lunes, junio 23, 2008

“Los cortes, la plaza y las calles, lo que nos pasa no es casualidad”, por Federico Soria


Por Federico Soria *

Los políticos y empresarios argentinos son el peor ejemplo de respeto por las leyes y el prójimo, por eso, en definitiva, la población en general refleja esa negligente actitud de sus responsables sociales y termina, de una manera u otra, actuando en consecuencia.

Sólo en esa perversa coyuntura, esa en la que indefectiblemente estamos sumergidos, se entiende y justifica absolutamente todo lo que nos pasa; la realidad no es algo deliberado o azaroso, acá nadie inventó nada, nada debería tener el mote de nuevo o novedoso, todo es acción-estímulo-respuesta; por eso tampoco ya nada de lo que pasa actualmente nos sorprende ni un ápice.

Pareciera que la ostentación y el vedettismo son ejemplos a imitar, a tal punto que terminan por internalizarse, tras costosísimas puestas en escena pagadas por todos, que no son más que mascaradas, en las que el único papel disponible para el común de los mortales es hacer de muñequito de torta.

En los últimos tiempos ha quedado ampliamente demostrado que quienes gobiernan, empeñados exclusivamente en construir poder y juntar dinero, jamás atienden las demandas de la sociedad. La excepción a esta regla, que pareciera ser a todas luces inquebrantable, cual insalvable muro; la constituyen aquellos que se embarcan en un largo proceso, al que comúnmente denominamos "lucha" en el que mediante diversas estrategias y acciones se intenta perforar la obcecación que detentan los dueños del poder y la desmesurada ambición en las que estos se hallan inmersos. Sólo así reaccionan, cuando su frágil andamiaje, edificado a base de especulación, entuertos y mentiras, queda desnudo y tambalea como un flan.

La falta de respuestas termina engendrando eso de lo que todos ya estamos hartos, un exasperante clima de enrarecimiento y tirantez al que forzosamente debemos adaptarnos para no desesperarnos o caer en la volteada. Las soluciones (siempre de contexto, nunca coyunturales) si llegan, lo hacen cuando ya suele ser tarde, los ánimos están recalcitrados y demasiadas heridas han sangrando.

Lamentablemente para los argentinos, la irresponsabilidad social y política no constituye un delito, ni es agravio u ofensa para quien la perpetra y queda en evidencia o es sorprendido in fraganti; ni siquiera sirve de ponderación o escala de valores a la hora de dilucidar de manera objetiva quien debe representarnos. Por eso estamos como estamos y es cada vez más difícil pensar en que algo va a cambiar.

Como siempre digo cada vez que participo de estas discusiones: las cosas son como son, la verdad es una sola, hechos concretos, fácticos y empíricos, cuya búsqueda continua debería ser un objetivo de vida para jactarse de ser portador de dignidad y merecedor de respeto. Lo demás es puro prejuicio y subjetividad, en consecuencia cualquier elucubración o conjetura debería quedar a cargo de quien la engendre o se haga eco.

* Lic. Federico Soria
DNI 21618409

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