Por Coalición Ciudadana por Aysén Reserva de Vida
· La actriz, quien estuvo en Coyhaique como parte del elenco de la obra El Método Grönholm, participa activamente en las organizaciones que defienden la cuenca del Alto Maipo ante el interés de AES Gener de construir una central hidroeléctrica en dicho sector.
Los días viernes y sábado pasado se montó en el cine municipal de Coyhaique la obra El Método Grönholm, con la actuación de Vanessa Miller, Alex Zissis, Ramón Llao y César Sepúlveda, y la dirección de Liliana Ross. La obra, financiada con fondos del Consejo de la Cultura, relata la experiencia de un grupo que, en busca de empleo, es sometido a un sistema no convencional de selección de personal, donde al igual que en un reality van emergiendo bajo presión sus más personales sentimientos y conductas.
El paso por la capital de la Región de Aysén no sólo dio a los actores la oportunidad de mostrarse ante un público que no siempre tiene la posibilidad de acceder al teatro. También para expresar sus opiniones en otros ámbitos, algunos de los cuales les tocan de cerca.
Es el caso de Vanessa Miller, quien es actualmente una de las voceras de la organización “No Alto Maipo” que se opone a la central hidroeléctrica y que se ha enfrentado al lobby corporativo de las trasnacionales energéticas. En este rol la actriz tiene una opinión definida sobre el costo de intervenir cuencas hídricas, la institucionalidad ambiental y la política energética nacional.
Su involucramiento en estas materias se sustenta en su compromiso con los temas ciudadanos y en que “tengo claro que la matriz y el desarrollo energético puede ser hoy el tema más importante, en especial en Chile que es un país sustentado en la minería que demanda enormes cantidades de energía”. En su opinión, en la actualidad es preciso cambiar la legislación y, más profundamente, reformar la constitución en lo relacionado a estos tópicos.
En el caso de la cuenca del Maipo, que está amenazada por un proyecto de AES Gener ya aprobado por la Corema Metropolitana, Vanessa Miller expresa que “ahora instalan un mega proyecto que termina de degradar una cuenca que es la fuente de agua principal de 7 millones de personas, y tú dices acá hay algo que está mal. Hay una especie de conciencia básica que no está funcionando”. En este sentido señala que son estos temas los que la movilizan, “así como me movilizaba en la época de Pinochet salir a decir no quiero que maten a nadie porque piensa que el comunismo es una forma viable de desarrollar un país, sobre lo cual yo puedo discrepar o no, pero no lo voy a matar por eso. Así como ese sólo hecho me parecía movilizador para decir este estado de cosas es desastroso, muchas veces hago la analogía entre los muertos, los caídos, y los recursos no renovables destrozados, que también son caídos”.
Considera que incluso “no son recursos caídos, son comunidades, son personas. Detrás de todas estas decisiones que no respetan los pocos recursos que tenemos y la necesidad de administrarlos inteligente y sustentablemente hay personas que van a ser afectadísimas y de manera que ni nos imaginamos”.
Concluye que esto es refrendado por la experiencia de los países desarrollados que han basado su matriz energética en represas e hidroelectricidad, y que ya vieron los costos asociados “por lo cual ya vienen de vuelta”.
· La actriz, quien estuvo en Coyhaique como parte del elenco de la obra El Método Grönholm, participa activamente en las organizaciones que defienden la cuenca del Alto Maipo ante el interés de AES Gener de construir una central hidroeléctrica en dicho sector.
Los días viernes y sábado pasado se montó en el cine municipal de Coyhaique la obra El Método Grönholm, con la actuación de Vanessa Miller, Alex Zissis, Ramón Llao y César Sepúlveda, y la dirección de Liliana Ross. La obra, financiada con fondos del Consejo de la Cultura, relata la experiencia de un grupo que, en busca de empleo, es sometido a un sistema no convencional de selección de personal, donde al igual que en un reality van emergiendo bajo presión sus más personales sentimientos y conductas.
El paso por la capital de la Región de Aysén no sólo dio a los actores la oportunidad de mostrarse ante un público que no siempre tiene la posibilidad de acceder al teatro. También para expresar sus opiniones en otros ámbitos, algunos de los cuales les tocan de cerca.
Es el caso de Vanessa Miller, quien es actualmente una de las voceras de la organización “No Alto Maipo” que se opone a la central hidroeléctrica y que se ha enfrentado al lobby corporativo de las trasnacionales energéticas. En este rol la actriz tiene una opinión definida sobre el costo de intervenir cuencas hídricas, la institucionalidad ambiental y la política energética nacional.
Su involucramiento en estas materias se sustenta en su compromiso con los temas ciudadanos y en que “tengo claro que la matriz y el desarrollo energético puede ser hoy el tema más importante, en especial en Chile que es un país sustentado en la minería que demanda enormes cantidades de energía”. En su opinión, en la actualidad es preciso cambiar la legislación y, más profundamente, reformar la constitución en lo relacionado a estos tópicos.
En el caso de la cuenca del Maipo, que está amenazada por un proyecto de AES Gener ya aprobado por la Corema Metropolitana, Vanessa Miller expresa que “ahora instalan un mega proyecto que termina de degradar una cuenca que es la fuente de agua principal de 7 millones de personas, y tú dices acá hay algo que está mal. Hay una especie de conciencia básica que no está funcionando”. En este sentido señala que son estos temas los que la movilizan, “así como me movilizaba en la época de Pinochet salir a decir no quiero que maten a nadie porque piensa que el comunismo es una forma viable de desarrollar un país, sobre lo cual yo puedo discrepar o no, pero no lo voy a matar por eso. Así como ese sólo hecho me parecía movilizador para decir este estado de cosas es desastroso, muchas veces hago la analogía entre los muertos, los caídos, y los recursos no renovables destrozados, que también son caídos”.
Considera que incluso “no son recursos caídos, son comunidades, son personas. Detrás de todas estas decisiones que no respetan los pocos recursos que tenemos y la necesidad de administrarlos inteligente y sustentablemente hay personas que van a ser afectadísimas y de manera que ni nos imaginamos”.
Concluye que esto es refrendado por la experiencia de los países desarrollados que han basado su matriz energética en represas e hidroelectricidad, y que ya vieron los costos asociados “por lo cual ya vienen de vuelta”.
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