jueves, abril 03, 2008

La protesta agraria, por Brailovsky


Por Antonio Elio Brailovsky

En los últimos días una intensa protesta agraria ha bloqueado las rutas argentinas y desabastecido carnicerías y supermercados.

El rico anecdotario de este episodio incluye cortes de ruta con tractores costosísimos, cacerolazos en Plaza de Mayo, algunos hechos menores de violencia y la destrucción de cantidades significativas de alimentos. En estos días se unieron en el reclamo quienes se odiaban, como los latifundistas más tradicionales, los representantes de los pequeños productores agrarios y algunos grupos de ultraizquierda.

Esta conmoción, sin embargo, se produce sólo por cuestiones de dinero. Lo único que se discute es cómo se distribuye la renta que se obtiene de las ventas de soja al exterior. Y es que la sojización ha permitido el crecimiento de la economía sin pasar por el mercado interno. Así, ha logrado el milagro de venderle a personas diferentes de los trabajadores del país. De este modo, se puede mantener una expansión económica y concentrar ganancias, pagando salarios muy bajos. En otras palabras, permite pagar los salarios en pesos y cobrar la soja en dólares.

Pero como el conflicto ha sido sólo por cuestiones de dinero (los impuestos que deben pagar los productores rurales), las cuestiones de fondo han quedado fuera del debate. No se habló del tremendo impacto ambiental que está produciendo el monocultivo, especialmente cuando se arrasan los bosques, sabiendo que en pocos años se perderán suelos que tardaron siglos en formarse.

Y tampoco se habla del uso indebido de agroquímicos y el modo en que afectan el aprovisionamiento de agua potable.

El debate también esconde las difíciles condiciones sociales del campo. Si hablamos del agro, ¿no sería adecuado incluir, por ejemplo, a los indígenas chaqueños, que vivían de la cosecha del algodón, hoy reemplazado por la soja? ¿Alguien fue a ver qué pasa con ellos y con tantos otros grupos pauperizados por el boom de la soja? ¿O no queremos ver de qué modo la producción de alimentos puede generar desnutrición?

Esta negación de la realidad socioambiental es lo que Raúl Montenegro denomina el monocultivo de cerebros.

En esta entrega ustedes reciben:

· Un texto del Dr. Raúl Montenegro sobre lo que este conflicto esconde y los actores sociales que deja afuera (disponible aquí).

· La obra de arte que acompaña esta entrega es "¡Por 80 centésimos!" del italiano Angelo Morbelli (1853-1919), que muestra el trabajo de las cultivadoras de arroz hace un siglo. Esta pintura nos recuerda que la vida de los trabajadores rurales no es idílica y que las cuestiones sociales no pueden quedar fuera del debate. Tampoco pueden quedar afuera los temas de género ni seguirse invisibilizando a la mujer rural.

Un gran abrazo a todos.

Antonio Elio Brailovsky

0 Comentá esta nota:

Publicar un comentario