martes, septiembre 30, 2008

Opinión: Argentina, la república sojera (un enfoque alternativo), por Abla Diva Carballo


Por Abla Carballo *

Con serias dificultades para saber si la común sigue existiendo, en la Argentina se siembra mucho más de 15 millones de hectáreas de soja transgénica, que producirán más de 40 millones de toneladas, por un valor de... respuesta que sólo esos productores saben positivamente.

De tal forma que la nación argentina mutó de ser el granero del mundo, para transformarse en una republiqueta sojera. Productora de forrajes para que otros países con políticas de desarrollo serias, críen su ganado.

La propagación de la soja no vino sola; junto con su explotación desde 1994 hasta hoy, su avance vino acompañado de la destrucción de otras producciones de alimentos, como el tambo, la ganadería, la apicultura, montes frutales, cultivos de sorgo, batata, arveja, lenteja y los cinturones verdes hortícolas productores de frutas y verduras, expulsados por la competencia económica por la soja subsidiada (modelo económico) y por las fumigaciones aéreas de herbicida y plaguicidas que destruyen los cultivos de los pequeños productores.

La ganancia, el lucro y el provecho de esta situación ejerció en la Argentina un fenómeno desusado: la disminución de productos alimentarios y el desmedido aumento de forrajes de exportación, `commodities`, divisas.

Se llegó y siguen los desmontes frutales y forestales; y situaciones graves como en Santiago del Estero (2004) donde las empresas sojeras y terratenientes apelan a la violencia para expulsar a los campesinos que viven en sus tierras desde varias generaciones.

Según el último censo agrario (1991 y 2001) desaparecieron 150.000 productores pequeños, produciéndose la mayor concentración latifundista de la historia argentina: 6.200 propietarios poseen el 49.6% de la tierra productiva total de la nación. Y, acompañando este proceso de concentración y manipulación productiva por parte de empresas multinacionales, 16.000.000 de hectáreas se encuentran ya en manos extranjeras. -(Censo Agrario Nacional, 2001)-

De granero del mundo al monocultivo

La diversidad de la producción agrícola argentina cambió hacia el monocultivo de soja transgénica de uso forrajero.

Durante el largo ciclo de la rotación agrícola ganadera que caracterizaba la producción, la Argentina originaba muy variada cantidad de alimentos en el orden nacional así como fuertes producciones regionales u hortícolas que la abastecían de casi todos los alimentos.

Éramos soberanos desde el punto de vista de la producción de alimentos puesto que nuestro ecosistema agrícola -el tercero mejor dotado del planeta- podía producir. También éramos soberanos porque nuestros chacareros eran dueños de la simiente para sembrar de un año a otro tal cual lo han hecho históricamente los campesinos, quienes guardaban una parte de la semilla para la siembra de la temporada siguiente.

Ahora no. La semilla es propiedad del semillero multinacional que lo tiene patentado y exige su compra año a año. Destruyendo así, la soberanía nacional sobre la producción de alimentos.

Miles de argentinos lo saben como que, a partir de 1991 por la política de desregulación, llevada adelante por Domingo Cavallo, el INTA, que había desarrollado una correcta política de variedades y cultivadores agrícolas durante décadas para las distintas áreas de cultivo argentino, se vio obligado a entregar su colección de germoplasma, a los semilleros multinacionales que se apropiaron desde entonces de los secretos de la producción nacional. A partir de allí el INTA fue poco menos que una figura decorativa, al servicio de Monsanto y las compañías cerealeras, en cuyas manos quedó el control y la exportación de granos al destruirse la Junta Nacional de Granos. Proceso que privó a los agricultores, de semillas de germoplasma nacional estabilizados por las condiciones ecológicas de las distintas regiones del país.

La república de Monsanto


Si bien la soja tradicional (no transgénica) venía expandiéndose en forma continuada desde mediados de los sesenta, es a partir de 1994 con la autorización del cultivo de la Soja RR (soja transgénica con agregado de genes para Resistencia al herbicida Round-up), que el cultivo de soja crece exponencialmente, ocupando más de la mitad de la producción total de ´granos´ argentinos.

La empresa multinacional norteamericana Monsanto desarrolló el 2-4-5-T, el famoso Agente Naranja, durante la guerra de Viet Nam y permitió al principio la libre reproducción de semilla de soja transgénica, porque aparentemente su negocio era la venta del herbicida Round-up, imprescindible para ese sistema de siembra. Sin embargo Monsanto patentó la soja RR obligando a los productores a comprar semilla año tras año.

Pasadas dos décadas desde que se iniciara este sistema de cultivo, la situación produjo desertificación biológica de los suelos, inciando un inmenso proceso de devastación, erosión y desertificación estructural de los sometidos al sistema de siembra directa y cultivo de soja RR. (Cris Van Dam - Alberto Mancipar)

En otro orden, la alta tasa de rentabilidad bruta de la soja RR, está vinculada al altísimo precio del gas oil, desde que Repsol decidió no producirlo más en el país sino importarlo. El alto costo de la maquinaria para hacer siembra directa obliga a trabajar en grandes extensiones de tierra realizando latifundios por venta, arriendo o abandono de la tierra. Aunque implicando siempre el desarrollo de un sistema de producción sin agricultores. (Gallo Mendoza)

Otra devastación

La soja trangénica no es apta para consumo humano. Grandes productores argentinos (Grupo Grobokopatel; Carlos Reutemann; etc. regalan soja RR a los comedores populares. Y aunque la secretaría de Salud prohibió el uso de soja en la alimentación de niños y mujeres embarazadas, esa comunicación es apenas difundida.

La soja posee alto contenido de fitoestrógenos (isoflavonas) que equivalen a consumir dos pastillas de anticonceptivos por día. Ello produce graves alteraciones en el desarrollo de la sexualidad de los jóvenes alimentados con “soja solidaria” adelantando el inicio de la menstruación y la diferenciación sexual en las niñas y produciendo rasgos feminoides en los varones. Afecta el metabolismo del Calcio y la vitamina D, produce raquitismo en niños y osteoporosis en adultos. Pudiendo afectar la capacidad reproductiva de la población en el futuro.

La Argentina enfrenta una política creada por una de las principales multinacionales del mundo que liquida por varios caminos, la histórica autonomía alimentaria de la población humilde de la Argentina; vigente hoy en niveles escandalosos y masivos en la república sojera monsantiana.-

* DNI 4.159.560

2 Comentá esta nota:

Roberto Lapuyade dijo...

Hay demasiadas falsedades e inexactitudes en su nota para poder refutarlos en un sólo comentario. TODOS los cereales y granos han aumentado en su superficie sembrada y han aumentado también su rendimiento por hectárea. Por lo tanto somos MAS GRANERO DEL MUNDO QUE ANTES. La destrucción de las pequeñas explotaciones agrícolas debe buscarse en políticas económicas, fiscales y controles de precio que aniquilan la rentabilidad, forzando a los productores a refugiarse en el cultivo de soja como el ÚLTIMO que conserva algo de rentabilidad. Y aún eso se ha perdido en estos momentos. Las persecusiones en Santiago del Estero tienen mucha relación con el manejo feudal de los Juarez, que despojaron de tierras y/o vendieron reservas fiscales a sus testaferros y amigos, y son quienes ahora están concretando los desalojos para su negocio. Y gran parte de los pobres desalojados del norte, lo son mas por las pésimas condiciones climáticas que sufren desde hace años que a la acción perversa de aviones fumigadores de pesticidas.

Roberto Lapuyade dijo...

Por otra parte, hablar de desertificación y erosión con los cultivos de siembra directa indica mala fe, o ignorancia supina. Por el contrario, este método es el UNICO que posibilita recuperar la estructura y fertilidad de la tierra erosionada con los cultivos tradicionales de arados, discos y rastras. Y declarar que la razon de la rentabilidad de la soja transgénica son los ALTOS COSTOS DEL GASOIL (un gasto, y no un beneficio para el productor) resulta algo difícil de entender.

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