Por Abla Carballo *
En la decisión de alimentar el crecimiento de la conciencia se refugia el secreto del encuentro y el diálogo. La revitalización humana del tejido social.
El “nosotros” al que solemos apelar con insistencia discursiva, en realidad no es un punto de partida.
Forma parte del sueño, de la llegada. Requiere construcción con sabiduría y sin pausa. Hacer caminos de proceso.
El “encuentro” con otros es instrumento idóneo con que se abre el curso, se entreteje la filigrana de la hoja de ruta (que es quien dará testimonio del sentido fundacional del intento, más allá de los caminos equivocados, de las pérdidas de la dirección en el viaje).
El “diálogo” es una herramienta privilegiada.
En realidad, nosotros no entramos en interacción con el Mundo Natural o Real, con tanta frecuencia como creemos.
Mayormente estamos en contacto con un mundo definido o hablado por los otros.
Desde nuestro origen en el discurso familiar, las improntas culturales de nuestra comunidad de pertenencia, nuestros referentes elegidos ya adultos, el bombardeo de las agencias mediáticas, etc.
El encuentro es el instrumento de construcción del “nosotros”.
La invitación al diálogo efectuada por el Concejo Deliberante local hacia el gobierno municipal y las fuerzas de seguridad, por la gravedad y emergencia que representa la Seguridad, es un punto de llegada. Constituye un soporte para navegar la incertidumbre y “la fluidez” de nuestro tiempo globalizado. Desarrolla lazos y entrelazamientos para la creación de pensamientos y acciones. Ayuda a eludir la impiadosa compulsividad representada por el mítico Procusto** (que todos llevamos dentro).
Ubicando el plano de la convivencia, es decir, la interacción social, como generador de asimilación que transforma lo potencial en lo real y lo deseado en lo posible, conllevaría a una serie de reflexiones necesarias en torno a la convivencia cotidiana.
Una adecuada meditación acerca de cada organismo, de cada organización realizada con juicio, razón, intuición y conocimiento, indicaría la cualidad direccional hacia la construcción de la vida (en un marco de justicia social) o colaborando con la contaminación autodestructiva.
** Procusto “constituye el símbolo universal de todo lo que achica el alma a una media convencional: es el paradigma perfecto de la vulgarización de la mediocridad. Las raíces procustianas tiñen la ética e intelectualidad ejercidas por personas autoritarias que no toleran percepciones ni juicios que no sean exactamente como los de sus propios criterios. Está presente en los abusos de poder, en las conductas invasoras e impertinentes, en la falta de comunicación y convivencia armoniosa.
La inteligencia radica en la habilidad social de aprender a convivir con lo distinto, no con lo uniforme. Allí reside el punto de armonía con el conflicto. Procusto está tan loco como vigente. Es en la armonía de las diferencias, donde la vida ofrece, generosamente, sus ofrendas más bellas”.-
* DNI 4.159.560
En la decisión de alimentar el crecimiento de la conciencia se refugia el secreto del encuentro y el diálogo. La revitalización humana del tejido social.
El “nosotros” al que solemos apelar con insistencia discursiva, en realidad no es un punto de partida.
Forma parte del sueño, de la llegada. Requiere construcción con sabiduría y sin pausa. Hacer caminos de proceso.
El “encuentro” con otros es instrumento idóneo con que se abre el curso, se entreteje la filigrana de la hoja de ruta (que es quien dará testimonio del sentido fundacional del intento, más allá de los caminos equivocados, de las pérdidas de la dirección en el viaje).
El “diálogo” es una herramienta privilegiada.
En realidad, nosotros no entramos en interacción con el Mundo Natural o Real, con tanta frecuencia como creemos.
Mayormente estamos en contacto con un mundo definido o hablado por los otros.
Desde nuestro origen en el discurso familiar, las improntas culturales de nuestra comunidad de pertenencia, nuestros referentes elegidos ya adultos, el bombardeo de las agencias mediáticas, etc.
El encuentro es el instrumento de construcción del “nosotros”.
La invitación al diálogo efectuada por el Concejo Deliberante local hacia el gobierno municipal y las fuerzas de seguridad, por la gravedad y emergencia que representa la Seguridad, es un punto de llegada. Constituye un soporte para navegar la incertidumbre y “la fluidez” de nuestro tiempo globalizado. Desarrolla lazos y entrelazamientos para la creación de pensamientos y acciones. Ayuda a eludir la impiadosa compulsividad representada por el mítico Procusto** (que todos llevamos dentro).
Ubicando el plano de la convivencia, es decir, la interacción social, como generador de asimilación que transforma lo potencial en lo real y lo deseado en lo posible, conllevaría a una serie de reflexiones necesarias en torno a la convivencia cotidiana.
Una adecuada meditación acerca de cada organismo, de cada organización realizada con juicio, razón, intuición y conocimiento, indicaría la cualidad direccional hacia la construcción de la vida (en un marco de justicia social) o colaborando con la contaminación autodestructiva.
** Procusto “constituye el símbolo universal de todo lo que achica el alma a una media convencional: es el paradigma perfecto de la vulgarización de la mediocridad. Las raíces procustianas tiñen la ética e intelectualidad ejercidas por personas autoritarias que no toleran percepciones ni juicios que no sean exactamente como los de sus propios criterios. Está presente en los abusos de poder, en las conductas invasoras e impertinentes, en la falta de comunicación y convivencia armoniosa.
La inteligencia radica en la habilidad social de aprender a convivir con lo distinto, no con lo uniforme. Allí reside el punto de armonía con el conflicto. Procusto está tan loco como vigente. Es en la armonía de las diferencias, donde la vida ofrece, generosamente, sus ofrendas más bellas”.-
* DNI 4.159.560
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