lunes, julio 20, 2009

“De carne somos…”, por Nívea Benítez


Por Nívea Benítez

Todas las personas tienen alma, por lo tanto una condición espiritual. Cada uno puede reconocerla o no y cultivarla si quiere.

La mirada por encima de lo aparente, nos ubica más allá de los hechos concretos, de alguna manera como observadores, para poder ver que no somos sólo las penurias del momento y que sean cuales sean éstas, pasarán. También nos da una visión del universo infinito y una pertenencia al todo que es la manifestación de la Energía Divina. Somos un grano de arena y hay algo verdaderamente poderoso que está en todo lo que se manifiesta de maneras variadas e inimaginables.

Si hay algo que deviene directamente de la conciencia espiritual y de adquirir una disciplina de silencio al estar con uno mismo, es la necesidad de ser auténtico.
Debajo de las apariencias que nos van creciendo como si fuéramos nosotros, a fuerza de comportamientos “sociables”, vive el “otro yo del doctor Merengue” al que le dejamos meter pocos bocadillos pero siempre se las arregla para aparecer..

Ese otro yo es íntegro, no se niega, se asume tal cual es.

Muchos creen que las personas que cultivan su espíritu son más bien condescendientes, tolerantes y comprensivas, digamos “voladas”, englobando los cientos de posibilidades que un término tan ambiguo puede contener.

La gente llamada “espiritual” por el vulgo, también tiene su carácter y como suele mostrarse sin temor, más de una vez es calificada como dura e inflexible, cuando no de chiflada. Y quizá lo sea ¿qué tiene de malo? Sólo que no era lo que esperábamos.

Cuando nosotros empezamos a dejarnos caer las cáscaras, necesitamos ir más despacio y estamos más presentes en cada momento de la vida. Dejamos de correr hasta la próxima meta: ropa, casa, facha, auto, título, casamiento o cirugía estética, para disfrutar de los detalles del camino. Y en una de esas hasta nos damos cuenta que ya no queremos más eso y vemos que hay más de dos posibilidad en cada elección.

Cambiar da miedo. Regalar todo lo que no usamos, estar más tiempo con los que queremos, decir lo que creemos de verdad o mostrarnos tal cual nos sale, hasta no hace tanto, no era lo común.

Para nuestro regocijo, es notoria la tendencia generalizada de la humanidad a mejorar, a crecer buscando el bien común por encima del bienestar individual.

1 Comentá esta nota:

Anónimo dijo...

Aguante Nívea y su toque espiritual para alegrarnos los días.
Columnista estrella que le rompe el c... a Abla mientras se fuma un cuete, y saca a barrer la vereda a Angelita de Ayelén. Una massssa

A.V.

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