Por Abla Carballo *
Foto: Germán Pasini (concierto de cuerdas)
Hombres y mujeres esquelenses del presente desarrollan una trascendente gestión y, conscientes o no, están formulando un mandato a lo jóvenes.
Se trata de la perspectiva cultural que emana de la secretaría de Cultura de Esquel y tiene su fundamento en la versión que propone, difunde y concreta en hechos, alimentado por acciones en donde caben todos quienes tienen ganas. Se trata, no sólo de Esquel, sino además, del protagonismo de numerosos representantes de localidades vecinas que traen sus aconteceres culturales de honda raigambre, al espacio abierto de todo lo que sucede, cotidianamente, en el centro cultural Melipal y el auditorio.
Muestra de esto fue el cierre de actividades y talleres durante el miércoles de la semana pasada y el sábado por la noche.
Niños, adolescentes, jóvenes y adultos mostraron lo aprendido para hacer del acontecimiento una fiesta para los sentidos, recrear sus aprendizajes y el deseo de reconstruir desde un descubrimiento propio, la potencialidad de cada uno para encarnarla y viabilizarla. Hoy y aquí, en dos coordenadas que son el tiempo y la historia.
Lo que viene sucediendo en Esquel es que todo pensamiento, si es profundo, valedero, se fecunda en obras concretas de cualquier tipo. Y toda obra, desde la más sencilla, la más callada, la más simple o relumbrante genera ideas. Y es idea encarnada. Es así cómo poco a poco va realizándose, también, la construcción de nosotros mismos. En este caso es el producto del sentirse parte de. Y de no seguir quebrantados –por el discurso neoliberal- que logró saquear el patrimonio colectivo y, entre tantas cosas, la base de la educación y la cultura propia.
No es esta una cuestión de apología, se trata de valorar el trabajo permanente de personas comprometidas que aman lo que hacen y que no tienen ese tiempo omnipotente para esperar a cuando las reglas de la economía se estabilicen, a cuando los mercados internacionales estén en otra tesitura, para cuando se esclarezcan las dirigencias, para cuando seamos muchos más de los que somos.
El resultado hoy es el de animarse y ese es el valor de la tarea cultural de Esquel. De esa sencilla mezcla entre los que tienen a cargo funciones en el área e innumerables y heterogéneos participantes.
Es interesante el lazo vinculante de comunicación que se produce con este trabajo de la cultura en medio de problemas que cada uno vive y que trans-torna. Aún así, es posible funcionar a través de los códigos imperantes. Aquellos que exaltan el yo enfermizo que aparece en los argentinos transformándose en ombliguitos, es usado como mecanismo que muy bien se manipula por medio de disociarnos a unos de otros. Porque si el caminar se transforma en ser transeúntes o pasajeros solamente, ni tenemos arraigo, ni tenemos pueblo porque no compartimos el nosotros, ni somos yo. Y es tan fantástico que yo sea, para no alienarme. Porque el chiste absurdo de dedicarse a ser como otros perdiendo la única posibilidad de ser yo sujeto social, en mi ciudad, en mi pueblo y en el cosmos, se logra atando el nudo que puede constreñir al cambio, que es el miedo.
Y el desanudar se logra en compañía.
Es posible cambiar y vencer ese miedo, con el que conozca o no, con el del sur o el del norte, salga del ghetto de mis intereses, de mis comodidades, de mis amiguitos, de los próximos que tanto los veo, que tanto pareciera que los puedo describir, que ocurre que la sensibilidad se apergamina, se acoraza, se enconstra y en lugar de vibración aparece la rutina.
LAS MÁSCARAS SON LA EXPRESIÓN DE NUESTRO MIEDO
El uso de las máscaras se debe al miedo de mostrarnos tal como somos y sentimos. Creo que el miedo más profundo y fundamentalmente, la angustia, lo que socava más al corazón humano, es el miedo a quedarnos solos.
Quizás ¿si muestro lo que soy, y no gusta?
Acaso ¿si contradigo y pierdo el trabajo?
Posiblemente ¿si cuestiono y pregunto molesto?
Y si molesto ¿y no me invitan y pierdo los privilegios?
¿Y si a mi me alcanza el peor de los males? la indi-ferencia, ¿y soy como el mobiliario, no tengo contorno propio y paso en el bulto?
Todos interrogantes por los que usamos máscaras que tapan lo que siento, lo que amo, lo que me apasiona. La identidad.
Entonces, la huída al individualismo, al des-compromiso hace que el nosotros no sea una realidad.
Mientras, en esta institución con el alma de sus gestores y participantes, entusiasman a crecer, con posibilidad de vencer prejuicios, que son los juicios previos porque... porque... porque....
La actividad cultural en Esquel anima a todas las formas como algo positivo, y no como algo bucólico o sólo romántico.
El resultado: dotar de contenido y protagonismo a todos los que revalorizan con orgullo su pertenencia.-
* DNI 4159 560
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