Enviado por Familia Ventura
Por Eduardo J. Llambías (*)
La erupción del volcán Chaitén, en territorio chileno, a la latitud de Esquel, ha tomado por sorpresa a todos los geólogos dedicados al estudio de los volcanes. La razón es muy simple: desde hace aproximadamente unos siete mil años este volcán no mostraba ningún signo de actividad. Tampoco tenía emisiones calientes de gases ricos en agua y en azufre, denominadas fumarolas, por lo cual no había ningún indicio de una posible erupción.
Solamente en las imágenes satelitales se podía observar un cuerpo de vidrio con forma de domo de 2.700 metros de diámetro, que se habría emplazado hace unos diez mil años. El magma que dio origen a este domo es muy silícico, con composición riolítica. Esto significa que el magma es muy viscoso y tiene la capacidad de disolver agua. Las erupciones de estos magmas son comúnmente explosivas y en menor proporción están acompañadas por erupciones efusivas.
En las erupciones explosivas el magma llega hasta cerca de la superficie a través de un conducto, la chimenea volcánica, y el agua que se encuentra disuelta comienza a separarse en burbujas, exactamente igual como cuando hierve el agua. La rapidez de este proceso es tal que las burbujas estallan todas al mismo tiempo, produciendo una explosión que da forma a una pluma eruptiva, que se eleva en la atmósfera a alturas de hasta más de 30 km . En las grandes erupciones, la ceniza alcanza a colocarse en órbita alrededor de la Tierra , y perdura durante varios años.
La pluma del volcán Chaitén alcanzó una altura de 16 km , que es considerada moderada. La pluma está compuesta por gas a elevadas temperaturas, cercanas de los 700 °C , fragmentos de roca volcánica arrancada de las paredes de la chimenea, fragmentos de magma congelado en vidrio, fragmentos de magma rico en burbujas (piedra pómez) que no llegaron a estallar y una gran cantidad de muy pequeños trozos de vidrios, que corresponden a los tabiques que separaban las burbujas. Es este material muy fino que se denomina ceniza volcánica, y la que es fácilmente desparramada por los vientos. Esquel y poblaciones cercanas han sufrido la caída de esta ceniza, causando innumerables inconvenientes a la población.
El vulcanismo explosivo es muy peligroso por diversos motivos. El colapso de la pluma eruptiva produce un flujo piroclástico, cuya composición es similar a la de la parte baja de la pluma. La velocidad de este flujo, que está muy bien lubricado por el gas que contiene, es de 200 a 400 km/h , de modo que si previamente no hubo una evacuación, prácticamente es imposible escapar. Pompeya y San Pedro de Miquelon fueron sepultadas por un flujo piroclástico en instantes.
Es posible que en el volcán Chaitén, una vez agotados los gases que contiene, pase a una fase efusiva, con emisión de lavas. Estas descenderían por la ladera a paso de hombre y si bien causaría un desastre, su lentitud da tiempo para evacuar la región. Pero también puede suceder que disminuya la fase explosiva y la lava que comienza a salir se congele en el conducto, taponándolo. Esto causa que la presión interna en el magma no se pueda liberar y aumente hasta un punto tal que alcance un grado muy alto de explosividad.
No se puede saber cómo va a evolucionar el volcán Chaitén. Y es porque no conocemos la magnitud de la cámara magmática que alimenta la erupción. Si esta es pequeña, la erupción podría durar pocos días, pero si es grande, como por ejemplo 5 km o más de diámetro, podría suceder que la erupción se prolongue durante varios meses. En el volcán Santa Helena, el crecimiento del domo de vidrio tardó unos 10 años en completarse.
Con respecto al volcán Chaitén, no podemos predecir cómo va a evolucionar. Solamente sabemos que está relacionado con una estructura gigante que parte en dos la capa superior de la Tierra , denominada falla de Liquiñe Ofqui, y a la cual están asociados varios volcanes: Hudson, Villa Rica, Llaima, Calbuco, Copahue y otros. El Llaima entró en erupción hace poco y finalizó rápidamente. No sería de extrañar que entren otros volcanes en erupción.
Pero siempre hay que tener en cuenta la dimensión del tiempo geológico. En este sentido, 100 años es solamente un instante. Por lo que es poco probable que todos erupcionen al mismo tiempo, en escala humana.
* Dr Profesor Emérito de la Universidad Nacional de La Plata. Investigador del CONICET y especialista en rocas volcánicas del Centro de Investigaciones Geológicas de la UNLP
Por Eduardo J. Llambías (*)
La erupción del volcán Chaitén, en territorio chileno, a la latitud de Esquel, ha tomado por sorpresa a todos los geólogos dedicados al estudio de los volcanes. La razón es muy simple: desde hace aproximadamente unos siete mil años este volcán no mostraba ningún signo de actividad. Tampoco tenía emisiones calientes de gases ricos en agua y en azufre, denominadas fumarolas, por lo cual no había ningún indicio de una posible erupción.
Solamente en las imágenes satelitales se podía observar un cuerpo de vidrio con forma de domo de 2.700 metros de diámetro, que se habría emplazado hace unos diez mil años. El magma que dio origen a este domo es muy silícico, con composición riolítica. Esto significa que el magma es muy viscoso y tiene la capacidad de disolver agua. Las erupciones de estos magmas son comúnmente explosivas y en menor proporción están acompañadas por erupciones efusivas.
En las erupciones explosivas el magma llega hasta cerca de la superficie a través de un conducto, la chimenea volcánica, y el agua que se encuentra disuelta comienza a separarse en burbujas, exactamente igual como cuando hierve el agua. La rapidez de este proceso es tal que las burbujas estallan todas al mismo tiempo, produciendo una explosión que da forma a una pluma eruptiva, que se eleva en la atmósfera a alturas de hasta más de 30 km . En las grandes erupciones, la ceniza alcanza a colocarse en órbita alrededor de la Tierra , y perdura durante varios años.
La pluma del volcán Chaitén alcanzó una altura de 16 km , que es considerada moderada. La pluma está compuesta por gas a elevadas temperaturas, cercanas de los 700 °C , fragmentos de roca volcánica arrancada de las paredes de la chimenea, fragmentos de magma congelado en vidrio, fragmentos de magma rico en burbujas (piedra pómez) que no llegaron a estallar y una gran cantidad de muy pequeños trozos de vidrios, que corresponden a los tabiques que separaban las burbujas. Es este material muy fino que se denomina ceniza volcánica, y la que es fácilmente desparramada por los vientos. Esquel y poblaciones cercanas han sufrido la caída de esta ceniza, causando innumerables inconvenientes a la población.
El vulcanismo explosivo es muy peligroso por diversos motivos. El colapso de la pluma eruptiva produce un flujo piroclástico, cuya composición es similar a la de la parte baja de la pluma. La velocidad de este flujo, que está muy bien lubricado por el gas que contiene, es de 200 a 400 km/h , de modo que si previamente no hubo una evacuación, prácticamente es imposible escapar. Pompeya y San Pedro de Miquelon fueron sepultadas por un flujo piroclástico en instantes.
Es posible que en el volcán Chaitén, una vez agotados los gases que contiene, pase a una fase efusiva, con emisión de lavas. Estas descenderían por la ladera a paso de hombre y si bien causaría un desastre, su lentitud da tiempo para evacuar la región. Pero también puede suceder que disminuya la fase explosiva y la lava que comienza a salir se congele en el conducto, taponándolo. Esto causa que la presión interna en el magma no se pueda liberar y aumente hasta un punto tal que alcance un grado muy alto de explosividad.
No se puede saber cómo va a evolucionar el volcán Chaitén. Y es porque no conocemos la magnitud de la cámara magmática que alimenta la erupción. Si esta es pequeña, la erupción podría durar pocos días, pero si es grande, como por ejemplo 5 km o más de diámetro, podría suceder que la erupción se prolongue durante varios meses. En el volcán Santa Helena, el crecimiento del domo de vidrio tardó unos 10 años en completarse.
Con respecto al volcán Chaitén, no podemos predecir cómo va a evolucionar. Solamente sabemos que está relacionado con una estructura gigante que parte en dos la capa superior de la Tierra , denominada falla de Liquiñe Ofqui, y a la cual están asociados varios volcanes: Hudson, Villa Rica, Llaima, Calbuco, Copahue y otros. El Llaima entró en erupción hace poco y finalizó rápidamente. No sería de extrañar que entren otros volcanes en erupción.
Pero siempre hay que tener en cuenta la dimensión del tiempo geológico. En este sentido, 100 años es solamente un instante. Por lo que es poco probable que todos erupcionen al mismo tiempo, en escala humana.
* Dr Profesor Emérito de la Universidad Nacional de La Plata. Investigador del CONICET y especialista en rocas volcánicas del Centro de Investigaciones Geológicas de la UNLP
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