Fuente: Crítica de la Argentina
A casi dos años de la desaparición del testigo clave del juicio contra Etchecolatz, el ex ministro de Seguridad bonaerense arriesga que López cayó en manos de los represores que son juzgados.
María Ripetta y Martina Noailles
Polémica. Arslanián dice que la policía que él condujo investigó bien, aunque no hallaron a López. Los militantes que siguen la causa cuestionan su gestión.
El 18 de septiembre se cumplen dos años de la desaparición de Julio López. Como en cada marcha desde su secuestro, ese día la principal consigna que se gritará en Plaza de Mayo exigirá su “aparición con vida”. Para el funcionario responsable del primer año y medio de la investigación, esa frase no tiene sentido. “Después del tiempo transcurrido y de los esfuerzos para encontrarlo, yo creo que López está muerto”, disparó León Arslanián, ya alejado del Ministerio de Seguridad bonaerense que encabezó hasta diciembre pasado. Los organismos le respondieron: “Si está muerto, que diga dónde está y quiénes son los culpables”.
Líneas de investigación sin resultados, cambio de carátula del expediente, miembros de la policía apartados de la búsqueda. Y nada. Ni un detenido, ni un imputado. Para Arslanián, ésas son razones suficientes para creer que López, el testigo que desapareció tras señalar al represor Miguel Etchecolatz, está muerto. Al menos, así lo reconoció en una entrevista con Crítica de la Argentina.
–¿Qué piensa que pasó con Julio López?
–Es víctima de los ex represores perseguidos ahora, un símbolo de estos represores frente a los juicios. Lo usaron como un desafío a las políticas de derechos humanos del entonces presidente Néstor Kirchner. Yo creo que, presumiblemente, está muerto. Después del tiempo transcurrido, de los esfuerzos para encontrarlo, creo que está muerto. Es hipócrita no decirlo. Sería como sostener que los desparecidos están en Europa.
Julio López desapareció el 18 de septiembre de 2006. Era lunes. Era el día de los alegatos contra el ex comisario Miguel Etchecolatz, el represor que había comandado la patota que lo había secuestrado y torturado en la dictadura. López era querellante en la causa y tenía que estar en la sala del Tribunal de La Plata que presidía el juez Carlos Rozanski a las 10. Pero no llegó. Nunca más lo vieron.
Durante las primeras semanas, las palabras oficiales hablaban de un López de 77 años extraviado por el impacto emocional que le había provocado testimoniar en el juicio. De un López que había decidido ausentarse de su casa de Los Hornos. La carátula de la causa: “Averiguación de paradero”. Se perdieron así los primeros y más importantes momentos para resolver un caso de este tipo.
“Desde el Gobierno tardaron más de tres meses en tomar las cosas, aunque sólo desde el discurso, con alguna seriedad. En los hechos, jamás. La enorme cantidad de irregularidades de la causa no le costó la cabeza a nadie”, señaló Adriana Calvo, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. Guadalupe Godoy, abogada de López durante el juicio contra Etchecolatz, agrega: “Arslanián tardó tres días en recibirnos y se negaba a publicar las fotos en los medios. Cinco días después de la desaparición, nos dijo que 64 policías que estaban en actividad revistaron en centros clandestinos en la dictadura, y no los echó”.
–¿Cree que la desaparición de López fue un mensaje para el Gobierno?
–Fue un mensaje contra la política de derechos humanos del Gobierno, por la reactivación de los juicios y la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Buscaron un caso paradigmático, y López lo era.
–Sin embargo, al principio se investigó como si López estuviera extraviado...
–Se empezó la búsqueda con diferentes hipótesis, la familia dijo que era frecuente que su padre se fuera unos días para luego volver. La investigación que se hizo fue la misma que en el caso de un secuestro, como una desaparición extraña, más allá de lo que dijera la familia. Nos preocupaba su situación de testigo de cargo de un monstruo como Etchecolatz. López era un testigo de cargo importante, que podía serlo en otros juicios también.
–¿Se investigó el entorno de Etchecolatz?
–Muchísimo. Intensivamente, pero no se llegó a elementos de cargo concretos.
–¿Pensó en apartar a la Policía Bonaerense de la investigación?
–No, porque estábamos trabajando con investigadores de confianza que nada tenían que ver con la dictadura. Sé que puede llevar tranquilidad a algunos sectores que no investigue la policía, pero cada uno de los datos que dieron personas que dijeron haberlo visto, fuimos y verificamos. Se investigó intensamente y muy bien, con gran cantidad de efectivos. Vivimos para eso durante meses.
A pesar del pedido de los organismos de derechos humanos nucleados en el colectivo Justicia Ya!, recién en abril pasado la Justicia ordenó separar a la Policía Bonaerense de la causa y cambiar la carátula del expediente a “Desaparición forzada”.
La marcha del segundo año
¿Y Julio López? A dos años de impunidad y encubrimiento, exigimos al Gobierno su aparición con vida ya.” Bajo esta consigna, las organizaciones de la Multisectorial La Plata y Justicia Ya! marcharán el 18 de Congreso a Plaza de Mayo, a las 17.30, y de la plaza San Martín a la plaza Moreno, de La Plata.
A casi dos años de la desaparición del testigo clave del juicio contra Etchecolatz, el ex ministro de Seguridad bonaerense arriesga que López cayó en manos de los represores que son juzgados.
María Ripetta y Martina Noailles
Polémica. Arslanián dice que la policía que él condujo investigó bien, aunque no hallaron a López. Los militantes que siguen la causa cuestionan su gestión.
El 18 de septiembre se cumplen dos años de la desaparición de Julio López. Como en cada marcha desde su secuestro, ese día la principal consigna que se gritará en Plaza de Mayo exigirá su “aparición con vida”. Para el funcionario responsable del primer año y medio de la investigación, esa frase no tiene sentido. “Después del tiempo transcurrido y de los esfuerzos para encontrarlo, yo creo que López está muerto”, disparó León Arslanián, ya alejado del Ministerio de Seguridad bonaerense que encabezó hasta diciembre pasado. Los organismos le respondieron: “Si está muerto, que diga dónde está y quiénes son los culpables”.
Líneas de investigación sin resultados, cambio de carátula del expediente, miembros de la policía apartados de la búsqueda. Y nada. Ni un detenido, ni un imputado. Para Arslanián, ésas son razones suficientes para creer que López, el testigo que desapareció tras señalar al represor Miguel Etchecolatz, está muerto. Al menos, así lo reconoció en una entrevista con Crítica de la Argentina.
–¿Qué piensa que pasó con Julio López?
–Es víctima de los ex represores perseguidos ahora, un símbolo de estos represores frente a los juicios. Lo usaron como un desafío a las políticas de derechos humanos del entonces presidente Néstor Kirchner. Yo creo que, presumiblemente, está muerto. Después del tiempo transcurrido, de los esfuerzos para encontrarlo, creo que está muerto. Es hipócrita no decirlo. Sería como sostener que los desparecidos están en Europa.
Julio López desapareció el 18 de septiembre de 2006. Era lunes. Era el día de los alegatos contra el ex comisario Miguel Etchecolatz, el represor que había comandado la patota que lo había secuestrado y torturado en la dictadura. López era querellante en la causa y tenía que estar en la sala del Tribunal de La Plata que presidía el juez Carlos Rozanski a las 10. Pero no llegó. Nunca más lo vieron.
Durante las primeras semanas, las palabras oficiales hablaban de un López de 77 años extraviado por el impacto emocional que le había provocado testimoniar en el juicio. De un López que había decidido ausentarse de su casa de Los Hornos. La carátula de la causa: “Averiguación de paradero”. Se perdieron así los primeros y más importantes momentos para resolver un caso de este tipo.
“Desde el Gobierno tardaron más de tres meses en tomar las cosas, aunque sólo desde el discurso, con alguna seriedad. En los hechos, jamás. La enorme cantidad de irregularidades de la causa no le costó la cabeza a nadie”, señaló Adriana Calvo, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. Guadalupe Godoy, abogada de López durante el juicio contra Etchecolatz, agrega: “Arslanián tardó tres días en recibirnos y se negaba a publicar las fotos en los medios. Cinco días después de la desaparición, nos dijo que 64 policías que estaban en actividad revistaron en centros clandestinos en la dictadura, y no los echó”.
–¿Cree que la desaparición de López fue un mensaje para el Gobierno?
–Fue un mensaje contra la política de derechos humanos del Gobierno, por la reactivación de los juicios y la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Buscaron un caso paradigmático, y López lo era.
–Sin embargo, al principio se investigó como si López estuviera extraviado...
–Se empezó la búsqueda con diferentes hipótesis, la familia dijo que era frecuente que su padre se fuera unos días para luego volver. La investigación que se hizo fue la misma que en el caso de un secuestro, como una desaparición extraña, más allá de lo que dijera la familia. Nos preocupaba su situación de testigo de cargo de un monstruo como Etchecolatz. López era un testigo de cargo importante, que podía serlo en otros juicios también.
–¿Se investigó el entorno de Etchecolatz?
–Muchísimo. Intensivamente, pero no se llegó a elementos de cargo concretos.
–¿Pensó en apartar a la Policía Bonaerense de la investigación?
–No, porque estábamos trabajando con investigadores de confianza que nada tenían que ver con la dictadura. Sé que puede llevar tranquilidad a algunos sectores que no investigue la policía, pero cada uno de los datos que dieron personas que dijeron haberlo visto, fuimos y verificamos. Se investigó intensamente y muy bien, con gran cantidad de efectivos. Vivimos para eso durante meses.
A pesar del pedido de los organismos de derechos humanos nucleados en el colectivo Justicia Ya!, recién en abril pasado la Justicia ordenó separar a la Policía Bonaerense de la causa y cambiar la carátula del expediente a “Desaparición forzada”.
La marcha del segundo año
¿Y Julio López? A dos años de impunidad y encubrimiento, exigimos al Gobierno su aparición con vida ya.” Bajo esta consigna, las organizaciones de la Multisectorial La Plata y Justicia Ya! marcharán el 18 de Congreso a Plaza de Mayo, a las 17.30, y de la plaza San Martín a la plaza Moreno, de La Plata.
Nota relacionada: La pregunta que falta: ¿Y Julio López?
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