Por Daniel Cadabón *
Enviado por Rubén Tonzar
La pobreza es una de las instituciones más estables dentro del régimen capitalista y en la actualidad todos quieren sentarse a comer en la "caza de los pobres".
Desde Bergoglio a Moyano, desde el mismísimo Kirchner hasta Yasky, el tema de la pobreza acumula palabras en cantidades abundantes, transformado el tema en un recurso electoral más, cuya función es suplantar el debate sobre la crisis económica y sus responsables por un cosmético cambio del "modelo".
La pobreza se ha vuelto una moda en la discusión de los poderosos, pero no para resolverla, sino para frenar la incidencia que provocaría una intervención violenta de las masas pobres en un panorama político caótico e irrespirable para un clima de buenos negocios.
La pobreza, pese a su insalubridad para quienes la padecen, siempre ha sido un gran negocio para la burguesía en el poder. Dota de mano de obra barata a los capitalistas industriales, de mano de obra esclava a los terratenientes y oligarcas del campo, de clientes a los partidos políticos del régimen, mientras vacía a las escuelas y llena de feligreses a las iglesias; por eso, todo régimen de explotación bendice a la pobreza y lanza grandes llamamientos saludando "a los que menos tienen".
Que el capitalismo denuncie la pobreza, haciéndola un objetivo electoral o golpista tampoco es nuevo.
El crecimiento "escandaloso" de la pobreza (palabras del papa) tiene consecuencias directas en el pensamiento de los sectores medios con una conciencia refractaria a la ascensión de razonamientos sociales humanistas por fuera de lo que marca su libro "Diario" de entradas y salidas.
No hay nada mejor que azuzar el tema de la pobreza, y la violencia inherente a los sectores marginados del sistema, para que el profesional, el almacenero, el trabajador cuentapropista, el progre "nac & pop" y el artista cool & chic luchen fervientemente por permanecer dentro sistema.
El temor a volverse pobre interviene "derechamente en los ciudadanos" que se disponen voluntariamente a ser carne de cañón de los intereses derechistas, mientras mitigan sus angustias con ansiolíticos de venta cada vez más libre. Leer más
* Secr. Adjunto Suteba La Plata
Enviado por Rubén Tonzar
La pobreza es una de las instituciones más estables dentro del régimen capitalista y en la actualidad todos quieren sentarse a comer en la "caza de los pobres".
Desde Bergoglio a Moyano, desde el mismísimo Kirchner hasta Yasky, el tema de la pobreza acumula palabras en cantidades abundantes, transformado el tema en un recurso electoral más, cuya función es suplantar el debate sobre la crisis económica y sus responsables por un cosmético cambio del "modelo".
La pobreza se ha vuelto una moda en la discusión de los poderosos, pero no para resolverla, sino para frenar la incidencia que provocaría una intervención violenta de las masas pobres en un panorama político caótico e irrespirable para un clima de buenos negocios.
La pobreza, pese a su insalubridad para quienes la padecen, siempre ha sido un gran negocio para la burguesía en el poder. Dota de mano de obra barata a los capitalistas industriales, de mano de obra esclava a los terratenientes y oligarcas del campo, de clientes a los partidos políticos del régimen, mientras vacía a las escuelas y llena de feligreses a las iglesias; por eso, todo régimen de explotación bendice a la pobreza y lanza grandes llamamientos saludando "a los que menos tienen".
Que el capitalismo denuncie la pobreza, haciéndola un objetivo electoral o golpista tampoco es nuevo.
El crecimiento "escandaloso" de la pobreza (palabras del papa) tiene consecuencias directas en el pensamiento de los sectores medios con una conciencia refractaria a la ascensión de razonamientos sociales humanistas por fuera de lo que marca su libro "Diario" de entradas y salidas.
No hay nada mejor que azuzar el tema de la pobreza, y la violencia inherente a los sectores marginados del sistema, para que el profesional, el almacenero, el trabajador cuentapropista, el progre "nac & pop" y el artista cool & chic luchen fervientemente por permanecer dentro sistema.
El temor a volverse pobre interviene "derechamente en los ciudadanos" que se disponen voluntariamente a ser carne de cañón de los intereses derechistas, mientras mitigan sus angustias con ansiolíticos de venta cada vez más libre. Leer más
* Secr. Adjunto Suteba La Plata
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