viernes, mayo 15, 2009

“Absurdo injustificable ¿Hasta cuándo?”


Por Abla Carballo *

“...salvajismo... agresividad... masacran a nuestro camarada... soy respetuoso de la ley...”

Palabras, frases expresadas durante estas semanas por el jefe de policía de la provincia del Chubut.

Paradojales y no hipotéticas son las expresiones vertidas por cuanto jefe policial le pongan un micrófono. En la práctica y en “la cocina” de la institución las cosas son diferentes.

La sociedad apática y distraída no registra que la defensa de la Vida es integral. Tampoco sabe o quiere saber que el respeto a la ley es a raja tabla. De nada sirve la concentración del egoísmo, si no se produce un reordenamiento de los modos de relación humana.

El individualismo y su manifestación activa, el egoísmo, han producido –además de la concentración económica-, la desconfianza generalizada, el escepticismo y la violencia al instaurar, consecuentemente, la ley de la selva en las relaciones sociales. Dicho esto concretamente, más allá del discurso.

Algunos sectores esquelenses han sido sobresaltados por recientes prácticas policíacas violentas, porque las víctimas, esta vez, son un niño de once años y un adolescente de quince.

En el seno del ministerio Fiscal de Esquel registran cientos de denuncias por los pésimos procedimientos policiales contra jóvenes menores de edad y no tan jóvenes. Los funcionarios conocen mucho más que cualquier vecino a qué están expuestos sus hijos no sólo en la calle. Saben que en la comisaría, sobre todo de madrugada, si algún joven pretende hacer una denuncia o exposición, la guardia policial –nunca menos de tres o cuatro- se burla y profiere insultos de todo calibre. Ante la indignada reacción del joven, el jefe del grupo de guardia da la orden: “Dale maza”. Acto seguido arrastran al muchacho y lo golpean entre varios, mientras lo empujan a golpazos por el pasillo hasta un calabozo. Según el ánimo o las ganas, pueden seguir golpeándolo un rato más.
Las víctimas no denuncian el incidente por temor a las represalias.

El comisario de turno y el sub comisario siempre dicen ante la inconducta de su gente: “Estamos tratando de cambiar la conducta de algunos policías”.

Además, el uso del arma reglamentaria que les fascina usar apoyándola en la cabeza del muchacho, quien a veces sólo miró a uno de los policías que se trasladan en motos, es otro peligro para la vida del pibe, y, el abuso, incalificable.

Un importante análisis de esta semana, en torno a los acontecimientos provocados por la conducta de la policía, realizado desde la óptica femenina es revelador y dice: “... desde el lugar más infantil digo que no se le puede dar poder ni se le puede dar un arma, ni se puede delegar nada más y nada menos que la tarea de cuidar de la sociedad a personas que no tienen ni la instrucción, ni la formación moral necesarias como para cumplir con esta delicadísima tarea.

“La policía hoy es sólo una fuente de trabajo más, ayuda a disminuir el índice de trabajo informal o de desocupación.

“Algunos son buena gente y transcurren su tiempo trabajando allí sin pena ni gloria, tal vez con poca conciencia real de lo que allí pasa. Otros se convierten en delincuentes usando todas las herramientas que la institución les da; otros mueren; otros no pueden y se van. Y, otros tal vez estén frustrados y amargados después de conocer esa trastienda espantosa”. Leer más

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