Por Puerta E
Fotos: Germán Pasini
Los medios de comunicación nacionales mantuvieron ayer el “ceniza affaire” de Esquel al tope de las noticias. Esto los obligó a generar “hechos noticiosos” minuto a minuto, inclusive en aquellos momentos donde no había novedades (TN tiene que justificar de alguna manera la estadía prolongada de Marcos Barroca en la ciudad).
Pero la rueda sigue girando, las corporaciones periodísticas facturan miles de miles el segundo de aire y algo hay que vender, aunque más no sea humo: “Miedo en Esquel”, “La gente se prepara para evacuar la ciudad”, “La ceniza está llegando al sur del conurbano bonaerense”, “Evacuaron Trevelin” y la lista de bolazos continúa.
Mientras que Guillermo Andino anuncia -con su cara de nada- el apocalipsis esquelense, quienes vivimos en esta ciudad seguimos destinando decenas de mensajes de texto, llamados telefónicos y nutridos e-mails a familiares y amigos para tratar de aclararles que desde Esquel no vemos lava volcánica; que tenemos agua para tomar; que no hay que creer todo “lo que dice la tele” y que, a fin de cuentas, la ceniza es mucho menos molesta que la psicosis generada por los medios de comunicación nacionales.
Fotos: Germán Pasini
Los medios de comunicación nacionales mantuvieron ayer el “ceniza affaire” de Esquel al tope de las noticias. Esto los obligó a generar “hechos noticiosos” minuto a minuto, inclusive en aquellos momentos donde no había novedades (TN tiene que justificar de alguna manera la estadía prolongada de Marcos Barroca en la ciudad).
Pero la rueda sigue girando, las corporaciones periodísticas facturan miles de miles el segundo de aire y algo hay que vender, aunque más no sea humo: “Miedo en Esquel”, “La gente se prepara para evacuar la ciudad”, “La ceniza está llegando al sur del conurbano bonaerense”, “Evacuaron Trevelin” y la lista de bolazos continúa.
Mientras que Guillermo Andino anuncia -con su cara de nada- el apocalipsis esquelense, quienes vivimos en esta ciudad seguimos destinando decenas de mensajes de texto, llamados telefónicos y nutridos e-mails a familiares y amigos para tratar de aclararles que desde Esquel no vemos lava volcánica; que tenemos agua para tomar; que no hay que creer todo “lo que dice la tele” y que, a fin de cuentas, la ceniza es mucho menos molesta que la psicosis generada por los medios de comunicación nacionales.
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