Por Federico Ovidi para diario El Chubut
Los vecinos y visitantes que transitaron este fin de semana por el tramo que va de Esquel a Leleque de la Ruta 40 pueden considerarse afortunados sin no dejaron en el camino el tren delantero.
Mucho más agraciados si pueden contar la experiencia vivida, dado que podría considerarse como un trayecto de turismo aventura.
Es que en las decenas de kilómetros que separan esta ciudad del museo que administra el Grupo Benetton la circulación se ha vuelto peligrosa debido al ahondamiento de los cientos y cientos de baches que hay en cualquiera de las dos manos y que parecen crecer con el correr de los días y el paso de los vehículos de gran porte que por allí deambulan.
Fuera de horarios diurnos, la presencia de los hoyos tan solo es advertida al conductor por carteles que anuncian «Peligro por baches» dando cuenta de que la velocidad permitida no debe superar los 80 kilómetros por hora, en algunos tramos los 60 kilómetros e incluso en otros los 40 kilómetros por hora.
Los vecinos y visitantes que transitaron este fin de semana por el tramo que va de Esquel a Leleque de la Ruta 40 pueden considerarse afortunados sin no dejaron en el camino el tren delantero.
Mucho más agraciados si pueden contar la experiencia vivida, dado que podría considerarse como un trayecto de turismo aventura.
Es que en las decenas de kilómetros que separan esta ciudad del museo que administra el Grupo Benetton la circulación se ha vuelto peligrosa debido al ahondamiento de los cientos y cientos de baches que hay en cualquiera de las dos manos y que parecen crecer con el correr de los días y el paso de los vehículos de gran porte que por allí deambulan.
Fuera de horarios diurnos, la presencia de los hoyos tan solo es advertida al conductor por carteles que anuncian «Peligro por baches» dando cuenta de que la velocidad permitida no debe superar los 80 kilómetros por hora, en algunos tramos los 60 kilómetros e incluso en otros los 40 kilómetros por hora.
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