Por José Hernán Díaz Varela *
Los habitantes de Trevelin venimos bastante golpeados durante el último año: primero la sequía, luego los incendios, luego más sequía, nevadas y lluvia a destiempo y, como corolario, la erupción del volcán Chaitén que nos llenó y llena de cenizas insidiosas que se filtran por todos lados y que estamos hartos de barrer, juntar y respirar. Pero claro, el clima es el clima y hasta acá, como me decía un amigo mendocino “si la naturaleza te pega, te levantás; una y cien veces. No hay otra”.
Sin embargo, en Trevelin, pese a la enumeración señalada, los conflictos con la naturaleza no son los que más afectan a sus habitantes. El problema esencial lo constituyen las decisiones que toma el poder político local contra los ciudadanos del Pueblo del Molino.
Hace pocos días el Concejo Deliberante local, con los votos de los seis concejales oficialistas acompañados por el concejal Jorge Posse, del bloque Alternativa, aprobó un aumento en las tarifas de servicios de agua potable de más del treinta por ciento y del servicio de cloacas y tratamiento de efluentes que ronda el cien por ciento. Lo más interesante es que también aprobó el método de cálculo del servicio de agua potable: ¡por metro cuadrado de construcción!
Aclaremos: el servicio público de agua potable es medido, la unidad de medida es el metro cúbico (equivalente a mil litros), y las tarifas se fijan por precio de metro cúbico. El sistema ilegal y arbitrario que aprobó el Concejo Deliberante, siguiendo las órdenes del Ejecutivo municipal y en clara connivencia con la Cooperativa 16 de Octubre, implica un grave perjuicio para todos nosotros, que somos a la vez usuarios, socios y rehenes de esta empresa. No existe mejor negocio que proveer por metro cúbico y cobrar por metro cuadrado.
Aquí caben algunos interrogantes; en primer lugar, ¿por qué no se colocan medidores domiciliarios para controlar el consumo y así, el que más gasta, más paga?. Me contó un pajarito que los medidores se compraron pero no funcionaron porque se congelaban, y que entonces quedaron por allí arrumbados, aunque nadie se responsabilizó por esa compra que pagamos todos los usuarios. Les informo a los directivos de la Coop que en Canadá, por ejemplo, el sistema de agua es medido, que allá hace un poco más de frío que en nuestro pueblo, y sin embargo los medidores no se congelan. Todo un misterio.
Los habitantes de Trevelin venimos bastante golpeados durante el último año: primero la sequía, luego los incendios, luego más sequía, nevadas y lluvia a destiempo y, como corolario, la erupción del volcán Chaitén que nos llenó y llena de cenizas insidiosas que se filtran por todos lados y que estamos hartos de barrer, juntar y respirar. Pero claro, el clima es el clima y hasta acá, como me decía un amigo mendocino “si la naturaleza te pega, te levantás; una y cien veces. No hay otra”.
Sin embargo, en Trevelin, pese a la enumeración señalada, los conflictos con la naturaleza no son los que más afectan a sus habitantes. El problema esencial lo constituyen las decisiones que toma el poder político local contra los ciudadanos del Pueblo del Molino.
Hace pocos días el Concejo Deliberante local, con los votos de los seis concejales oficialistas acompañados por el concejal Jorge Posse, del bloque Alternativa, aprobó un aumento en las tarifas de servicios de agua potable de más del treinta por ciento y del servicio de cloacas y tratamiento de efluentes que ronda el cien por ciento. Lo más interesante es que también aprobó el método de cálculo del servicio de agua potable: ¡por metro cuadrado de construcción!
Aclaremos: el servicio público de agua potable es medido, la unidad de medida es el metro cúbico (equivalente a mil litros), y las tarifas se fijan por precio de metro cúbico. El sistema ilegal y arbitrario que aprobó el Concejo Deliberante, siguiendo las órdenes del Ejecutivo municipal y en clara connivencia con la Cooperativa 16 de Octubre, implica un grave perjuicio para todos nosotros, que somos a la vez usuarios, socios y rehenes de esta empresa. No existe mejor negocio que proveer por metro cúbico y cobrar por metro cuadrado.
Aquí caben algunos interrogantes; en primer lugar, ¿por qué no se colocan medidores domiciliarios para controlar el consumo y así, el que más gasta, más paga?. Me contó un pajarito que los medidores se compraron pero no funcionaron porque se congelaban, y que entonces quedaron por allí arrumbados, aunque nadie se responsabilizó por esa compra que pagamos todos los usuarios. Les informo a los directivos de la Coop que en Canadá, por ejemplo, el sistema de agua es medido, que allá hace un poco más de frío que en nuestro pueblo, y sin embargo los medidores no se congelan. Todo un misterio.
Por otra parte, ¿cómo obtiene la Cooperativa la información necesaria para cobrar por metro cuadrado de construcción si el propio municipio no tiene esos datos?. Porque esto último queda claro con la regularización de planos que se les está exigiendo a los comercios, es decir, la municipalidad no tiene ni idea de qué ni cómo se construye en Trevelin, pero parece que la Cooperativa sí. Al mismo tiempo, si me cobran por metro cuadrado de construcción ¿no es la misma base que la utilizada para cobrar el impuesto inmobiliario? ¿No existe entonces una doble imposición, ilegal por donde se la mire?. Por último, ¿no es esto un estímulo para el uso irracional y el derroche del agua potable, total gaste lo que gaste me van a cobrar lo mismo?. Con este sistema tarifario, los directivos de la Coop 16 bien pueden hacer un rollito y guardarse los famosos afiches de “Pst, pst, el agua…”. Parecería cumplirse el viejo dicho de “agua que no has de beber…”
Y todo este desmanejo ocurre porque el Concejo Deliberante lo permite; es decir, con más precisión y nombres propios, los concejales Rosana González, Oscar Silva, Belarmino Álvarez, María Ester Evans, Luis Cornelio, Justino Jaramillo y Jorge Posse han declinado en sus funciones de protección y resguardo de los derechos de los ciudadanos trevelinenses en favor de los intereses empresarios de la Cooperativa 16 de Octubre al aprobar el sistema tarifario ya explicado.
Y con respecto a estas desventuras climáticas y políticas que padecemos los trevelinenses, me parece oportuno retomar las luminosas apreciaciones del filósofo vasco Fernando Savater cuando sostiene que “de la naturaleza somos biológicamente productos, pero de la sociedad somos humanamente productos, productores y además cómplices. Ése debe ser el motivo por el que soportamos con más resignación los inconvenientes de la naturaleza que los de la sociedad: los primeros pueden resultarnos un fastidio o una amenaza, pero los segundos constituyen una traición”.
* DNI 17.536.512
Trevelin - Chubut
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