lunes, mayo 05, 2008

Esquel: luego del humo, la ceniza…

Por Lucía Ortiz

El intervalo de tiempo entre el humo de los incendios forestales del mes de febrero, y la ceniza volcánica caída recientemente, no ha alcanzado para reponernos de las imágenes sombrías que nos devolvió el fuego… y como consecuencia o paradoja natural cayeron cenizas… dos elementos de un mismo ciclo…que sacude nuestra propio temperamento humano..

Una nube de ceniza volcánica comenzó a precipitar, en la mañana del viernes 2 de mayo, sobre la ciudad de Esquel y sus alrededores, como consecuencia de la erupción del volcán Chaitén, distante en línea recta, desde la localidad esquelense, a 100 kms, en el país vecino de Chile.

La sorpresa comenzó, la noche anterior, con movimientos telúricos, que gran parte de la población pudo percibir, entre las 23 y 2.50 hs. de la noche y madrugada, que más tarde se confirmarían a través de los distintos medios de comunicación locales y nacionales, agregándose que el sismo de la madrugada fue de 5 grados en la escala de Richter, con epicentro en el Cordón montañoso de Leleque, que tan sólo dista de nuestra ciudad a 90kms y que coincidiera con la erupción del cráter.

En las primeras horas del día viernes, habría sido identificado el foco volcánico, por las autoridades chilenas, en la montaña Michimahuida, constatándose finalmente, que el cerro vecino- Chaitén- es el encargado de escupir el fuego interno y de producir, aún, diversos sismos y temblores en la región.

El paisaje, digno de los mejores doblajes y arte escénico del mundo, condujo a las autoridades sanitarias, y de Defensa Civil, a sugerir el uso de barbijos y anteojos, para evitar problemas respiratorios y oftalmológicos, como así también, las autoridades educativas suspendieron las actividades en los turnos tarde, vespertinos y nocturno.

Finalmente, a modo de reflexión, muchos pobladores, no dejaron de recordar que, a solo dos meses y medio del humo que, como consecuencia del incendio forestal en la zona del Parque Nacional Los Alerces, envolviera nuestro lugar cordillerano, ahora la ceniza se hiciera presente como parte de un mismo ciclo de fuego, que no se detiene, en dejar huellas, mensajes, para que comprendamos qué tan estrechamente ligados estamos los humanos con la naturaleza.

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