Enviado por Juan María Escobar
Jorge Enea Spilimbergo nació en La Boca el 25 de septiembre de 1928, tiempos en los que Hipólito Yrigoyen volvería a ejercer la presidencia por segunda vez. “Spili” como lo llamaban sus amigos y compañeros de militancia siguió la carrera de derecho, y según contaban algunos de sus allegados, la concluyó pero nunca retiró el título habilitante. Lo cual no deja de ser un dato significativo para comenzar a construir su perfil como hombre en general y como político en particular. Poco afecto a las formas preestablecidas, a las normas difundidas, fue por otro lado muy riguroso tanto en su función de historiador como de teórico. Se destacó además como cuadro político de primer nivel, ensayista y periodista del diario Crónica. Podía escribir sin parar mimetizado con su máquina, pero la rapidez para hacerlo y la cantidad de trabajo producido rara vez afectaba la calidad del mismo.
Tras un breve paso por el Partido Comunista, al producirse la gran movilización popular del 17 de octubre de 1945 que liberó a Perón de la cárcel y siendo aún un adolescente, comprendió que allí estaban los trabajadores no el lumpenaje que denunciaba la izquierda clásica argentina, por lo tanto un auténtico revolucionario no podía ser ajeno a esa realidad. Años más tarde se convirtió, siguiendo esa premisa, en uno de los impulsores del Partido Socialista de la Revolución Nacional (creado poco antes del golpe cívico- militar que en 1955 destituyó al gobierno del General Perón), con el objetivo de defender la revolución nacional para profundizarla desde una perspectiva socialista pero que fuera luego disuelto por la Revolución Libertadora.
En 1962 Jorge Enea Spilimbergo junto a Jorge Abelardo Ramos, Blas M. Alberti, Fernando Carpio y una nueva generación de militantes fundan el Partido Socialista de la Izquierda Nacional (PSIN). Este partido habría de convertirse en la expresión políticamente organizada de un socialismo ya definitivamente asociado a una visión nacional de la izquierda. En 1971 , el crecimiento del PSIN en los principales centros urbanos del país desembocó en la convocatoria a constituir un frente revolucionario más amplio cuyo nombre fue Frente de Izquierda Popular (FIP) que en setiembre de 1974 apoyó con su propia boleta (que incluía la consigna Liberación y Patria Socialista) la fórmula Perón-Perón cosechando cerca de un millón de votos. Posteriormente como producto de las diferencias conceptuales y políticas surgidas entre Ramos y Spilimbergo se produce la fractura del FIP denominándose inicialmente el sector de Spilimbergo FIP-Corriente Nacional y posteriormente Partido de la Izquierda Nacional (PIN). Ya en el año 2001 el PIN forma con una nueva generación de militantes provenientes de la experiencia de los moviminetos sociales el Partido Patria y Pueblo del que era secretario general al momento de su muerte.
Gran parte de su tarea militante la dedicó a la la producción y difusión de importantes trabajos como “La cuestión nacional en Marx”, un libro en el que se descubre a un Marx comprometido con las luchas nacionales concretas, por lo tanto un valioso antecedente para los procesos de liberación nacional en América Latina. También se debe destacar su ya clásico “Nacionalismo oligárquico y nacionalismo revolucionario” en el que realiza una fundada crítica al nacionalismo elitista y ultramontano que facilitó la caída de un gobierno de concreta orientación nacional y popular en 1955. Además edita en 1960 “Juan B justo y el socialismo cipayo”, sólida crítica al socialismo euro céntrico alejado de la cuestión nacional latinoamericana, también “Historia crítica del radicalismo” y otro menos conocido como “Diego Rivera y el arte en América Latina”.
Fue uno de los primeros argentinos en comprender que lo que asomaba detrás de la figura de Hugo Chávez era el inicio de una nueva etapa para los pueblos latinoamericanos, tale es así que fue el único político argentino del campo de izquierda o progresista que lo recibió en Buenos Aires 1995 cuando el comandante venezolano había salido de la cárcel e realizara una gira por la región.
Es de destacar que a los dos meses de su fallecimiento se realizó un homenaje a su figura y trayectoria en el salón de actos Felipe Vallese de la CGT en Buenos Aires hecho que no se dio con ninguna otra figura política en la Argentina salvo Perón y Evita. El amplio espectro de organizaciones y personalidades que asistieron o adhirieron al mismo fue un buen ejemplo de la tarea que Spilimbergo llevó a cabo incansablemente para tender puentes entre los distintos sectores del pueblo argentino en pos de la emancipación nacional y social de esta tierra a la que dedicó su vida.
Jorge Enea Spilimbergo nació en La Boca el 25 de septiembre de 1928, tiempos en los que Hipólito Yrigoyen volvería a ejercer la presidencia por segunda vez. “Spili” como lo llamaban sus amigos y compañeros de militancia siguió la carrera de derecho, y según contaban algunos de sus allegados, la concluyó pero nunca retiró el título habilitante. Lo cual no deja de ser un dato significativo para comenzar a construir su perfil como hombre en general y como político en particular. Poco afecto a las formas preestablecidas, a las normas difundidas, fue por otro lado muy riguroso tanto en su función de historiador como de teórico. Se destacó además como cuadro político de primer nivel, ensayista y periodista del diario Crónica. Podía escribir sin parar mimetizado con su máquina, pero la rapidez para hacerlo y la cantidad de trabajo producido rara vez afectaba la calidad del mismo.
Tras un breve paso por el Partido Comunista, al producirse la gran movilización popular del 17 de octubre de 1945 que liberó a Perón de la cárcel y siendo aún un adolescente, comprendió que allí estaban los trabajadores no el lumpenaje que denunciaba la izquierda clásica argentina, por lo tanto un auténtico revolucionario no podía ser ajeno a esa realidad. Años más tarde se convirtió, siguiendo esa premisa, en uno de los impulsores del Partido Socialista de la Revolución Nacional (creado poco antes del golpe cívico- militar que en 1955 destituyó al gobierno del General Perón), con el objetivo de defender la revolución nacional para profundizarla desde una perspectiva socialista pero que fuera luego disuelto por la Revolución Libertadora.
En 1962 Jorge Enea Spilimbergo junto a Jorge Abelardo Ramos, Blas M. Alberti, Fernando Carpio y una nueva generación de militantes fundan el Partido Socialista de la Izquierda Nacional (PSIN). Este partido habría de convertirse en la expresión políticamente organizada de un socialismo ya definitivamente asociado a una visión nacional de la izquierda. En 1971 , el crecimiento del PSIN en los principales centros urbanos del país desembocó en la convocatoria a constituir un frente revolucionario más amplio cuyo nombre fue Frente de Izquierda Popular (FIP) que en setiembre de 1974 apoyó con su propia boleta (que incluía la consigna Liberación y Patria Socialista) la fórmula Perón-Perón cosechando cerca de un millón de votos. Posteriormente como producto de las diferencias conceptuales y políticas surgidas entre Ramos y Spilimbergo se produce la fractura del FIP denominándose inicialmente el sector de Spilimbergo FIP-Corriente Nacional y posteriormente Partido de la Izquierda Nacional (PIN). Ya en el año 2001 el PIN forma con una nueva generación de militantes provenientes de la experiencia de los moviminetos sociales el Partido Patria y Pueblo del que era secretario general al momento de su muerte.
Gran parte de su tarea militante la dedicó a la la producción y difusión de importantes trabajos como “La cuestión nacional en Marx”, un libro en el que se descubre a un Marx comprometido con las luchas nacionales concretas, por lo tanto un valioso antecedente para los procesos de liberación nacional en América Latina. También se debe destacar su ya clásico “Nacionalismo oligárquico y nacionalismo revolucionario” en el que realiza una fundada crítica al nacionalismo elitista y ultramontano que facilitó la caída de un gobierno de concreta orientación nacional y popular en 1955. Además edita en 1960 “Juan B justo y el socialismo cipayo”, sólida crítica al socialismo euro céntrico alejado de la cuestión nacional latinoamericana, también “Historia crítica del radicalismo” y otro menos conocido como “Diego Rivera y el arte en América Latina”.
Fue uno de los primeros argentinos en comprender que lo que asomaba detrás de la figura de Hugo Chávez era el inicio de una nueva etapa para los pueblos latinoamericanos, tale es así que fue el único político argentino del campo de izquierda o progresista que lo recibió en Buenos Aires 1995 cuando el comandante venezolano había salido de la cárcel e realizara una gira por la región.
Es de destacar que a los dos meses de su fallecimiento se realizó un homenaje a su figura y trayectoria en el salón de actos Felipe Vallese de la CGT en Buenos Aires hecho que no se dio con ninguna otra figura política en la Argentina salvo Perón y Evita. El amplio espectro de organizaciones y personalidades que asistieron o adhirieron al mismo fue un buen ejemplo de la tarea que Spilimbergo llevó a cabo incansablemente para tender puentes entre los distintos sectores del pueblo argentino en pos de la emancipación nacional y social de esta tierra a la que dedicó su vida.
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