jueves, abril 17, 2008

La historia de los dibujos y la política argentina


Enviado por Patria y Pueblo - Trelew

Ricardo Craván

Cuando era un niño frecuentaba un quiosco de revistas que quedaba justo al lado de mi casa. Allí, durante horas, en los días y horas que no iba a la escuela, leía de todo, desde Mecánica popular hasta Todo es historia. En una de esas revistas, precisamente en Primera plana, había un dibujo, de Flax, seudónimo de Lino Palacio, en el que Illia, entonces Presidente de la República, aparecía retratado (mejor, caricaturizado) como un ser abúlico, incapaz de la más mínima acción ante los acontecimientos. Si bien dijo alguna vez Landrú, un verdadero especialista en el humor político, cuando el humor está hecho con dignidad, nadie tiene por qué ofenderse, esos dibujos, difundidos por un medio por aquellos años de gran tirada y venta, ayudaron a la instalación de una imagen. Aquí no puedo si no preguntarme por la inocencia de tales labores, por la inocuidad de esas imágenes en un momento histórico extremadamente complejo marcado por la inestabilidad política, los golpes militares. Y también por la dignidad de los dibujantes y editores.

En una reseña histórica, Daniel Horacio Mazzei (Historia de Revistas Argentinas, Tomo I): Cuando el 28 de junio de 1966 las Fuerzas Armadas tomaron el poder en reemplazo del Dr. Arturo Illia, los argentinos sabían que el general Juan Carlos Onganía sería el próximo presidente de la Nación. Conocían, también, muchos de los detalles del golpe cívico-militar que desde hacía varios meses se había vuelto inexorable. Toda la bibliografía sobre este tema adjudica ese conocimiento a una amplia campaña de acción psicológica que acompañó al golpe cívico- militar. Los autores identifican al semanario de información más prestigioso de aquellos tiempos, Primera Plana, como punta de lanza de dicha campaña. Este, y el resto de los dibujos, lejos de conformar un mero ejercicio de humor político, deben encuadrarse así dentro de un proyecto no crítico si no directamente golpista.

Primera Plana apareció el 7 de noviembre de 1962, estaba dirigida por Jacobo Timermann, y su cronología tiene dos etapas: la primera, desde el número inaugural hasta la llegada de Illia a la presidencia, abogó por la conformación del Frente Nacional y Popular; luego, desde octubre de 1963, se pasó al bando de los azules, en carácter no de vocero oficial pero visiblemente próximo a ese bando del ejército. En la redacción nombres luego conocidos en el ambiente del periodismo: Tomas Eloy Martínez, Ramiro de Casasbellas, Osiris Troiani, Ernesto Schóo, Roberto Aizcorbe, Hugo Gambini. Agrega el propio Mazzei: En el caso de Primera Plana merecen destacarse los editoriales de Mariano Grondona, los artículos de política nacional que atacaban los pilares sobre los que se asentaba el prestigio del gobierno, la campaña maccartista, y la utilización de la caricatura y el humor político en la cons­trucción de imágenes arquetípicas de Illia y Onganía. Demás está decir cuál de las dos era la figura preferida y cuál la denostada. Pero aquí es necesaria una aclaración. La imagen de un Illia lento, somnoliento, incapaz, que sólo veía una realidad bucólica y por ende irreal, una y mil veces sostenida en caricaturas y artículos, no es una invención de Primera Plana. Antes, Landrú lo había hecho en el Diario El Mundo y Roberto Mezzadra, en Crónica, lo representaba acompañado por una tortuga. En Primera Plana, Flax, un excepcional dibujante, dibujaba a Illia con un aire cansino, echado sobre un sillón, y, siempre, con una de las palomas de Plaza de Mayo sobre su cabeza. Las caricaturas enfatizaban en aquellos temas sobre los que presionaba la crítica: ingenuidad, lentitud, incapacidad, inmovilismo, irrealidad y anacronismo. Illia era identificado con el ingenuo Don Fulgencio; o bien considerando "cosas de chicos" los graffiti de grupos izquierdistas. Esto último estaba íntimamente ligado a la reiterada acusación de ser indiferente ante el avance de la infiltración comunista. Illia también aparecía indiferente ante la posibilidad de un golpe de Estado. Es la imagen repetida de "estar en el aire"...

Cuando se produjo el golpe de estado de 1966, obviamente, Primera Plana lo celebró. Acompañó a Onganía hasta que sus componentes se sintieron decepcionados por su política y, dentro de los límites impuestos por la censura, así lo manifestaron. La respuesta del gobierno fue la clausura. El último director, Ramiro de Casasbellas, afirmó luego: Es obvio que obraba en nosotros el ejemplo de los semanarios estadounidenses y europeos y de ciertos diarios tales como Le Monde y The New York Times. Lamentablemente no tomamos de ellos lo más necesario para el periodismo político que se precie de serio: la defensa de las instituciones democráticas. Por presumir de "independientes" acabamos por serlo del destino de nuestra sociedad y ayudamos como todas las publicaciones de la época, al derrocamiento del gobierno de Illia. Cuando reaccionamos, al menos en Primera Plana, el general usurpador de la Casa Rosada cerró la revista. Tal vez hizo bien... De nuevo la historia de Frankestein, el creador del monstruo no sabe cómo detenerlo y clama por su destrucción cuando es demasiado tarde.

En estos días, cuando se polemiza sobre un dibujo de Sabat en el que aparece la presidente con su boca tapada, ¿para qué se calle ?, y un ojo desviado , ¿alusión al defecto de su esposo para reflejar una mutación, una mirada de soslayo para que algún le indiquen qué decir?, es necesario, me parece, recordar aquellos otros dibujos aparecidos en los años sesenta. Aquellos dibujos no dejaban lugar a dudas acerca de la intención que tenían. Éstos resultan ambiguos -como ambigua es muchas veces la posición de Clarín respecto de algunos temas, hasta que aclarado el panorama se decide-. Sabat no es un francotirador, es empleado en un grupo monopólico con negocios e intereses[1]. La apreciación de muchos colegas y periodistas obvia sistemáticamente este hecho; además todo se da en días del lock out de los productores rurales con los que el grupo mantiene fluidas relaciones, no hay que olvidar que Clarín, en alianza con La Nación, organiza Expoagro cada año desde 2003 donde participan 750 expositores.

Si bien no debe dejarse de lado la responsabilidad de éste y del gobierno anterior en esta cuestión puntual, y otras cuestiones concatenadas, este es un espacio de crítica y reflexión y como tal trata de abordar cada problemática de manera abierta y sin tapujos, no hay que olvidar el pasado. Y, también, quiénes son los actores (y sus directores y productores) que componen esta película con mucho de deja vú, que a los mayores de cincuenta nos trae a la memoria sombras y fantasmas.

Abril 15 de 2008.

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[1] Grupo Clarín: Diario Clarín, Revista VIVA, Revista Ñ, Diario La Razón, Editorial Tinta Fresca, Papel Prensa (junto al diario La Nación y participación minoritaria del Estado), Agencia DyN, AGR, ferias y exposiciones, Cimeco (junto al diario La Nación), Canal 13, TN, T y C Sports, Radio Mitre, FM La Cien, Muticanal, Cablevisión, etc. Para mayor información: http://www.grupoclarin.com.ar/

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