Fuente: Perfil
Algunas de las heridas que dejó el conflicto con el campo en el kirchnerismo comenzaron a cicatrizar. Con la esperanza de contener a la tropa hasta las legislativas de 2009, la sutura corrió a cargo del propio presidente del partido, Néstor Kirchner. A cuatro meses del voto “no positivo” de Julio Cobos, el patagónico se reencontró con los principales peronistas desencantados que dejó la pelea con el agro: el entrerriano Jorge Busti, el santafesino Carlos Reutemann, el cordobés Juan Schiaretti y el pampeano Rubén Marín. Quien aún resistía la amnistía era el gobernador chubutense Mario Das Neves, que a principios de octubre lanzó entrelíneas su precandidatura para 2011, con la excusa de presentar el “Modelo Chubut”.
En un principio se creía que Das Neves seguiría el mismo camino que el diputado Felipe Solá, que oficializó su salida del bloque K. No obstante, la filosa lengua del ex jefe de la Aduana duhaldista, que no tuvo reparos en criticar los actos que organizaba Kirchner para demostrar poderío mientras se discutía la Resolución 125, se calmó hace tiempo.
“Firmaron una especie de pacto de no agresión hasta 2009”; “la idea de Néstor es contener a todos dentro del proyecto, porque si se complican las legislativas nos jodemos todos”; son algunas de las frases que disparan quienes conocen los pormenores del encuentro que Das Neves y el ex mandatario mantuvieron hace dos semanas en la Quinta de Olivos.
“Yo no tengo nada que hablar con el presidente del PJ”, repetía el chubutense a todo periodista comprovinciano antes de visitar Olivos. Cuando fue a la Quinta para presentar los programas “Petróleo Plus” y “Refinación Plus” compartió el acto con Cristina Kirchner y el superministro Julio De Vido. Pero luego de la presentación, lejos de las cámaras de televisión, Das Neves se reunió con el ex presidente para sellar la amnistía.
Das Neves no veía con buenos ojos que el kirchnerismo haya cooptado al primer herido “dasnevista”: el ex ministro coordinador de Chubut, Norberto Yauhar, que de la mano de Julio De Vido asumió la semana pasada como subsecretario de Pesca de la Nación. El ex poderoso funcionario dejó su cargo ante el avance en el gabinete del hijo del mandatario provincial, Pablo Das Neves. “Tenía que decidir entre su hijo y Yauhar; obvio que eligió a Pablo”, reflexionó un importante dirigente justicialista chubutense.
Tampoco habían caído bien en el dasnevismo los afiches que empapelaron Buenos Aires a fines de octubre. Sobre el rostro del gobernador se leía : “80 por ciento abogado, 100 por ciento pelotudo”, aludiendo a su inconclusa carrera de Derecho. Los dedos acusadores rápidamente apuntaron contra el ex chofer de Kirchner, Rudy Igor Ulloa, con quien mantienen una dura disputa pública, y contra el secretario de Medios, José "Pepe" Albistur.
Aún perduran los ecos del terremoto que sacudió la hegemonía del matrimonio presidencial en su pelea con el agro. Pero parece que, a excepción de Solá, la discusión del postkirchnerismo se pospuso hasta que se terminen de contar las boletas el año que viene. A menos que una de las partes viole el pacto.
Algunas de las heridas que dejó el conflicto con el campo en el kirchnerismo comenzaron a cicatrizar. Con la esperanza de contener a la tropa hasta las legislativas de 2009, la sutura corrió a cargo del propio presidente del partido, Néstor Kirchner. A cuatro meses del voto “no positivo” de Julio Cobos, el patagónico se reencontró con los principales peronistas desencantados que dejó la pelea con el agro: el entrerriano Jorge Busti, el santafesino Carlos Reutemann, el cordobés Juan Schiaretti y el pampeano Rubén Marín. Quien aún resistía la amnistía era el gobernador chubutense Mario Das Neves, que a principios de octubre lanzó entrelíneas su precandidatura para 2011, con la excusa de presentar el “Modelo Chubut”.
En un principio se creía que Das Neves seguiría el mismo camino que el diputado Felipe Solá, que oficializó su salida del bloque K. No obstante, la filosa lengua del ex jefe de la Aduana duhaldista, que no tuvo reparos en criticar los actos que organizaba Kirchner para demostrar poderío mientras se discutía la Resolución 125, se calmó hace tiempo.
“Firmaron una especie de pacto de no agresión hasta 2009”; “la idea de Néstor es contener a todos dentro del proyecto, porque si se complican las legislativas nos jodemos todos”; son algunas de las frases que disparan quienes conocen los pormenores del encuentro que Das Neves y el ex mandatario mantuvieron hace dos semanas en la Quinta de Olivos.
“Yo no tengo nada que hablar con el presidente del PJ”, repetía el chubutense a todo periodista comprovinciano antes de visitar Olivos. Cuando fue a la Quinta para presentar los programas “Petróleo Plus” y “Refinación Plus” compartió el acto con Cristina Kirchner y el superministro Julio De Vido. Pero luego de la presentación, lejos de las cámaras de televisión, Das Neves se reunió con el ex presidente para sellar la amnistía.
Das Neves no veía con buenos ojos que el kirchnerismo haya cooptado al primer herido “dasnevista”: el ex ministro coordinador de Chubut, Norberto Yauhar, que de la mano de Julio De Vido asumió la semana pasada como subsecretario de Pesca de la Nación. El ex poderoso funcionario dejó su cargo ante el avance en el gabinete del hijo del mandatario provincial, Pablo Das Neves. “Tenía que decidir entre su hijo y Yauhar; obvio que eligió a Pablo”, reflexionó un importante dirigente justicialista chubutense.
Tampoco habían caído bien en el dasnevismo los afiches que empapelaron Buenos Aires a fines de octubre. Sobre el rostro del gobernador se leía : “80 por ciento abogado, 100 por ciento pelotudo”, aludiendo a su inconclusa carrera de Derecho. Los dedos acusadores rápidamente apuntaron contra el ex chofer de Kirchner, Rudy Igor Ulloa, con quien mantienen una dura disputa pública, y contra el secretario de Medios, José "Pepe" Albistur.
Aún perduran los ecos del terremoto que sacudió la hegemonía del matrimonio presidencial en su pelea con el agro. Pero parece que, a excepción de Solá, la discusión del postkirchnerismo se pospuso hasta que se terminen de contar las boletas el año que viene. A menos que una de las partes viole el pacto.
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