Por Moira Millán
Mari Mari Amado Leufu
Falta muy poco para que nos volvamos a encontrar, me han llegado noticias sobre su salud y me ha preocupado mucho. He sabido que el Pillan del Chaitén ha querido gruñirles a los hombres y mujeres que permiten tantos manoseos y agresión contra la Mapu, ha esparcido cenizas por todo el territorio, inclusive en sus aguas. Tal vez ahora que se ha experimentado un movimiento sísmico, las corporaciones genocidas retrocedan en su intento de represarlo y desechen también la idea de dinamitar las montañas para extraer el oro.
Mi visita a Suecia fue fugaz. Allí el sol me iluminaba de manera radiante y me envolvió con su manta calida y luminosa. Un verde intenso se expandía a los costados de la ruta. Los pequeños lagos preservan su integridad y salud. Las casitas prolijamente pintadas y arquitectónicamente conservadas reflejan una perfecta postal turística. Sin embargo ese mismo estado que parece tan ecológico y cuidadoso con lo suyo permite que sus corporaciones sean depredadoras y contaminantes en otros países. El gobierno se ha derechizado y se va radicalizando lentamente. Se avizoran políticas sutiles de privatización de la educación, la salud y otros derechos que hasta hace poco eran garantizados a toda la ciudadanía. La sociedad parece tan alineada, sumida en la frivolidad de los shopping y el consumismo. Su moneda se devalúa y su economía se ve amenazada por la coalición económica de los países más fuertes de Europa.
Suecia fue en su momento refugio de los perseguidos y excluidos del mundo. Hoy sin embargo retrocede en sus políticas migratorias. Poco pude observar del paisaje de lucha social que contiene hacia adentro. Muchos puntos suspensivos me acompañaron en cada visita que realice. Tal vez el mayor interés se centraba en conocer al pueblo Sami, cuyo territorio esta usurpado por Suecia, Noruega y la ex Unión Soviética. Es mi deuda pendiente para descubrir como funciona la autonomía de un pueblo originario dentro de un modelo de estado enteramente capitalista.
Dos mujeres me fueron guiando en mi andar, poseedoras de historias distintas y dolores profundos. De ellas pude percibir la fuerza transformadora que convierte lo más difícil en esperanza vital para continuar. Me fui de Suecia hacia mi última parada, Berlín. Esta vez sin tantas nostalgias, convencida que en algún momento mi retorno será en territorio Sami. Desde la distancia lo abrazo deseosa de tocar sus aguas prontamente.
Mari Mari Amado Leufu
Falta muy poco para que nos volvamos a encontrar, me han llegado noticias sobre su salud y me ha preocupado mucho. He sabido que el Pillan del Chaitén ha querido gruñirles a los hombres y mujeres que permiten tantos manoseos y agresión contra la Mapu, ha esparcido cenizas por todo el territorio, inclusive en sus aguas. Tal vez ahora que se ha experimentado un movimiento sísmico, las corporaciones genocidas retrocedan en su intento de represarlo y desechen también la idea de dinamitar las montañas para extraer el oro.
Mi visita a Suecia fue fugaz. Allí el sol me iluminaba de manera radiante y me envolvió con su manta calida y luminosa. Un verde intenso se expandía a los costados de la ruta. Los pequeños lagos preservan su integridad y salud. Las casitas prolijamente pintadas y arquitectónicamente conservadas reflejan una perfecta postal turística. Sin embargo ese mismo estado que parece tan ecológico y cuidadoso con lo suyo permite que sus corporaciones sean depredadoras y contaminantes en otros países. El gobierno se ha derechizado y se va radicalizando lentamente. Se avizoran políticas sutiles de privatización de la educación, la salud y otros derechos que hasta hace poco eran garantizados a toda la ciudadanía. La sociedad parece tan alineada, sumida en la frivolidad de los shopping y el consumismo. Su moneda se devalúa y su economía se ve amenazada por la coalición económica de los países más fuertes de Europa.
Suecia fue en su momento refugio de los perseguidos y excluidos del mundo. Hoy sin embargo retrocede en sus políticas migratorias. Poco pude observar del paisaje de lucha social que contiene hacia adentro. Muchos puntos suspensivos me acompañaron en cada visita que realice. Tal vez el mayor interés se centraba en conocer al pueblo Sami, cuyo territorio esta usurpado por Suecia, Noruega y la ex Unión Soviética. Es mi deuda pendiente para descubrir como funciona la autonomía de un pueblo originario dentro de un modelo de estado enteramente capitalista.
Dos mujeres me fueron guiando en mi andar, poseedoras de historias distintas y dolores profundos. De ellas pude percibir la fuerza transformadora que convierte lo más difícil en esperanza vital para continuar. Me fui de Suecia hacia mi última parada, Berlín. Esta vez sin tantas nostalgias, convencida que en algún momento mi retorno será en territorio Sami. Desde la distancia lo abrazo deseosa de tocar sus aguas prontamente.
0 Comentá esta nota:
Publicar un comentario