viernes, febrero 06, 2009

Opinión: “Hacer las cosas bien, por un día”


Por Osvaldo González Salinas *

Estimados Amigos de Puerta E:

Como siempre, demoledoras las observaciones de Romina Ferraris sobre el transporte al Parque Nacional.

Habría mucho que comentar sobre el tema pero me quiero detener en un punto que, desde hace un tiempo, me tiene también intrigado, y es precisamente la cuestión que le planteó su amigo inglés: Por qué los argentinos nos especializamos en hacer las cosas mal si se podrían hacer bien. Es más, en muchos casos es más fácil y gratificante hacerlas bien que hacerlas mal, pero pareciera que tenemos cierta compulsión morbosa por complicarnos la vida y complicársela al prójimo, como si eso nos produjera alguna clase de íntima satisfacción.

Y no es que no sepamos cómo tenemos que actuar; eso lo experimenta todo argentino que viaja a países organizados: allí actuamos como no lo hacemos acá: cumplimos a rajatabla todas las leyes de tránsito y después le comentamos a nuestros amigos, admirados, qué organizados que son allá y qué despelotados que somos nosotros.

Por eso se me ocurre que podríamos lanzar a rodar la siguiente propuesta: propongo ponernos de acuerdo en QUE UN DÍA DETERMINADO TODOS HAGAMOS LAS COSAS BIEN, así de fácil. Un solo día, como prueba, no pido mucho. Podríamos fijar la fecha, digamos, del 21 de setiembre próximo. Así, con suficiente tiempo para ir madurando la idea. Ese solo día tendríamos que hacer de cuenta que estamos en alguno de esos países que estúpidamente admiramos y simplemente hacer lo que tenemos que hacer: usar el cinturón de seguridad cuando viajamos, no usar el celular cuando estamos manejando, no superar las velocidades máximas, dejar cruzar al peatón en las esquinas, reconocer cuando nos equivocamos y ofrecer disculpas, comprender que los demás no tienen la obligación de pensar como nosotros o como nosotros quisiéramos que piensen, aceptar la posibilidad de que lo que pensamos podría estar equivocado (¡sí! los argentinos también, a veces, cometemos errores), preguntar por qué y tratar de entender al otro antes de lanzarnos a su yugular cuando dice algo que no compartimos, sonreír, ofrecer ayuda, procurar hacer sentir bien a quien nos pide algo, decir gracias, etc., etc. Invito a agregar todas las etcéteras que se nos vayan ocurriendo.

Me parece que no es mucho pedir: es sólo por un día. Creo que no va a matar a nadie. ¿O será muy utópico? ¿O será que somos tan incapaces como muchos nos ven?

Cordiales saludos.

* D.N.I. 10.550.077

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Unknown dijo...

Aún necesitamos que nos pongan los límites

Creo que nosotros, los ciudadanos, no tenemos aún la conciencia suficiente para desenvolvernos cotidianamente como tales, por ello no merecemos que nos suelten la mano para “cruzar la calle solitos”, sino todo lo contrario, necesitamos que alguien (no solo las autoridades) nos de un chas chas en la colita. Por lo cual, no olvidemos, que si queremos evitar la sanción la mejor herramienta sigue siendo la EDUCACIÓN.
En otro sentido, disiento con Gonzalez Salinas, respecto a nuestra conducta en lo referente al trato que le damos al prójimo, pero en particular al turista extranjero. En la gran mayoría de las ocasiones que converse con alguno dan cuenta con sorpresa y gratitud el amable trato que se les brinda en nuestro país, cosa que no me ha ocurrido en las oportunidades que salí de la Argentina.
Sin perjuicio de ello, en el día del estudiante, seré uno más e intentaré predicar con el ejemplo.
Francisco Algañaras (DNI. 26.944.693)

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