Por Dr. Fernando Urbano *
Foto: Daniel Pérez Martínez
Hace poco un buque de la Armada embistió accidentalmente un ejemplar de ballena juvenil en Puerto Madryn., como el hecho trascendió en los medios, el Gobernador Mario Das Neves, fiel a su estilo mediático (no se pierde oportunidad que pueda servirle para mejorar algún punto su imagen), denunció este incidente al Ministerio de Defensa y lo hizo público.
Es absurdo que el Gobernador Das Neves haya solicitado esta medida tan enérgica, cuando en la provincia no se toma alguna precaución para evitar que barcos de carga (Aluar, petroleros, etc.), continúen transitando sin control por los mares chubutenses y a consecuencia de ello colisionando y a veces matando a estos mansos animales. Antes que prohibir el tránsito de los buques de la Armada se deberían tomar medidas para evitar estos accidentes en cualquier embarcación.
También hay que destacar que la Provincia de Chubut tiene dos organismos dependientes del Poder Ejecutivo vinculados a los aspectos legales y conservacionistas de la fauna en general, ellos son la Secretaría de Turismo y la dirección de Fauna Silvestre (actualmente acéfala), ambos carecen de recursos humanos y de la infraestructura necesaria para la protección y conservación de nuestra fauna.
Por ejemplo la Dirección de Fauna cuenta con sólo tres inspectores para vigilar la rica fauna silvestre existente en nuestra vasta provincia (pingüinos, elefantes marinos, delfines, etc.) y ninguno de ellos está afectado exclusivamente al cuidado de las ballenas. Hay un número aceptable de guardafaunas, pero se encuentran mal provistos de equipos, sobretodo de vehículos para desplazarse por tierra y costas del mar, (hay un compromiso todavía no cumplido de que se los proveería de camionetas y cuatriciclos), y medios para trasladarse por agua, por ello no se está realizando la protección de las ballenas del hostigamiento que provoca el hombre a través de su acercamiento a nado, con embarcaciones mercantiles y privadas, avistajes o por buceos.
Los operadores turísticos, pobladores del lugar y hasta inclusive los investigadores vinculados a las ballenas, expresan, en voz baja, de los incumplimientos y transgresiones que se cometen al acercarse más de lo permitido, provocar colisiones entre lanchas y ballenas, provocando a veces la muerte de crías. La prueba de que no se efectúan los controles correspondientes, se encuentra en los 15 años de realización de esta práctica, nunca se hizo alguna denuncia formal, por incumplimiento de las normas establecidas para el correcto avistajes de los cetáceos.
Por otro lado, distintas ONG advirtieron que en la temporada anterior (2007), en un hecho inédito en el mundo, se encontraron 93 ballenas muertas en distintos puntos de la costa chubutense, en esa oportunidad el Licenciado Mariano Sironi, director científico del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), expresó: “el 90% de ellas eran crías de 8 metros de largo… esta cifra “constituía el 32% de la cohorte de ballenas vivas que llegaron a la península de Valdés”. Tampoco el gobierno se inmutó con los avisos que en ese mismo sentido hiciera la Co-directora del Programa Sanitario de Ballena Franca Austral, Vicky Rowntree: “Cada año se registran más ballenas francas muertas en las costas de Península Valdés que en otras poblaciones y sitios de todo el mundo”.
En esta circunstancia el gobierno tampoco actuó con la responsabilidad que le compete y no ordenó investigar las causas que provocaron esta elevada mortalidad, a través de necropsias, biopsias, presencia de toxinas en estómago y vísceras, etc. Se debería haber actuado con más rigor, si se tiene en cuenta que es una especie que se encuentra en riesgo de extinción, que fue declarada por Ley Nac. 22.351, Monumento Natural y que constituye el principal atractivo turístico de Chubut. Sólo trascendió que algunas ONG habrían realizado estudios fuera del país, desconociéndose algo más al respecto y a las conclusiones arribadas.
Por último, para que se pueda ver claramente la forma insensible con que se maneja el cuidado de estos cetáceos, basta describir las molestias que muy probablemente hayan sufrido, al organizar (el gobierno), hace poco tiempo, un costoso espectáculo en el lugar en donde se encuentran las ballenas, para ello introdujeron una enorme burbuja subacuática de metal y plástico, acompañado de un tecnológico equipo de cámaras y sonido para que allí adentro Javier Calamaro pudiera “cantarles a las ballenas a 7 metros de profundidad”.Por supuesto, que deberían evitarse estas acciones que producen contaminación sonora y visual, en el mismo lecho en donde las ballenas eligieron para aparearse o tener sus crías, .
Vivir en una provincia en cuyas costas, estos inmensos y carismáticos seres llegan, año tras año, a dar comienzo y continuidad de su permanencia como especie es, sin dudas, uno de los privilegios que tenemos los que hemos elegido nacer y / o vivir en esta parte del mundo. Por ello, requerimos que se las cuide en serio y no con discursos que están lejos de la realidad o con medidas sensacionales que no conducen a nada, para que estos preciados animales vuelvan a nuestras costas siempre y encuentren lo que vienen a buscar: tranquilidad y paz para aparearse, tener sus crías, amamantarlas, enseñarles sus primeros movimientos y jugar con ellas.
* L.E. 5.402.875
Diputado Provincial Chubut
Bloque ARI-Coalición Cívica
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