viernes, abril 04, 2008

Siguen las repercusiones por la nota sobre el derecho a la información en Chubut


Nota madre: Cuando la mejor defensa es el ataque, por Romina Ferraris

Por Francisco Carabelli *

Celebro la nota de Romina Ferraris. Nos hace mucha falta esta clase de expresiones, que fortalecen "per se" una práxis democrática que está bastante alicaída, sea porque en muchos casos estamos hastiados hasta para quejarnos del comportamiento soberbio y prepotente de algunos de nuestros representantes -lugar que deben guardar y rol que con demasiada frecuencia olvidan que deben cumplir-, sea porque parece formar parte de nuestro acervo genético el "dejar hacer, dejar pasar", sea porque nos sentimos rehenes de ciertas situaciones que hacen "desaconsejable" o directamente prohibitivo expresar nuestra opinión, sea por...tantísimas cosas más!!.

Dice el diccionario (en este caso tomado de la Gran Enciclopedia SALVAT) que es un déspota aquel que "gobierna de modo arbitrario, sin sujeción a ley alguna" o bien "aquel que trata con dureza a sus subordinados y abusa de su poder o autoridad". Señala la misma fuente que despotismo es el "abuso de superioridad, poder o fuerza en el trato con las demás personas".

Pocas dudas pueden caber que se ha extendido ampliamente esta práctica de comportamiento despótico -o matizado recurrentemente con actitudes despóticas- entre muchos de aquellos que, no debe dejar de ser reiterado, deben representar a los ciudadanos, sus legítimos mandantes, cumpliendo funciones ejecutivas o legislativas, como si el poder que circunstancialmente conlleva el disponer de los recursos del Estado les otorgara impunidad para, entre otros comportamientos severamente cuestionables o directamente intolerables, ejercer actitudes despóticas.

Estamos en muchos casos faltos de reflejos para denunciar (en el sentido de hacer visibles, de mostrarlos, de promover discusiones en torno a ellos) permanente u ocasionalmente -pero mostrando una decidida convicción para no dejarlos pasar- los comportamientos inapropiados, incorrectos (y los cuestionables o directamente intolerables, como se decía más arriba) no sólo de los personajes públicos a quienes les han sido concedidas responsabilidades de representación de la ciudadanía, sino entre los propios ciudadanos. Cotidianamente asistimos a la transgresión de un sinnúmero de pautas -normadas o no- cuyo respeto remite a una convivencia social más sana y definitivamente más solidaria. Sin embargo, por el tiempo que, sin duda, involucra comprometernos un poco más en actuar como participantes activos de la mejora de nuestra propia calidad de vida, nos quejamos al aire o a nuestro ocasional acompañante si es el caso y "lo dejamos ahí", como solía rematar un tristemente famoso personaje de la farándula periodística vernácula.

Por esta razón tiene también un enorme valor la nota de Romina: por ocuparse, por no "dejarlo ahí", por reflexionar y ayudarnos a hacerlo y, como es mi caso, por darme un envioncito para poder expresar mi opinión. Entonces, en lo que a mí respecta, Romina, MUCHAS GRACIAS!!

* 16056021

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