Enviado por Avkin Mapu
Hace dos semanas, en el Colegio Público de Abogados de Buenos Aires se debatió sobre la película La Nación Mapuce, de la directora Fausta Quattrini. Y aquí Radar reproduce un fragmento de las palabras del Dr. Raúl Zaffaroni, quien habló con elocuencia sobre los pueblos originarios, el derecho indígena y el deber ético.
Por Raúl Zaffaroni - Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
Hacer entender en la Argentina lo que es el pluriculturalismo es difícil. Es difícil porque todos somos víctimas de una ciudadanía de escritorio. Roca no sólo practicó el genocidio en el sur. Roca presidió un proceso de homogeneización y de imposición ciudadana de escritorio. Nos homogeneizó a todos. Y a quienes se negaron a homogeneizarse: a los mapuches les pasó lo que les pasó, a los judíos les pasó lo que les pasó. El proceso de homogeneización se realizó a través de cosas que no fueron del todo malas a veces. La enseñanza obligatoria: nos enseñaron a leer y a escribir, pero también la bandera, el himno, el guardapolvo blanco, todo igual para todos. En fin, tantas cosas por el estilo. Todos somos víctimas de un proceso de homogeneización que nos ha colonizado la cabeza, y es muy difícil de revertir.
Por lo tanto es muy importante que hoy los pueblos originarios nos llamen a revertir ese proceso, que nos ayuden. Así como nos ayudan también con nuestro derecho, con nuestro civilizado derecho.
Primero y fundamental, un proceso jurídico, monopolio del Estado, título de legitimidad, de propiedad. ¿En qué se asienta el orden jurídico del que parten? ¿En un genocidio? Sí, en un genocidio, pero que prescribió, porque se murieron todos, no cabe duda; ya no se puede hacer nada. Sí, se prescribió la acción penal y el genocidio tiene una acción imprescriptible. ¿Y la acción civil? Si es imprescriptible la penal debe ser imprescriptible la civil, ¿no? Y entonces, ¿qué tenemos? ¿Una norma fundamental? Una “Cruz Norma de Kelsen”.
Es un genocidio. ¿El tiempo convierte un genocidio en un título de legitimidad? ¿Dónde está el gancho del cual colgamos nuestra legitimidad de todo nuestro orden estatal, conforme a la más pura teorización del orden estatal, en un genocidio?
Segundo: nuestra forma de solución de conflictos. El orden lo pone una estructura vertical punitiva, que hoy está buscando alternativas. Y en las alternativas nos hablan de una Justicia que restaura, una Justicia restitutiva. Hay librotes escritos sobre la Restorative Justice. Estamos en la mediación, vamos a pasar cada vez más a la mediación. Y cuando nos damos cuenta, reflexionamos un poco, nos decimos ¿éstos son los medios que tiene la Justicia comunitaria para resolver conflictos? ¿Qué estamos haciendo? El fracaso de nuestro sistema nos está mostrando que tenemos que volver a formas de resolución del conflicto que pertenecen a la Justicia comunitaria.
Hoy empezamos a hablar de un derecho ecológico. Cuidado con esto de la ecología y los pueblos originarios, porque dentro de lo ecológico se manejan una pluralidad de ideologías, o de variables, entre las cuales hay un cierto conservacionismo, que entendería lo ecológico como la conservación de algunos cotos de caza, y entonces la población originaria sería un elemento de decoración del paisaje, ¿no? No es en ese sentido el asunto; sino que va por otro sentido que es mucho más profundo y más amplio. Es decir, la persecución de los pueblos indígenas hoy no se hace a través del genocidio armado, sino a través de un sistema de producción. Es el propio sistema de producción que va destruyendo el medio ambiente y el hábitat de los pueblos originarios. Pero ese mismo sistema de producción es el sistema de producción que destruye el hábitat de los mapuches, de los guaraníes, de los wichis, de todas las etnias nuestras; es el mismo sistema de producción que nos está destruyendo el medio ambiente a todos. Claro que lo sufren mucho más ellos. Pero como lo sentimos nosotros ya empezamos a teorizar en el hábito jurídico sobre el derecho ecológico. Y ahí se nos produce una crisis, de la que creo que los juristas todavía no somos conscientes.
Hay una pequeña norma, que quedó en el fondo del orden jurídico que, a mí, me hizo dudar de la afirmación de que todos los derechos son humanos, o tienen por titular al ser humano, que era la ley de protección de animales. ¿Animales? No se inventa el bien jurídico, lo que tutela es el sentimiento de piedad. Entonces si yo descuartizo un perro en privado no hago un acto de crueldad contra animales. No hay otra solución que decir que el titular del bien jurídico es el animal. Es una disposición. Ahora con la cuestión ecológica la cosa cambia. ¿El titular del bien jurídico en el derecho ecológico somos los seres humanos? Es decir, ¿todo el planeta y toda la creación está al servicio nuestro, y nosotros somos los dueños de eso, y lo conservamos para servirnos como dueños? No, así no podemos resolver todos los problemas que se no s producen. Desde muchos ámbitos, incluso desde el teológico, desde las más modernas teorías biológicas nos dicen: cuidado que la tierra es un ser viviente. Y entonces leemos en inglés la hipótesis Gaia, y cuando volvemos la vista hacia los pueblos originarios resulta que nos dicen lo mismo de una manera más simple, mucho más clara, menos alambicada. Creo que nuestra orgullosa civilización está llegando a un punto de inflexión, de crisis, en donde tenemos mucho que aprender de las culturas originarias.
El problema de las culturas originarias y del respeto de las culturas originarias y de los pueblos originarios, en nuestro país es mucho más complicado que en otros países de América latina. Tenemos un problema práctico, perdónenme que sea sincero: los pueblos originarios no son negocio político en nuestro país, porque están aislados, porque no son suficiente número de votos. Eso es un problema serio: debido a eso se los invisibiliza. ¿Cuántas veces se nos ha dicho, no, no tenemos indios; somos un país totalmente blanco? Invisibilización.
Hay que salir de la invisibilidad. La realidad hay que modificarla pero antes de modificarla hay que reconocerla. Salir de la invisibilidad significa fortalecer la lucha de nuestros pueblos originarios y fortalecer la búsqueda del camino para sus reivindicaciones. Creo que los porteños tenemos el deber de hacer todo lo posible para facilitarle la mayor asistencia técnica a nuestros colegas que están empeñados en la lucha jurídica por la reivindicación de los derechos de nuestros pueblos originarios. Como universitarios también creo que tenemos el deber de profundizar el estudio y la investigación de nuestro derecho indígena.
Sinceramente creo que estamos en deuda desde esta ciudad de Buenos Aires, y que es muy bueno que estas cosas se hagan en la ciudad; que vayamos creando conciencia y que podamos ampliar esta conciencia. Creo que es urgente la actividad jurídica de abogado, y la actividad universitaria en este sentido. Creo que es urgente porque se están destruyendo hábitos que son absolutamente irrecuperables. Hay que moverse rápido deteniendo esa destrucción. Creo que es nuestro deber como capitalinos, como beneficiarios de una cantidad de beneficios de esta república, que tenemos por vivir acá. Ese privilegio nos crea un deber moral, ético: en este momento creo que uno de los principales deberes morales y éticos es apoyar estas reivindicaciones.
Este texto corresponde al debate alrededor de la película La Nación Mapuce, de la directora Fausta Quattrini, que tuvo lugar el pasado 15 de julio en el Colegio Público de Abogados de Capital Federal, con un panel compuesto por la portavoz de la Confederación Mapuce de Neuquén, Verónica Huilipan; el consejero de la Embajada de Suiza en Buenos Aires Eric Mayoraz; el abogado de la Confederación Mapuce de Neuquén Dr. Juan Manuel Salgado; y el ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dr. Raul Zaffaroni.
La Nación Mapuce se dará todos los jueves y viernes de agosto a las 19, con debate posterior en el Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415. El viernes 8 participarán del debate la doctora en Derecho Constitucional de la UBA Silvina Ramírez y el representante de la Confederación Mapuce Roberto Ñancucheo. El jueves 14, la doctora en Ciencias Antropológicas de la UBA Diana Lenton, y el representante de la Confederación Mapuce Florentino Nawel.
Hace dos semanas, en el Colegio Público de Abogados de Buenos Aires se debatió sobre la película La Nación Mapuce, de la directora Fausta Quattrini. Y aquí Radar reproduce un fragmento de las palabras del Dr. Raúl Zaffaroni, quien habló con elocuencia sobre los pueblos originarios, el derecho indígena y el deber ético.
Por Raúl Zaffaroni - Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
Hacer entender en la Argentina lo que es el pluriculturalismo es difícil. Es difícil porque todos somos víctimas de una ciudadanía de escritorio. Roca no sólo practicó el genocidio en el sur. Roca presidió un proceso de homogeneización y de imposición ciudadana de escritorio. Nos homogeneizó a todos. Y a quienes se negaron a homogeneizarse: a los mapuches les pasó lo que les pasó, a los judíos les pasó lo que les pasó. El proceso de homogeneización se realizó a través de cosas que no fueron del todo malas a veces. La enseñanza obligatoria: nos enseñaron a leer y a escribir, pero también la bandera, el himno, el guardapolvo blanco, todo igual para todos. En fin, tantas cosas por el estilo. Todos somos víctimas de un proceso de homogeneización que nos ha colonizado la cabeza, y es muy difícil de revertir.
Por lo tanto es muy importante que hoy los pueblos originarios nos llamen a revertir ese proceso, que nos ayuden. Así como nos ayudan también con nuestro derecho, con nuestro civilizado derecho.
Primero y fundamental, un proceso jurídico, monopolio del Estado, título de legitimidad, de propiedad. ¿En qué se asienta el orden jurídico del que parten? ¿En un genocidio? Sí, en un genocidio, pero que prescribió, porque se murieron todos, no cabe duda; ya no se puede hacer nada. Sí, se prescribió la acción penal y el genocidio tiene una acción imprescriptible. ¿Y la acción civil? Si es imprescriptible la penal debe ser imprescriptible la civil, ¿no? Y entonces, ¿qué tenemos? ¿Una norma fundamental? Una “Cruz Norma de Kelsen”.
Es un genocidio. ¿El tiempo convierte un genocidio en un título de legitimidad? ¿Dónde está el gancho del cual colgamos nuestra legitimidad de todo nuestro orden estatal, conforme a la más pura teorización del orden estatal, en un genocidio?
Segundo: nuestra forma de solución de conflictos. El orden lo pone una estructura vertical punitiva, que hoy está buscando alternativas. Y en las alternativas nos hablan de una Justicia que restaura, una Justicia restitutiva. Hay librotes escritos sobre la Restorative Justice. Estamos en la mediación, vamos a pasar cada vez más a la mediación. Y cuando nos damos cuenta, reflexionamos un poco, nos decimos ¿éstos son los medios que tiene la Justicia comunitaria para resolver conflictos? ¿Qué estamos haciendo? El fracaso de nuestro sistema nos está mostrando que tenemos que volver a formas de resolución del conflicto que pertenecen a la Justicia comunitaria.
Hoy empezamos a hablar de un derecho ecológico. Cuidado con esto de la ecología y los pueblos originarios, porque dentro de lo ecológico se manejan una pluralidad de ideologías, o de variables, entre las cuales hay un cierto conservacionismo, que entendería lo ecológico como la conservación de algunos cotos de caza, y entonces la población originaria sería un elemento de decoración del paisaje, ¿no? No es en ese sentido el asunto; sino que va por otro sentido que es mucho más profundo y más amplio. Es decir, la persecución de los pueblos indígenas hoy no se hace a través del genocidio armado, sino a través de un sistema de producción. Es el propio sistema de producción que va destruyendo el medio ambiente y el hábitat de los pueblos originarios. Pero ese mismo sistema de producción es el sistema de producción que destruye el hábitat de los mapuches, de los guaraníes, de los wichis, de todas las etnias nuestras; es el mismo sistema de producción que nos está destruyendo el medio ambiente a todos. Claro que lo sufren mucho más ellos. Pero como lo sentimos nosotros ya empezamos a teorizar en el hábito jurídico sobre el derecho ecológico. Y ahí se nos produce una crisis, de la que creo que los juristas todavía no somos conscientes.
Hay una pequeña norma, que quedó en el fondo del orden jurídico que, a mí, me hizo dudar de la afirmación de que todos los derechos son humanos, o tienen por titular al ser humano, que era la ley de protección de animales. ¿Animales? No se inventa el bien jurídico, lo que tutela es el sentimiento de piedad. Entonces si yo descuartizo un perro en privado no hago un acto de crueldad contra animales. No hay otra solución que decir que el titular del bien jurídico es el animal. Es una disposición. Ahora con la cuestión ecológica la cosa cambia. ¿El titular del bien jurídico en el derecho ecológico somos los seres humanos? Es decir, ¿todo el planeta y toda la creación está al servicio nuestro, y nosotros somos los dueños de eso, y lo conservamos para servirnos como dueños? No, así no podemos resolver todos los problemas que se no s producen. Desde muchos ámbitos, incluso desde el teológico, desde las más modernas teorías biológicas nos dicen: cuidado que la tierra es un ser viviente. Y entonces leemos en inglés la hipótesis Gaia, y cuando volvemos la vista hacia los pueblos originarios resulta que nos dicen lo mismo de una manera más simple, mucho más clara, menos alambicada. Creo que nuestra orgullosa civilización está llegando a un punto de inflexión, de crisis, en donde tenemos mucho que aprender de las culturas originarias.
El problema de las culturas originarias y del respeto de las culturas originarias y de los pueblos originarios, en nuestro país es mucho más complicado que en otros países de América latina. Tenemos un problema práctico, perdónenme que sea sincero: los pueblos originarios no son negocio político en nuestro país, porque están aislados, porque no son suficiente número de votos. Eso es un problema serio: debido a eso se los invisibiliza. ¿Cuántas veces se nos ha dicho, no, no tenemos indios; somos un país totalmente blanco? Invisibilización.
Hay que salir de la invisibilidad. La realidad hay que modificarla pero antes de modificarla hay que reconocerla. Salir de la invisibilidad significa fortalecer la lucha de nuestros pueblos originarios y fortalecer la búsqueda del camino para sus reivindicaciones. Creo que los porteños tenemos el deber de hacer todo lo posible para facilitarle la mayor asistencia técnica a nuestros colegas que están empeñados en la lucha jurídica por la reivindicación de los derechos de nuestros pueblos originarios. Como universitarios también creo que tenemos el deber de profundizar el estudio y la investigación de nuestro derecho indígena.
Sinceramente creo que estamos en deuda desde esta ciudad de Buenos Aires, y que es muy bueno que estas cosas se hagan en la ciudad; que vayamos creando conciencia y que podamos ampliar esta conciencia. Creo que es urgente la actividad jurídica de abogado, y la actividad universitaria en este sentido. Creo que es urgente porque se están destruyendo hábitos que son absolutamente irrecuperables. Hay que moverse rápido deteniendo esa destrucción. Creo que es nuestro deber como capitalinos, como beneficiarios de una cantidad de beneficios de esta república, que tenemos por vivir acá. Ese privilegio nos crea un deber moral, ético: en este momento creo que uno de los principales deberes morales y éticos es apoyar estas reivindicaciones.
Este texto corresponde al debate alrededor de la película La Nación Mapuce, de la directora Fausta Quattrini, que tuvo lugar el pasado 15 de julio en el Colegio Público de Abogados de Capital Federal, con un panel compuesto por la portavoz de la Confederación Mapuce de Neuquén, Verónica Huilipan; el consejero de la Embajada de Suiza en Buenos Aires Eric Mayoraz; el abogado de la Confederación Mapuce de Neuquén Dr. Juan Manuel Salgado; y el ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dr. Raul Zaffaroni.
La Nación Mapuce se dará todos los jueves y viernes de agosto a las 19, con debate posterior en el Malba, Av. Figueroa Alcorta 3415. El viernes 8 participarán del debate la doctora en Derecho Constitucional de la UBA Silvina Ramírez y el representante de la Confederación Mapuce Roberto Ñancucheo. El jueves 14, la doctora en Ciencias Antropológicas de la UBA Diana Lenton, y el representante de la Confederación Mapuce Florentino Nawel.
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