martes, julio 28, 2009

Opinión: “El Mundo de lo descartable, desechable y obsoleto”, por Antonio Buss


Por Humberto Kadomoto

Cuanta verdad en estas letras.
¿Tenemos idea cuántos "bienes naturales" debemos destruir para fabricar sólo "el envoltorio" de un juguete, cuánto contamina sólo "el envase plástico" del agua, ¿cuánto ahorraríamos si "reparáramos las cosas" antes de tirarlas a la basura?. El basurero no es el final de nada, sólo es el principio de un gran problema.
Gracias Don Buss por recordarnos estos conceptos. Un abrazo.


El Mundo de lo descartable, desechable y obsoleto

Por Antonio Buss, de los Abuelos Narradores

Cuando el mundo se exprimía el ingenio para inventar toda clase de artefactos descartables, entre muchos selecciono por ejemplo los encendedores que se tiraban al terminar su carga, se inventó la recarga.

Hoy todo es descartable, todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra, nada se repara, todo se tira, mientras tanto producimos más basura en los últimos treinta años que en toda la historia de la humanidad, es que no consigo moverme por el mundo tirando cosas o cambiándolas por el último modelo solo por que al inventor se le ocurrió agregarle una función más, achicándolo o darle nueva forma.

Es que vengo de una generación en que se compraban las cosas para toda la vida, es más, se compraba para que dure para la vida de los que venían después, así fue que la gente heredaba como relojes de pared, muebles, palanganas, lozas, juegos de copas, confieso que a mi generación siempre le costó tirar, y no hacen tantos años mi mujer lavaba los pañales de nuestros críos, los secaba los planchaba para volverlos a usar, hoy nuestros hijos que tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo, incluyendo los pañales, no quiero decir que lo nuestro era mejor, lo que quiero decir es que en algún momento de mi vida me distraje, en mi tiempo de niño por mi casa no pasaba el basurero, todos los desechos eran orgánicos, iban a parar al gallinero, a los conejos, a la huerta, de ese tiempo vengo yo, y no justifico que ha sido mejor, es que nos educaron en el guarde, que alguna vez puede servir y tuvimos un problema nunca nos explicaron que cosas nos podrían servir, guardamos todo hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente y el pelito del segundo, los picos de los faroles, frascos de cabezas de plomo que salían de los clavos de techos, botones que perdían las camisas, corchos de las botellas, partes de las lapiceras, hasta las agujas del viejo Primus, no se lo que nos pasaba, nos costaba declarar la muerte de nuestros objetos, y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechaban y los que preservábamos, me muero por decir que hoy no solo los electrodomésticos son descartables, que también el matrimonio y la amistad son desechables pero no quiero cometer la imprudencia de comparar objetos con personas, me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria común que se va tirando, no quiero ni pensar que a los ancianos se los declare la muerte apenas se jubilen, que los conyugues se cambien por modelos más nuevos, pero quiero aclarar decididamente que soy muy lento para transitar este mundo de las reposiciones.

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