Por Abla Carballo *
Hay muchas maneras de ser cómplices. Y muchas máscaras para seguir “como si” la democracia de la justicia y el pan para todos, no es más que un horizonte lejano.
Hay muchas maneras de ser cómplices. Y muchas máscaras para seguir “como si” la democracia de la justicia y el pan para todos, no es más que un horizonte lejano.
¿Hay esperanzas para los pobres de la patria? ¿Cuáles son los ejemplos farsescos, convertidos en reality show televisivo que soportamos hace apenas muy poco tiempo atrás? Me refiero al todos contra todos en una campaña ya no electoralista: un zafarrancho dañino.
¿Quién tendrá en ´su primera vez´ esperanza cierta de que serán cuidados y protegidos por ser pibes culpados de sus propias heridas, condenados por sus propios dolores? ¿Dónde quedó el compromiso con la ética?
Nadie vive en la estratosfera, mucho menos nuestros chicos y jóvenes. Somos algo concreto, personal. Hay cada vez más cantidad de argentinos que no pueden ser porque no tienen ni lo mínimo para ejercer su dignidad. Hay cada vez más pequeños grupos de argentinos que no pueden ser porque tener en exceso les opaca la conciencia.
La cuestión de reflexionar no es un tema para intelectuales sesudos, ni para gente que tuvo el privilegio de acceder a… no se qué! De lo que se trata es de recuperar una categoría fundamental de la condición humana que es la sensibilidad. Y aquí no hay cociente intelectual, aquí no hay master ni doctorados ni postgrados de ninguna especie. Aquí se es o no se es.
El chiste es que no sabemos si podemos esperar a mañana… y así nuestros chicos van andando. Los que tienen y los que no tienen.
Hay un lado de nuestra sociedad que va creciendo exponencialmente. Por ahora no alcanza lo que se hace ni lo que se calla.
¿ME QUIERES? DEMUÉSTRALO
“No permitan que les mienta. Si aceptan que huya de la verdad me animan a mentir. La verdad puede ser dolorosa, pero traten de comprenderla.
No permitan que sea más listo que ustedes, pues sólo me haría eludir responsabilidades, y al mismo tiempo perderles el respeto.
No acepten mis promesas. La naturaleza de mi enfermedad me impide cumplirlas, aunque tenga intenciones de hacerlo en ese momento. Hacer promesas es la única forma que tengo de posponer el dolor. Y no cambien los acuerdos, si hemos acordado algo, cúmplanlo.
No permitan que me aproveche de ustedes. Ni que me imponga, si lo hacen se convierten en cómplices para evadirme de mis responsabilidades. No me amonesten ni me den lecciones de moral, no me regañen ni me alaben, no me hagan reproches ni discutan conmigo cuando esté drogado o sobrio. No derramen mis cosas, quizás esto les haga sentirse mejor, pero hará que la situación empeore.
No se enojen conmigo. Esto los destruirá y también destruirá cualquier posibilidad de ayudarme. No permitan que la angustia que sienten por mi les obligue a hacer lo que debería hacer yo por mi mismo.
No encubran ni intenten evitarme las consecuencias de mi enfermedad. Esto puede reducir la crisis, pero hará que la enfermedad empeore.
Ante todo, no huyan de la realidad como lo hago yo. La enfermedad que padezco empeora mientras siga yo consumiendo.
Comiencen ahora a aprender, a comprender y a forjar un plan de recuperación, averigüen de qué se trata la enfermedad, hay grupos que existen para ayudar a los familiares de adictos.
Necesito la ayuda de un médico, de un psicólogo, de un consejero, de un adicto en recuperación que haya encontrado la sobriedad. Necesito la ayuda de Dios. Yo solo no puedo ayudarme y aunque me aborrezco, a ustedes los quiero”.- (Carta abierta a mi familia)
* DNI 4159560
Nota relacionada: Despenalización en debate: “Lo importante no está en la superficie (octava nota)”
¿Quién tendrá en ´su primera vez´ esperanza cierta de que serán cuidados y protegidos por ser pibes culpados de sus propias heridas, condenados por sus propios dolores? ¿Dónde quedó el compromiso con la ética?
Nadie vive en la estratosfera, mucho menos nuestros chicos y jóvenes. Somos algo concreto, personal. Hay cada vez más cantidad de argentinos que no pueden ser porque no tienen ni lo mínimo para ejercer su dignidad. Hay cada vez más pequeños grupos de argentinos que no pueden ser porque tener en exceso les opaca la conciencia.
La cuestión de reflexionar no es un tema para intelectuales sesudos, ni para gente que tuvo el privilegio de acceder a… no se qué! De lo que se trata es de recuperar una categoría fundamental de la condición humana que es la sensibilidad. Y aquí no hay cociente intelectual, aquí no hay master ni doctorados ni postgrados de ninguna especie. Aquí se es o no se es.
El chiste es que no sabemos si podemos esperar a mañana… y así nuestros chicos van andando. Los que tienen y los que no tienen.
Hay un lado de nuestra sociedad que va creciendo exponencialmente. Por ahora no alcanza lo que se hace ni lo que se calla.
¿ME QUIERES? DEMUÉSTRALO
“No permitan que les mienta. Si aceptan que huya de la verdad me animan a mentir. La verdad puede ser dolorosa, pero traten de comprenderla.
No permitan que sea más listo que ustedes, pues sólo me haría eludir responsabilidades, y al mismo tiempo perderles el respeto.
No acepten mis promesas. La naturaleza de mi enfermedad me impide cumplirlas, aunque tenga intenciones de hacerlo en ese momento. Hacer promesas es la única forma que tengo de posponer el dolor. Y no cambien los acuerdos, si hemos acordado algo, cúmplanlo.
No permitan que me aproveche de ustedes. Ni que me imponga, si lo hacen se convierten en cómplices para evadirme de mis responsabilidades. No me amonesten ni me den lecciones de moral, no me regañen ni me alaben, no me hagan reproches ni discutan conmigo cuando esté drogado o sobrio. No derramen mis cosas, quizás esto les haga sentirse mejor, pero hará que la situación empeore.
No se enojen conmigo. Esto los destruirá y también destruirá cualquier posibilidad de ayudarme. No permitan que la angustia que sienten por mi les obligue a hacer lo que debería hacer yo por mi mismo.
No encubran ni intenten evitarme las consecuencias de mi enfermedad. Esto puede reducir la crisis, pero hará que la enfermedad empeore.
Ante todo, no huyan de la realidad como lo hago yo. La enfermedad que padezco empeora mientras siga yo consumiendo.
Comiencen ahora a aprender, a comprender y a forjar un plan de recuperación, averigüen de qué se trata la enfermedad, hay grupos que existen para ayudar a los familiares de adictos.
Necesito la ayuda de un médico, de un psicólogo, de un consejero, de un adicto en recuperación que haya encontrado la sobriedad. Necesito la ayuda de Dios. Yo solo no puedo ayudarme y aunque me aborrezco, a ustedes los quiero”.- (Carta abierta a mi familia)
* DNI 4159560
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