Las fotos de Raquel Negro y Edgar Valenzuela Foto: Telam
Enviado por Alicia Jardel
Las Abuelas de Plaza de Mayo queremos comunicar que hemos encontrado a otra nieta que durante más de 30 años vivió privada de su identidad. La joven es hija de Raquel Carolina Ángela Negro y Edgar Tulio Valenzuela, ambos secuestrados en 1978.
Los padres
Tulio nació el 21 de mayo de 1945 en la ciudad de San Juan. Cuando terminó el secundario se mudó a Buenos Aires para estudiar abogacía en la UBA. Durante 1972 trabajó en Altos Hornos Zapla (Jujuy). Militó en la Juventud del Partido Bloquista en San Juan, en la agrupación universitaria Acción Revolucionaria Peronista (ARP) y en Montoneros. Sus compañeros le decían “Tucho” o “Marcos”. En 1971 se casó con su primera esposa, Alcira Fidalgo, de quien se separó en 1973. Por esos años se mudó a Rosario a raíz de su militancia política.
Raquel nació el 26 de abril de 1949 en la ciudad de Santa Fe. Luego de recibir el título docente en la Escuela Normal José de San Martín, continuó sus estudios en la Escuela de Servicio Social de Santa Fe. Ejerció como trabajadora social en un plan de viviendas de una cooperativa y en la Escuela Falucho de Santa Fe. Militó en la Juventud Peronista (JP), en el Movimiento Villero Peronista (MVP), en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y en Montoneros. Sus compañeros le decían “María”, “Flaca” o “Gringa”. En 1970 se casó con Marcelino Álvarez y el 28 de mayo de 1976 nació Sebastián, su primer hijo. Marcelino fue secuestrado el 4 de noviembre de ese año en Rosario y sigue desaparecido.
Raquel y Tulio se conocieron en Rosario, formaron pareja y por un tiempo vivieron en Brasil. Regresaron en enero de 1978 a Mar del Plata, donde fueron secuestrados el 2 de enero. Tulio y Sebastián en la “Tienda Los Gallegos”, Raquel –embarazada de siete meses– en la esquina de Luro y Catamarca, a dos cuadras de la tienda.
El operativo estuvo a cargo de un grupo de tareas del II Cuerpo del Ejército. Tulio, Raquel y Sebastián fueron llevados al CCD “Quinta de Funes”. Allí, bajo el mando del general Fortunato Galtieri, se organizó un operativo en el que Tulio resultaría una pieza clave, ya que fue obligado a salir clandestinamente del país junto a represores que se hacían pasar por personal diplomático con el fin de concretar un operativo de secuestro de dirigentes políticos en el exterior. Raquel y Tulio simularon aceptar el plan y negociaron la restitución de Sebastián a su familia materna, hecho que lograron comprobar a través de un llamado telefónico a la casa de los abuelos.
Tulio salió del país con los represores y una vez que pisó suelo mexicano, se fugó y denunció los crímenes de la dictadura en Argentina. Se produjo un escándalo diplomático, los militares fueron detenidos y el plan se vio desbaratado. Tucho permaneció en México y el 25 de mayo de 1978 estableció el último contacto con su familia. Si bien se sabe que ingresó al país en el marco de la contraofensiva, no hay exactitud acerca de las circunstancias de su secuestro.
De Raquel se sabe que el 26 de marzo de 1978 dio a luz mellizos/as en el Hospital Militar de Paraná.
La búsqueda
La causa –que tramita en el Juzgado Federal N° 1 de la capital entrerriana– se inició el 18 de mayo de 2005, debido a una denuncia presentada por Guillermo Antonio Germano, en su carácter de coordinador del Registro Único de la Verdad , dependiente de la Secretaría de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, con motivo de haber tomado conocimiento de la existencia de mujeres embarazadas que habrían dado a luz en el Hospital Militar de Paraná en la última dictadura.
Durante los primeros años de instrucción, las medidas principales fueron llevadas por el Fiscal a cargo, Mario Silva. Se tomaron testimoniales de la mayoría de los empleados civiles que prestaban servicio en el Hospital Militar en 1977-78. Además, declararon médicos y enfermeras del Instituto Médico de Pediatría de Paraná, debido a que hay prueba que indica que los bebés nacidos fueron trasladados a ese lugar.
Los querellantes, además de Abuelas, son la Secretaría de DDHH de la Nación y Sebastián Álvarez, hijo de Raquel Negro. Hasta el momento, fueron citadas a indagatoria siete personas, y de los testimonios se puede concluir que en los primeros meses de 1978, una mujer cuya descripción coincide con la de Raquel Negro dio a luz a mellizos en el Hospital Militar de Paraná. Tuvo una nena y un nene. El niño tuvo problemas respiratorios y cardíacos. Como el Hospital no tenía sala de neonatología, si había problemas los nacidos eran trasladados al Instituto Médico de Pediatría. Aparentemente no se consiguió lugar en esa clínica hasta el día siguiente, por lo que los niños permanecieron en la sala de Terapia Intensiva del Hospital Militar.
Según contó una enfermera, el niño estaba muy grave. Esta hipótesis coincide con el relato del personal del Instituto que dice que sólo recibieron un bebé. En los libros de la clínica figura la entrada de una beba llamada “Soledad López” y un bebé “NN López” provenientes del Hospital Militar. Es de destacar que el ingreso de bebés muertos se consignaba con NN, lo cual coincide con todo lo relatado por las enfermeras.
Abuelas de Plaza de Mayo se constituyó como querellante el 14 de febrero de 2008 y nuestro equipo de la filial de Rosario realizó una exhaustiva investigación que llegó a las mismas conclusiones que la jueza Myriam Stella Galizzi, es decir que la niña de Raquel y Tucho había sido dejada en la puerta de un convento y dada posteriormente en adopción.
Subsidiariamente, la joven, que ya dudaba de su identidad, se acercó a nuestra oficina de Rosario para saber sobre su origen. Al mismo tiempo, recibió la citación de la jueza actuante, quien ordenó la pericia genética y pidió el apoyo de la CONADI. El resultado de los estudios efectuados en el Banco Nacional de Datos Genéticos indicó su inclusión en el grupo familiar Valenzuela-Negro.
Con la verdad acerca de su historia, esta joven mujer podrá conocer a su hermano, tíos y otros familiares que junto con Abuelas la buscaron incansablemente y con inmenso amor. Una vez más, el viento reparador de la verdad alcanzó a otra nieta recuperada.
Las Abuelas de Plaza de Mayo queremos comunicar que hemos encontrado a otra nieta que durante más de 30 años vivió privada de su identidad. La joven es hija de Raquel Carolina Ángela Negro y Edgar Tulio Valenzuela, ambos secuestrados en 1978.
Los padres
Tulio nació el 21 de mayo de 1945 en la ciudad de San Juan. Cuando terminó el secundario se mudó a Buenos Aires para estudiar abogacía en la UBA. Durante 1972 trabajó en Altos Hornos Zapla (Jujuy). Militó en la Juventud del Partido Bloquista en San Juan, en la agrupación universitaria Acción Revolucionaria Peronista (ARP) y en Montoneros. Sus compañeros le decían “Tucho” o “Marcos”. En 1971 se casó con su primera esposa, Alcira Fidalgo, de quien se separó en 1973. Por esos años se mudó a Rosario a raíz de su militancia política.
Raquel nació el 26 de abril de 1949 en la ciudad de Santa Fe. Luego de recibir el título docente en la Escuela Normal José de San Martín, continuó sus estudios en la Escuela de Servicio Social de Santa Fe. Ejerció como trabajadora social en un plan de viviendas de una cooperativa y en la Escuela Falucho de Santa Fe. Militó en la Juventud Peronista (JP), en el Movimiento Villero Peronista (MVP), en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y en Montoneros. Sus compañeros le decían “María”, “Flaca” o “Gringa”. En 1970 se casó con Marcelino Álvarez y el 28 de mayo de 1976 nació Sebastián, su primer hijo. Marcelino fue secuestrado el 4 de noviembre de ese año en Rosario y sigue desaparecido.
Raquel y Tulio se conocieron en Rosario, formaron pareja y por un tiempo vivieron en Brasil. Regresaron en enero de 1978 a Mar del Plata, donde fueron secuestrados el 2 de enero. Tulio y Sebastián en la “Tienda Los Gallegos”, Raquel –embarazada de siete meses– en la esquina de Luro y Catamarca, a dos cuadras de la tienda.
El operativo estuvo a cargo de un grupo de tareas del II Cuerpo del Ejército. Tulio, Raquel y Sebastián fueron llevados al CCD “Quinta de Funes”. Allí, bajo el mando del general Fortunato Galtieri, se organizó un operativo en el que Tulio resultaría una pieza clave, ya que fue obligado a salir clandestinamente del país junto a represores que se hacían pasar por personal diplomático con el fin de concretar un operativo de secuestro de dirigentes políticos en el exterior. Raquel y Tulio simularon aceptar el plan y negociaron la restitución de Sebastián a su familia materna, hecho que lograron comprobar a través de un llamado telefónico a la casa de los abuelos.
Tulio salió del país con los represores y una vez que pisó suelo mexicano, se fugó y denunció los crímenes de la dictadura en Argentina. Se produjo un escándalo diplomático, los militares fueron detenidos y el plan se vio desbaratado. Tucho permaneció en México y el 25 de mayo de 1978 estableció el último contacto con su familia. Si bien se sabe que ingresó al país en el marco de la contraofensiva, no hay exactitud acerca de las circunstancias de su secuestro.
De Raquel se sabe que el 26 de marzo de 1978 dio a luz mellizos/as en el Hospital Militar de Paraná.
La búsqueda
La causa –que tramita en el Juzgado Federal N° 1 de la capital entrerriana– se inició el 18 de mayo de 2005, debido a una denuncia presentada por Guillermo Antonio Germano, en su carácter de coordinador del Registro Único de la Verdad , dependiente de la Secretaría de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, con motivo de haber tomado conocimiento de la existencia de mujeres embarazadas que habrían dado a luz en el Hospital Militar de Paraná en la última dictadura.
Durante los primeros años de instrucción, las medidas principales fueron llevadas por el Fiscal a cargo, Mario Silva. Se tomaron testimoniales de la mayoría de los empleados civiles que prestaban servicio en el Hospital Militar en 1977-78. Además, declararon médicos y enfermeras del Instituto Médico de Pediatría de Paraná, debido a que hay prueba que indica que los bebés nacidos fueron trasladados a ese lugar.
Los querellantes, además de Abuelas, son la Secretaría de DDHH de la Nación y Sebastián Álvarez, hijo de Raquel Negro. Hasta el momento, fueron citadas a indagatoria siete personas, y de los testimonios se puede concluir que en los primeros meses de 1978, una mujer cuya descripción coincide con la de Raquel Negro dio a luz a mellizos en el Hospital Militar de Paraná. Tuvo una nena y un nene. El niño tuvo problemas respiratorios y cardíacos. Como el Hospital no tenía sala de neonatología, si había problemas los nacidos eran trasladados al Instituto Médico de Pediatría. Aparentemente no se consiguió lugar en esa clínica hasta el día siguiente, por lo que los niños permanecieron en la sala de Terapia Intensiva del Hospital Militar.
Según contó una enfermera, el niño estaba muy grave. Esta hipótesis coincide con el relato del personal del Instituto que dice que sólo recibieron un bebé. En los libros de la clínica figura la entrada de una beba llamada “Soledad López” y un bebé “NN López” provenientes del Hospital Militar. Es de destacar que el ingreso de bebés muertos se consignaba con NN, lo cual coincide con todo lo relatado por las enfermeras.
Abuelas de Plaza de Mayo se constituyó como querellante el 14 de febrero de 2008 y nuestro equipo de la filial de Rosario realizó una exhaustiva investigación que llegó a las mismas conclusiones que la jueza Myriam Stella Galizzi, es decir que la niña de Raquel y Tucho había sido dejada en la puerta de un convento y dada posteriormente en adopción.
Subsidiariamente, la joven, que ya dudaba de su identidad, se acercó a nuestra oficina de Rosario para saber sobre su origen. Al mismo tiempo, recibió la citación de la jueza actuante, quien ordenó la pericia genética y pidió el apoyo de la CONADI. El resultado de los estudios efectuados en el Banco Nacional de Datos Genéticos indicó su inclusión en el grupo familiar Valenzuela-Negro.
Con la verdad acerca de su historia, esta joven mujer podrá conocer a su hermano, tíos y otros familiares que junto con Abuelas la buscaron incansablemente y con inmenso amor. Una vez más, el viento reparador de la verdad alcanzó a otra nieta recuperada.
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