Por Cecilia Gomez y Francisco Carabelli*
Queremos expresar una vez más nuestro agradecimiento a las maestras de la Escuela 2005 de Esquel (la “escuelita Experimental”) porque durante el día de hoy, jueves 22 de mayo, pusieron nuevamente de manifiesto su vocación y su entrega en circunstancias tremendamente adversas. Por la mañana temprano el camino de ingreso al edificio (que tiene una pendiente importante) presentaba enormes dificultades para ser transitado, por la nieve acumulada, en partes congelada y por el barro debido a la lluvia. Ante esta situación, las maestras estaban apostadas en todo el recorrido del camino para ordenar el tránsito entre aquellos vehículos que se atrevían a subir y para acompañar a los niños que se bajaban de los autos que no podían subir y se detenían sobre la ruta. Esta tarea se extendió, como es lógico suponer, bastante más de lo que demanda habitualmente (en las ocasiones donde reina la “normalidad”), con lo que las maestras debieron estar un largo tiempo –alrededor de una hora- a la intemperie.
Estas mismas circunstancias se reiteraron al mediodía, con la salvedad que una máquina del municipio había estado trabajando durante una parte de la mañana pero sólo en el sector aledaño a la escuela y no en el camino de ingreso. Por ende, el ingreso de los vehículos, con la nieve más derretida y con la llovizna persistente, resultaba tanto o más dificultoso que el de la mañana temprano.
Lo que queremos destacar es que en estas situaciones -que como en tantas por las que estamos atravesando la “normalidad” es sólo una expresión de deseos que no se condice con la realidad- hay una organización y una disposición a la acción por parte de los maestros, con la ayuda de varios padres que están generalmente también muy dispuestos a dar una mano, donde nuestros hijos son la primera y excluyente prioridad.
Se dirá que así debe ser, pero hay que destacar una vez más que esto ocurre porque no están garantizadas las condiciones de acceso al edificio cuando llueve o nieva más de lo “normal”. Entonces, las maestras lo asumen como una causa propia y salen a palear la nieve antes de que empiecen a llegar los chicos, los buscan en la ruta (como ya se ha dicho) –distante unos 200 metros de la escuela-, se mojan y toman frío durante largo rato en la intemperie y encima tienen siempre palabras de aliento y de ánimo para todos los niños y padres que van llegando. Una más, si se nos permite: tenemos la imagen de una de las maestras parada en la ruta una mañana de invierno (de otro invierno!), con todo cubierto de nieve y sin referencia alguna haciendo señales con una linterna al colectivo para que supiera donde debía detenerse y pudieran bajar los chicos, a los que luego acompañaba hasta la escuela.
Como se titula la nota, queríamos dejar constancia de todo esto a manera de homenaje por la labor, que de otra manera sería anónima, que hacen estas maestras y que no sirve sino para reafirmar que nuestros chicos están en esta escuela tan cuidados como en su hogar.
* DNI 20233443 / DNI 16056021
Queremos expresar una vez más nuestro agradecimiento a las maestras de la Escuela 2005 de Esquel (la “escuelita Experimental”) porque durante el día de hoy, jueves 22 de mayo, pusieron nuevamente de manifiesto su vocación y su entrega en circunstancias tremendamente adversas. Por la mañana temprano el camino de ingreso al edificio (que tiene una pendiente importante) presentaba enormes dificultades para ser transitado, por la nieve acumulada, en partes congelada y por el barro debido a la lluvia. Ante esta situación, las maestras estaban apostadas en todo el recorrido del camino para ordenar el tránsito entre aquellos vehículos que se atrevían a subir y para acompañar a los niños que se bajaban de los autos que no podían subir y se detenían sobre la ruta. Esta tarea se extendió, como es lógico suponer, bastante más de lo que demanda habitualmente (en las ocasiones donde reina la “normalidad”), con lo que las maestras debieron estar un largo tiempo –alrededor de una hora- a la intemperie.
Estas mismas circunstancias se reiteraron al mediodía, con la salvedad que una máquina del municipio había estado trabajando durante una parte de la mañana pero sólo en el sector aledaño a la escuela y no en el camino de ingreso. Por ende, el ingreso de los vehículos, con la nieve más derretida y con la llovizna persistente, resultaba tanto o más dificultoso que el de la mañana temprano.
Lo que queremos destacar es que en estas situaciones -que como en tantas por las que estamos atravesando la “normalidad” es sólo una expresión de deseos que no se condice con la realidad- hay una organización y una disposición a la acción por parte de los maestros, con la ayuda de varios padres que están generalmente también muy dispuestos a dar una mano, donde nuestros hijos son la primera y excluyente prioridad.
Se dirá que así debe ser, pero hay que destacar una vez más que esto ocurre porque no están garantizadas las condiciones de acceso al edificio cuando llueve o nieva más de lo “normal”. Entonces, las maestras lo asumen como una causa propia y salen a palear la nieve antes de que empiecen a llegar los chicos, los buscan en la ruta (como ya se ha dicho) –distante unos 200 metros de la escuela-, se mojan y toman frío durante largo rato en la intemperie y encima tienen siempre palabras de aliento y de ánimo para todos los niños y padres que van llegando. Una más, si se nos permite: tenemos la imagen de una de las maestras parada en la ruta una mañana de invierno (de otro invierno!), con todo cubierto de nieve y sin referencia alguna haciendo señales con una linterna al colectivo para que supiera donde debía detenerse y pudieran bajar los chicos, a los que luego acompañaba hasta la escuela.
Como se titula la nota, queríamos dejar constancia de todo esto a manera de homenaje por la labor, que de otra manera sería anónima, que hacen estas maestras y que no sirve sino para reafirmar que nuestros chicos están en esta escuela tan cuidados como en su hogar.
* DNI 20233443 / DNI 16056021
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