Por Abla Carballo *
La confianza es tal vez el lugar más lastimado del vapuleado tejido social.
El compañerismo, la cordialidad, la seguridad que merecen nuestros semejantes, como lo que se refiere a los propios recursos personales está dañado por la profunda crisis instalada de las últimas décadas. Carencia de recursos y oportunidades. La desestructuración de ejes del soporte personal-social, el quiebre de proyectos.
La confianza en los demás está distorsionada al punto de que la percepción de lo diverso se lo ve como adverso.
En este contexto, el planteo y reclamo de los trabajadores estatales estaría dado por la posibilidad de perder libertad, autonomía y dignidad; y de lograr, además, permanecer dentro del pacto social (del sistema) que define la relación del Estado con la sociedad.
La pregunta sería si los actores sociales y políticos están dispuestos a ensanchar el ámbito de la reflexión política, las diferencias de opinión y de intereses como expresión de una diversidad pluralista.
Lo que aparece sobre la mesa no es sólo la falta de diálogo si no la falta de comprensión. Ese conocimiento intelectual u objetivo por una parte y la comprensión humana intersubjetiva, aprenhender en conjunto, para que sea completa.
Comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de identificación y de proyección. La comprensión necesita apertura, simpatía, generosidad.
La crisis instalada de las últimas décadas es la que costó a incontables aglutinarse en la marginalidad, a muchos cambiar su existencia, sus proyectos y el futuro para sus hijos. En un país grande, rico, maravilloso cabe preguntarse si los argentinos son felices. Los indicadores del consumo de medicación antiestrés, antidepresivos dice: no.
Los medios de comunicación informan y muestran la necesidad de fundar un espacio del pensamiento que sea legítimamente de prácticas políticas. Ello requiere un nuevo diálogo entre el Estado y la sociedad. Redefinir lo público como razón de ser del Estado.
¿Qué hacer? Pensar juntos, respetando los roles de cada cual. Ser y dejar ser. El enemigo no es el que piensa distinto; para superar los desacuerdos nada mejor que el diálogo. Todos lo saben, muchos lo ignoran. Por eso es importante tener en cuenta que todos son personas que todos los días se levantan, comen, trabajan y mueren. Todos somos humanos.
La concentración del poder y del dinero (a pesar de los demás) no hace si no que la sociedad se transforme en islas que no se contactan entre si y ello no permite la construcción colectiva. ¿Y todavía se preguntan por qué la desmovilización?.Así no puede administrarse la Vida. Ni siquiera permite el mínimo proyecto de vida. Tampoco el concepto de comunidad.
En la lucha por el salario se bosqueja la búsqueda por la excelencia. Es así que cabe la posibilidad de que exista la llave de la planificación de políticas para mejorar la vida de personas que volverán a recuperar la confianza, el proyecto colectivo en una comunidad organizada. Nada viene del cielo. Evita dijo: “Uniéndose no hay fuerza capaz de doblegar un pueblo que tiene conciencia de sus derechos, ni hay lugar para los traficantes de nuestro porvenir”.
* DNI 4159560
La confianza es tal vez el lugar más lastimado del vapuleado tejido social.
El compañerismo, la cordialidad, la seguridad que merecen nuestros semejantes, como lo que se refiere a los propios recursos personales está dañado por la profunda crisis instalada de las últimas décadas. Carencia de recursos y oportunidades. La desestructuración de ejes del soporte personal-social, el quiebre de proyectos.
La confianza en los demás está distorsionada al punto de que la percepción de lo diverso se lo ve como adverso.
En este contexto, el planteo y reclamo de los trabajadores estatales estaría dado por la posibilidad de perder libertad, autonomía y dignidad; y de lograr, además, permanecer dentro del pacto social (del sistema) que define la relación del Estado con la sociedad.
La pregunta sería si los actores sociales y políticos están dispuestos a ensanchar el ámbito de la reflexión política, las diferencias de opinión y de intereses como expresión de una diversidad pluralista.
Lo que aparece sobre la mesa no es sólo la falta de diálogo si no la falta de comprensión. Ese conocimiento intelectual u objetivo por una parte y la comprensión humana intersubjetiva, aprenhender en conjunto, para que sea completa.
Comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de identificación y de proyección. La comprensión necesita apertura, simpatía, generosidad.
La crisis instalada de las últimas décadas es la que costó a incontables aglutinarse en la marginalidad, a muchos cambiar su existencia, sus proyectos y el futuro para sus hijos. En un país grande, rico, maravilloso cabe preguntarse si los argentinos son felices. Los indicadores del consumo de medicación antiestrés, antidepresivos dice: no.
Los medios de comunicación informan y muestran la necesidad de fundar un espacio del pensamiento que sea legítimamente de prácticas políticas. Ello requiere un nuevo diálogo entre el Estado y la sociedad. Redefinir lo público como razón de ser del Estado.
¿Qué hacer? Pensar juntos, respetando los roles de cada cual. Ser y dejar ser. El enemigo no es el que piensa distinto; para superar los desacuerdos nada mejor que el diálogo. Todos lo saben, muchos lo ignoran. Por eso es importante tener en cuenta que todos son personas que todos los días se levantan, comen, trabajan y mueren. Todos somos humanos.
La concentración del poder y del dinero (a pesar de los demás) no hace si no que la sociedad se transforme en islas que no se contactan entre si y ello no permite la construcción colectiva. ¿Y todavía se preguntan por qué la desmovilización?.Así no puede administrarse la Vida. Ni siquiera permite el mínimo proyecto de vida. Tampoco el concepto de comunidad.
En la lucha por el salario se bosqueja la búsqueda por la excelencia. Es así que cabe la posibilidad de que exista la llave de la planificación de políticas para mejorar la vida de personas que volverán a recuperar la confianza, el proyecto colectivo en una comunidad organizada. Nada viene del cielo. Evita dijo: “Uniéndose no hay fuerza capaz de doblegar un pueblo que tiene conciencia de sus derechos, ni hay lugar para los traficantes de nuestro porvenir”.
* DNI 4159560
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