lunes, noviembre 16, 2009

Opinión: “Nuestro país creció de la mano de inmigrantes trayendo una valija cargada de esperanza”


Por Abla Carballo *

El territorio argentino representaba cientos de miles de personas pertenecientes a numerosas civilizaciones culturas, ciudades y tribus asiáticas distintas a.C. -según teorías aceptadas- que ingresaron por el estrecho de Bering

Posteriormente no sólo la colonización hispana se asimiló con los nativos en un proceso de mestizaje. La inmigración europea fomentada por la Constitución Argentina de 1853 y más tarde, en menor medida, de Medio Oriente hasta mediados del siglo XX tuvo semejanza con las anteriores, aunque fue mayoritariamente urbana. Mientras, la inmigración de países vecinos continúa en Argentina, si bien no estuvo incluida en las normas de fomento del precepto alberdiano.

En nuestra provincia del Chubut, la inmigración galesa tiene su historia e impronta propia, como sucedió en La Pampa, el Chaco y Entre Ríos con otras nacionalidades.

Si analizamos apenas la situación en Chubut una de las características que tiene la población inmigrante de países vecinos, son las personas que se encuentran en situación irregular. Siendo una de las particularidades el alto número de indocumentados y laboralmente irregular. Por tanto, es una oportunidad para hacer un serio análisis sobre la falta de trabajo, el desempleo y recapacitar sobre el beneficio que de la vulnerabilidad de esos inmigrantes aprovechan empresarios para beneficiarse a su costa. Los mecanismos legales para regularizar a estos trabajadores son el arraigo.


Asimismo, las reformas laborales en lugar de ser la flexibilidad en la contratación y rebajas en las cotizaciones, debieran ser elementos para el seguimiento de aquellos que incumplen las reglas previstas en la Constitución Argentina.

¿Pero es una Patria el lugar donde alguien no puede vivir del propio trabajo?

Si una nueva camada de esta generación se lo propone, en pocos años América del Sur puede convertirse en una super potencia industrial y erradicar la injusticia, el hambre y la miseria, aprovechando para rehacer en todos los aspectos nuestras maltratadas, saqueadas y deshechas patrias chicas. Tenemos que escapar del círculo vicioso de “la lógica del mercado”, que es también el círculo vicioso del subdesarrollo y la dependencia.

Existe un abismo que el partidismo ha socavado entre nuestros pueblos, que siguen llamándose hermanos mientras se desconocen mutuamente o se odian. Sin fe en el destino común.

El mundo nuevo es Iberoamérica. Pero mientras la sociedad bulle, la representación de los partidos políticos muestra sólo signos de esclerosis múltiple y de una esterilidad irreversible de nuevos liderazgos. ¿Dónde están el arte de gobierno y la sabiduría estadista?

No sólo es la sensación. Lo que se ve, se vive y se muestra es la de una horda de mercaderes de ideas marchitas que compiten sin otra ambición que el lucro, hasta haber hecho de la política un mero vocablo que esconde una red perversa de intereses y de privilegios injustos. Así es como millones de compatriotas dejaron y dejan de pertenecer a la clase trabajadora, a la clase media, para hundirse en el limbo de los desclasados.

Un mundo sin esperanzas es un mundo inhabitable. El problema de los nuevos inmigrantes, de nosotros mismos y de los suramericanos se resolverá por la vía política.

La vida hoy vuelve a ponernos a prueba con la política como herramienta vital y la marcha de la historia. Con el inspirador argumento de nuestros padres, inmigrantes que abrazaron a la Argentina como su Patria, sin argüir excusas que resultan extravagantes en un país enormemente generoso.

* DNI 4159560

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