esa misma ley nos otorga dos meses?
Me dio la impresión que el partido gobernante no le da la importancia que realmente tiene a la función del Concejo Deliberante y que se ve al tratamiento presupuestario como una mera formalidad legal que debe cumplirse.
Así no vamos por buen camino. Así no se construye ciudadanía. No se mejora la calidad institucional. No se jerarquiza al Concejo Deliberante, como tantas veces hemos oído de boca de los representantes del oficialismo.
¿De qué Presupuesto participativo hablamos si no nos dejaron participar ni siquiera a los concejales en su elaboración?
Quiero creer que han actuado así por acostumbramiento y no intencionalmente. Y que el tiempo irá mejorando la convivencia democrática. Entretanto, no dejaremos de señalar lo que pensamos para no caer, nosotros también, en ese acostumbramiento y que poco a poco se convierta en resignación.
Porque esa es también nuestra tarea. Los concejales no oficialistas debemos hacer el esfuerzo (que no es poco) de sabernos en inferioridad numérica y, así y todo, seguir diciendo lo que pensamos. Porque estamos convencidos de que nuestras propuestas van a aportar al trabajo común en pos de un Esquel mejor.
Falta ahora que los concejales de la mayoría hagan el esfuerzo de escuchar a quienes no opinamos igual. Tal vez descubran que no somos el enemigo.
* Concejal Frente Vecinal Esquel
D.N.I. 10.550.077
En la última sesión del año, el pasado 27 de diciembre, el Concejo Deliberante trató el Presupuesto Municipal para el año 2008.
No se trata sólo de números. El Presupuesto anual es la decisión tal vez más importante para cualquier gobierno, ya sea nacional, provincial o municipal, porque el mismo contiene todas las obras y acciones programadas para el año que se inicia y con qué recursos se piensa solventarlas. Está compuesto por una voluminosa cantidad de planillas en las cuales se detalla todo el movimiento de ingresos y egresos previstos para el año.
Es por eso que el verdadero plan de gobierno no debe buscarse tanto en los discursos de las autoridades sino en el Presupuesto. Porque, guste o no, las obras y acciones estatales se realizan con recursos económicos y no sólo con palabras.
Quien sabe leer el Presupuesto puede conocer cuál es el plan de gobierno que nos espera para el año que se inicia.
Por tratarse de fondos públicos, la Constitución y las leyes exigen que el Presupuesto sea discutido y aprobado por los representantes del pueblo, que es quien aporta los fondos a través de los impuestos.
En el caso de los Municipios, el órgano que representa a los Vecinos es el Concejo Deliberante.
Para ello, el Departamento Ejecutivo (el Intendente y sus Secretarios) todos los años debe formular el proyecto de Presupuesto para el año siguiente y remitirlo al Concejo Deliberante antes del 31 de octubre, para que éste tenga la oportunidad de analizarlo en sus comisiones, debatirlo, intercambiar ideas con el Departamento Ejecutivo y, finalmente sancionar la ordenanza pertinente.
Sin la probación del Concejo el Ejecutivo no puede disponer de los dineros públicos. Como tampoco puede usar esos dineros para fines distintos de los fijados en el Presupuesto debidamente aprobado por los representantes del pueblo. Si lo hiciera cometería el delito de malversación.
De allí la importancia de efectuar un análisis serio y a conciencia por parte de los concejales. Y el peligro que significa votar un Presupuesto, como se hizo el 27 de diciembre, prácticamente a libro cerrado, sin posibilidad alguna de discutirlo en profundidad.
Porque, a pesar de la clara disposición legal en cuanto que el Presupuesto debe ser remitido al Concejo antes del 31 de octubre, al momento en que asumimos los nuevos concejales (10 de diciembre de 2007) no sólo no había ingresado el proyecto para su análisis sino que, en ese momento, todavía no estaba terminado.
El proyecto ingresó recién, formalmente, el viernes 14 de diciembre y los concejales pudimos contar con las copias para su lectura el lunes 17, lo que nos dejó tan sólo cinco días hábiles hasta la sesión en que fue tratado y aprobado.
¿Cómo puede seriamente analizarse, debatirse y aportar opiniones en ese lapso, cuando la Ley prevé que para ello el Concejo debe contar con dos meses: desde el 31 de octubre hasta el 31 de diciembre?
¿Quién puede creer que, en sólo cinco días de trabajo, los concejales que tenemos voluntad de trabajar seriamente, nos interioricemos del Presupuesto de todo el año 2008 como para estar en condiciones de debatirlo?
El proceso presupuestario es un trabajo de a dos: el Departamento Ejecutivo lo formula y el Concejo Deliberante lo analiza, discute las modificaciones que estime convenientes y, finalmente, lo sanciona para que, por último, el Ejecutivo lo promulgue.
Es este juego dialéctico la expresión más cabal de la democracia que, recordemos, significa "gobierno del pueblo". Y cuando decimos "pueblo" debemos pensar en que la opinión de todos cuenta.
Porque democracia es, más que nada, la capacidad de la mayoría de saber escuchar las voces disonantes de las minorías. Y no el privilegio de imponerse por la fuerza de los votos.
Por ello es que en la sesión del 27 de diciembre el Frente Vecinal Esquel no sumó su voto a quienes aprobaron el proyecto de Presupuesto recibido del Ejecutivo.
Porque no vamos a votar sin información. No podemos votar sin debate. No aceptamos de ninguna manera "acompañar" al Intendente aprobándole el Presupuesto que propone, con el argumento de que "es lo que la gente votó".
Nos parece un razonamiento pueril.
Porque de ser así, no necesitaríamos Concejo Deliberante: el que gana gobierna y los demás se van a su casa.
Pero una democracia no funciona así, porque tenemos derecho los vecinos que no pensamos como el partido gobernante a expresar nuestras discrepancias. Precisamente es en el Concejo donde deben oírse todas las voces: la de la mayoría pero también la de todos aquellos vecinos que esperan algo distinto de la política y, por ello, votaron por otras opciones.
Con ese pensamiento es que expusimos nuestra posición en la sesión del 27 de diciembre, aun sabiendo de antemano que el oficialismo impondría el peso de sus votos y que el Presupuesto saldría aprobado tal como vino de la Intendencia, sin cambiarle ni una coma, como lamentablemente ocurrió.
Las pocas cifras que alcanzamos a analizar en profundidad nos permite decir que este Presupuesto no nos autoriza a ser muy optimistas. Las comentaremos en la segunda parte de estas reflexiones.
Con el argumento de la urgencia, el bloque del partido gobernante colocó a todo el Concejo ante la disyuntiva de votar por sí o por no un Presupuesto que casi no tuvimos tiempo de leer y mucho menos de analizar seriamente.
¿Con qué derecho, si el Intendente se tomó mayor tiempo que el establecido por la ley y entregó el proyecto con un mes y medio de demora, se pretende que los concejales realicemos nuestra tarea en cinco días cuando esa misma ley nos otorga dos meses?
Me dio la impresión que el partido gobernante no le da la importancia que realmente tiene a la función del Concejo Deliberante y que se ve al tratamiento presupuestario como una mera formalidad legal que debe cumplirse.
Así no vamos por buen camino. Así no se construye ciudadanía. No se mejora la calidad institucional. No se jerarquiza al Concejo Deliberante, como tantas veces hemos oído de boca de los representantes del oficialismo.
¿De qué Presupuesto participativo hablamos si no nos dejaron participar ni siquiera a los concejales en su elaboración?
Quiero creer que han actuado así por acostumbramiento y no intencionalmente. Y que el tiempo irá mejorando la convivencia democrática. Entretanto, no dejaremos de señalar lo que pensamos para no caer, nosotros también, en ese acostumbramiento y que poco a poco se convierta en resignación.
Porque esa es también nuestra tarea. Los concejales no oficialistas debemos hacer el esfuerzo (que no es poco) de sabernos en inferioridad numérica y, así y todo, seguir diciendo lo que pensamos. Porque estamos convencidos de que nuestras propuestas van a aportar al trabajo común en pos de un Esquel mejor.
Falta ahora que los concejales de la mayoría hagan el esfuerzo de escuchar a quienes no opinamos igual. Tal vez descubran que no somos el enemigo.
* Concejal Frente Vecinal Esquel
D.N.I. 10.550.077
1 Comentá esta nota:
No puedo sino acompañar vehementemente las apreciaciones del contador Gonzalez Salinas en su nota "El presupuesto es mucho más que números". Lamentablemente, esta clase de prácticas no son sólo reiteradas en prácticamente todos los niveles de gestión, desde el nacional al municipal, sino que parecen ser la norma.
La pluralidad de miradas y el análisis serio y consistente por parte de las distintas corrientes políticas que integran el Consejo Deliberante en representación de la ciudadanía es absolutamente indispensable, a la vez que obligatorio.
Es entonces no sólo preocupante e indignante sino hasta intimidatorio que se realicen esta clase de procedimientos invocando y haciendo prevalecer el peso del número, para aprobar tanto el monto como el destino y la aplicación de los fondos públicos, si se tiene en cuenta que se trata de un proceso que de una u otra manera, directa o indirectamente incide sobre la calidad de vida de todos los habitantes de la ciudad.
Lamento (aunque con lamentarse no alcanza!) que no se pueda actuar de una forma democráticamente más madura, entendiendo por tal (entre otras consideraciones que hacen a tal madurez) el respeto al disenso y el aliento de una construcción genuinamente participativa, que deberían ser (puesto que evidentemente no lo son) en este caso posiblemente más que ningun otro, no sólo necesarias sino absolutamente imprescindibles.
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