domingo, junio 21, 2009

Opinión: “El día que Tinelli perdió en El Bolsón”


El Bolsón. Amor. Paz. Y apatía.

La apatía, el desinterés, y la indiferencia son la verdadera pandemia, y en este caso preciso, ya habían hecho de las suyas, carcomido tal como enfermedad sin cura, todo el tejido social existente.

“Creo que vivir quiere decir tomar partido. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad; aquello con que no se puede contar. Tuerce programas, y arruina los planes mejor concebidos. Es la materia bruta desbaratadora de la inteligencia. Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, acontece porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, permite la promulgación de leyes, que sólo la revuelta podrá derogar; consiente el acceso al poder de hombres, que sólo un amotinamiento conseguirá luego derrocar”. (2)

Así como rechazo de plano la violencia y el odio como forma de manifestar los desacuerdos, no soy indulgente con aquellos, que como niños de pecho siguen creyendo que los que hablan desde los micrófonos, escriben en los diarios, sus caras se muestra y se ve en la TV, y se dicen comunicadores sociales, son ángeles caídos del cielo, inocuos, inocentes, neutrales. Nada más alejado de la realidad.

Un pueblo digno, jamás se hubiera expuesto al hazmerreír nacional a través de un mediático show televisivo. No hemos aprendido nada. Nos encanta histeriquear, y gozamos de las rencillas permanentes en el ring. Afanosamente criticamos y nos vemos como víctimas, pero demostramos (hasta con cierto resentimiento y resignación social), no ser capaces de co-crear un municipio que debería ser ejemplo en el mundo.

GOLPES DE suerte

Tenemos años y años de matones y dictaduras, y todavía seguimos pagando sus consecuencias. La democracia a la que con tanta garra decimos defender, no es sino una máscara, una comida que nuestro organismo no puede aún digerir, un ámbito en el que nos movemos todavía con muchas dificultades.

Dirazar, Barbeito, Wisky. Todos intendentes de El Bolsón elegidos democráticamente, y que fueron puestos de patitas en la calle, obligados a renunciar. Si Romera era tan mal intendente, y se pudo probar en la pantalla chica, ¿Por qué no derrocarlo? ¿Provocar otro Golpe de Estado como en aquellos tiempos de gloria? ¿Por qué no?

En todos estos años, y fiel a sí mismo y a su estilo, Romera le puso el pecho a las balas, y supo evitar cuanto juicio y denuncia se efectuaran en su contra, y logró mal que les pese a muchos, con el pobrerío de los barrios, (muertos de hambre y de frío), repartiendo chapas, juguetes robados y colchones, lo que nadie pudo: Recuperó para la UCR un puesto clave en la provincia de Río Negro, y ser re-electo en dos oportunidades, hecho que nunca antes un intendente de El Bolsón pudo lograr. Pasó la prueba. Todo un récord. Y esto que es una paradoja, no deja de ser una curiosidad. ¿Quién es entonces este personaje al que todos han salido a pegar? ¿Un matón o un perejil? ¿Un excelente jugador de póker o un estratega? ¿Un oscuro personaje de la noche o un iluminado?

Un Mundo Feliz

Tal como lo describe Aldous Huxley en la década del años ’60, hemos dejado de ser hijos del rigor, y ahora producto de horas y horas de televisión, nos fuimos transformando en estos raros seres de un mundo supuestamente feliz: Apáticos, desquiciados, entumecidos, dormidos. Nos hemos dejado vaciar de contenido. Ni siquiera somos ya idiotas útiles. Los “golpes” y porrazos que todavía duelen, no nos dan tregua, y siguen socavando nuestras existencias. No nos damos permiso de salir de la indiferencia, vivir un presente dichoso, y proyectar un futuro que nos incluya a todos. Dejar de culpar a los demás de nuestra desidia, no sería humillación o cobardía, sino un acto de madurez, humildad y rebeldía.

Lo que nos queda es que los perdedores de siempre seguirán esperando su turno. La censura seguirá mostrando la decadencia de una época que ha matado generaciones enteras. Cada vez seremos menos libres, a pesar de que se nos insista de lo contrario. Habrá como siempre olvido y perdón. Y esto no es ya para reír, ni ja ja, ni una broma para Tinelli.

La mayoría, seguirá engañándose “mediante una doble creencia errónea: Cree en el eterno recuerdo (de la gente, de las cosas, de los actos, de las naciones) y en la posibilidad de reparación (de los actos, de los errores, de los pecados, de las injusticias). Ambas creencias son falsas. La realidad es precisamente lo contrario: Todo será olvidado y nada será reparado. El papel de la reparación (de la venganza y del perdón) lo lleva a cabo el olvido. Nadie reparará las injusticias que se cometieron pero todas las injusticias serán olvidadas." (3)

Citas
(1) Franklin D. Roosevelt Presidente de los Estados Unidos de 1932 a 1945
(2) “Odio a los indiferentes” de Antonio Gramsci (Italia)
(3) “La Broma”, Milán Kundera Praga 1967

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