Enviado por Juan María Escobar
A la comunidad universitaria y del CENPAT
(Puerta E) En la edición del diario Jornada del día domingo 29 del corriente, se publicaron tres artículos que basan sus contenidos en mi declaración testimonial ante el Juzgado Federal de Primera Instancia, a cargo del Dr. Hugo Ricardo Sastre, en una causa por presunta infracción de la empresa ALUAR S.A. a la ley 24051. Dado que ni mi declaración como testigo ni las notas referidas reflejan de manera alguna mi postura respecto a las consecuencias ambientales de la actividad productiva de la mencionada empresa, que los contenidos de los artículos no reflejan fielmente el contenido de mi declaración y que se exponen a erosión mi nombre, prestigio y honor, me veo en la necesidad de expresar:
1. Fui citado a declarar en calidad de testigo y mi declaración consistió en aclarar y ampliar declaraciones de un testigo anterior que me involucraban y en responder a preguntas concretas, relacionadas a aspectos técnicos y no destinadas a establecer mi pensamiento o posición respecto al motivo de la demanda. Habría visto con agrado que en los artículos periodísticos se especificaran las preguntas del Sr. Juez, como para evitar cualquier elucubración sobre supuestas actitudes o predisposición de mi parte.
2. Las respuestas a preguntas sobre algunos materiales que son insumos para la empresa y sustancias que podrían formar parte de los efluentes normales del proceso, se basaron en investigaciones y estudios de especialistas y en parte de la legislación sobre medioambiente de nuestro país y de otros, material de acceso libre. Las mismas hacen referencia sólo cualitativa a algunas sustancias potencialmente peligrosas y a los potenciales perjuicios a la salud derivados de su incorrecta manipulación; de ninguna manera implican una afirmación sobre la existencia de contaminación o perjuicios sobre la salud humana.
3. No soy un especialista en temas ambientales ni en seguridad e higiene laboral. La larga trayectoria a la que hace referencia el primero de los artículos fue recorrida en variadas ramas de aplicación de la química, siendo la Cristalografía aquélla en la que me desempeño desde hace aproximadamente diez años. Por ello desacuerdo totalmente con la “suficiente autoridad” para opinar que se me otorga en el artículo de la página 2 y deploro el uso “prestigista” que se hace de un título universitario. Guardo un profundo respeto por los expertos en cualquier área del conocimiento y por el público al que va dirigida una información, por lo que en mi declaración testimonial aclaré toda vez que fue necesario, cuándo hablaba por lo que había escuchado y cuándo tenía dudas sobre algo que decía.
4. Entre las inexactitudes a las que hice referencia en el párrafo introductorio, debo mencionar especialmente:
(a) El tremendista título que encabeza la nota de la página 3 (“Dicen que componentes del aluminio producen cáncer y enfermedades óseas”) agrupa sintéticamente de forma indebida e incorrecta distintas respuestas a las preguntas puntuales a las que referí en el ítem 2 de esta nota. Supongo que está de más aclarar que el aluminio, que la empresa fabrica con alta pureza, es un elemento y como tal no tiene componentes.
(b) Se vierten como “aseguradas” afirmaciones de mi parte que en la realidad fueron expuestas como dudas.
(c) En el artículo resaltado a pie de la página 3, se dice que en un informe que yo leí se recomendaba que no se usara el método Hall (en realidad Hall-Héroult, que es el método de obtención electrolítica con ánodos de carbón), cuando en realidad lo que manifesté es que creía recordar que se discutían en ese informe ciertas tecnologías para la aplicación del método, cosas que guardan una gran distancia. Valga aclarar que la clasificación del método como “no aconsejable” y “polémico” no me corresponde, y corre por cuenta del periodista.
Agradeciendo la atención que le hayan prestado a esta nota y con el debido pedido de disculpas a los no interesados, saludo a Ustedes cordialmente.
Miguel A. Harvey
A la comunidad universitaria y del CENPAT
(Puerta E) En la edición del diario Jornada del día domingo 29 del corriente, se publicaron tres artículos que basan sus contenidos en mi declaración testimonial ante el Juzgado Federal de Primera Instancia, a cargo del Dr. Hugo Ricardo Sastre, en una causa por presunta infracción de la empresa ALUAR S.A. a la ley 24051. Dado que ni mi declaración como testigo ni las notas referidas reflejan de manera alguna mi postura respecto a las consecuencias ambientales de la actividad productiva de la mencionada empresa, que los contenidos de los artículos no reflejan fielmente el contenido de mi declaración y que se exponen a erosión mi nombre, prestigio y honor, me veo en la necesidad de expresar:
1. Fui citado a declarar en calidad de testigo y mi declaración consistió en aclarar y ampliar declaraciones de un testigo anterior que me involucraban y en responder a preguntas concretas, relacionadas a aspectos técnicos y no destinadas a establecer mi pensamiento o posición respecto al motivo de la demanda. Habría visto con agrado que en los artículos periodísticos se especificaran las preguntas del Sr. Juez, como para evitar cualquier elucubración sobre supuestas actitudes o predisposición de mi parte.
2. Las respuestas a preguntas sobre algunos materiales que son insumos para la empresa y sustancias que podrían formar parte de los efluentes normales del proceso, se basaron en investigaciones y estudios de especialistas y en parte de la legislación sobre medioambiente de nuestro país y de otros, material de acceso libre. Las mismas hacen referencia sólo cualitativa a algunas sustancias potencialmente peligrosas y a los potenciales perjuicios a la salud derivados de su incorrecta manipulación; de ninguna manera implican una afirmación sobre la existencia de contaminación o perjuicios sobre la salud humana.
3. No soy un especialista en temas ambientales ni en seguridad e higiene laboral. La larga trayectoria a la que hace referencia el primero de los artículos fue recorrida en variadas ramas de aplicación de la química, siendo la Cristalografía aquélla en la que me desempeño desde hace aproximadamente diez años. Por ello desacuerdo totalmente con la “suficiente autoridad” para opinar que se me otorga en el artículo de la página 2 y deploro el uso “prestigista” que se hace de un título universitario. Guardo un profundo respeto por los expertos en cualquier área del conocimiento y por el público al que va dirigida una información, por lo que en mi declaración testimonial aclaré toda vez que fue necesario, cuándo hablaba por lo que había escuchado y cuándo tenía dudas sobre algo que decía.
4. Entre las inexactitudes a las que hice referencia en el párrafo introductorio, debo mencionar especialmente:
(a) El tremendista título que encabeza la nota de la página 3 (“Dicen que componentes del aluminio producen cáncer y enfermedades óseas”) agrupa sintéticamente de forma indebida e incorrecta distintas respuestas a las preguntas puntuales a las que referí en el ítem 2 de esta nota. Supongo que está de más aclarar que el aluminio, que la empresa fabrica con alta pureza, es un elemento y como tal no tiene componentes.
(b) Se vierten como “aseguradas” afirmaciones de mi parte que en la realidad fueron expuestas como dudas.
(c) En el artículo resaltado a pie de la página 3, se dice que en un informe que yo leí se recomendaba que no se usara el método Hall (en realidad Hall-Héroult, que es el método de obtención electrolítica con ánodos de carbón), cuando en realidad lo que manifesté es que creía recordar que se discutían en ese informe ciertas tecnologías para la aplicación del método, cosas que guardan una gran distancia. Valga aclarar que la clasificación del método como “no aconsejable” y “polémico” no me corresponde, y corre por cuenta del periodista.
Agradeciendo la atención que le hayan prestado a esta nota y con el debido pedido de disculpas a los no interesados, saludo a Ustedes cordialmente.
Miguel A. Harvey
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