lunes, septiembre 22, 2008

Bolivia, donde se juega la patria grande


Enviado por Abla Carballo

Enrique Oliva* es un periodista, escritor y militante político argentino de unos 85 años de edad.

Peronista desde el año 1945, fue fundador y rector de la Universidad del Comahue, colaborador directo de Juan Domingo Perón, estudioso de la Patagonia y sus pueblos. Fue corresponsal del Clarín en Europa, durante los años oscuros, bajo el seudónimo Francois Lepot, y en ese carácter tuvo oportunidad de entrevistar a las más importantes personalidades de ese tiempo.

Hoy, cuando podría ser un viejito conservador, refugiado en su mecedora y sus pantuflas, sigue manteniendo viva la llama de su pasión patriótica continental y su living sigue siendo el lugar de reunión de jóvenes y no tan jóvenes a los que orienta con su apasionante conversación.

Enrique Oliva es un verdadero ejemplo, para tanto cuarentón que piensa que ya ha cumplido la edad suficiente como para no tener sueños y volverse un hombre serio.

BOLIVIA, DONDE SE JUEGA LA PATRIA GRANDE

La Cumbre de Santiago de Chile ratificó que la causa de Evo Morales es la de todos los Suramericanos.

Por Enrique Oliva

La Patria Grande soñada por nuestros visionarios libertadores, estando en real peligro, ha dado un resonante paso en unidad. La cumbre en Santiago de Chile, otorgó a Evo Morales un claro respaldo, para asegurar la continuidad institucional. No cabía otra alternativa cuando el mandatario de Bolivia hace pocas semanas triunfó en un referéndum confirmatorio con el 67 % de los votos de su pueblo.

La cumbre ha actuado con firmeza, sin la acostumbrada participación de potencias paternalistas ni la intervención de organismos altisonantes, demostradamente incapaces para brindar paz y justicia, como Naciones Unidas y OEA. Tampoco se recurrió a “facilitadores” foráneos.

En cinco horas de discretas deliberaciones en el Palacio de La Moneda, se escribió una página histórica sin precedentes, no obstante que la prensa parece no haber advertido su relevancia como para dedicarle el principal título de tapa, luego de acreditar más de 300 periodistas. Algunos de estos, dieron su propio espectáculo al darse golpes y empujones entre si, llegando a poner en peligro de una caída al piso de nuestra presidenta.

Acuerdos consensuados

Lo más importante consistió en dar un fuerte y expreso respaldo sin retaceos a la legitimidad de Evo Morales como presidente y condenar cualquier intento de golpe civil, que no sería reconocido.

Una comisión se formará para facilitar el trabajo de una “Mesa de Diálogo” en Bolivia para arrimar propuestas de acuerdos con los sectores interesados. Otra comisión investigará los hechos sangrientos de Pando para deslindar responsabilidades, cuando la central sindical denuncia 30 muertos y unos 200 desaparecidos. Asimismo la Cumbre decidió otorgar “un apoyo existencial”, hasta con recursos humanos. Pero aclarando que no se tomará ninguna determinación sin pedido expreso de Evo Morales.

No se nombró en la “Declaración de La Moneda” a los Estados Unidos ni a la venida al Atlántico Sur de la Cuarta Flota, pese a la reiterada propuesta de Hugo Chávez. Este declaró a la prensa: “en Bolivia está en marcha una conspiración facturada y dirigida por el imperio norteamericano, tal como ocurrió aquí en Chile en 1973”, en una directa referencia al golpe del general Pinochet.

Lecciones de la Cumbre

Sólo podemos ponderar y esperanzarnos en la necesidad de nuevos pasos en caliente, luego del dado en Santiago de Chile. Hay mucho que hacer con esa unidad evidenciada en total independencia. Si en el mundo se construyen alianzas para enfrentar tantos desafíos creados en los últimos años a ritmo acelerado, los suramericanos no podemos dejar de expresarnos por una voz común, cuando peligran tradiciones y valores también comunes. La prueba está a la vista. Si Europa crea su unidad con 27 estados, paralelamente asumió el pandemonio de 24 idiomas distintos, con un centenar de dialectos y docenas de credos religiosos, sectas y etnias. En cambio, Sudamérica conserva, y debe defender, su cristianismo mayoritario y lengua única. Todo ello, sin dejar de lado los problemas de la carencia de recursos naturales casi agotados en el viejo mundo, realidad que los impulsa lógicamente al exterior para lograr sus vitales abastecimientos.

Es casi milagroso en esta época que todos sus gobiernos son elegidos en democracia en Suramérica y, aunque puedan poseer ciertas imperfecciones, siempre existen posibilidades de mejorarlas en paz.

No podríamos soportar otra vez, sin reaccionar, que grupos privilegiados repitan el imponerse a sangre y fuego sobre la voluntad ciudadana del altiplano, asaltando al corazón de Suramérica utilizando sicarios represores. Y linchando a sus mandatarios populares. ¿O no?

Intereses inconfesable exteriores han vuelto a siniestros métodos para dividir nuestros territorios subcontinentales creando secesionismos para gobernarnos desde directorios multinacionales o comandos militares de países lejanos. Si observamos lo provocado en la ex Yugoeslavia, veremos que ese país, más o menos con la misma superficie que nuestra Provincia de Buenos Aires, ha terminado dividida en cinco repúblicas enfrentadas entre si, siendo la última la mayoritariamente islámica de Kosovo.

Si nosotros no reforzamos la unidad, nos aplastarán por separado, uno a uno. Si no actuamos en conjunto, vendrán por nosotros cuando se les antoje. Quizás ya esté en ese plan la “pacífica” Cuarta Flota.

El pueblo de Bolivia, el más pobre de Suramérica siendo de siempre rico en recursos naturales, ha sufrido la explotación de multinacionales y políticos corruptos, con cipayos locales. Pero los fracasos de tantas rebeliones contra la injusticia padecida por siglos, no ha castrado la esperanza renacida que hoy está amenazada.

Hoy el único compromiso ineludible del subcontinente es el patriotismo suramericano. No hay otra.

* DNI 4.159.560

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