Por Guido H. Retamal R *
El constante ir y venir de automóviles entre Futaleufú Chile y Trevelin, en Argentina, la rapidez o la urgencia, hace pasar diariamente inadvertido un detalle, sobre todo de quienes no conocen la historia que ha unido a estos dos pueblos fronterizos, unidos por el Río Grande y la majestuosa naturaleza montañosa. Pero, no pasa inadvertido para quiénes hemos vivido y convivido con las dificultades de antaño, en que vía carretas tiradas por bueyes, caballos y luego carretones y sulkys que transportaron pasajeros y aventureros, somos testigos del desarrollo alcanzado a través de los años, con una carretera regularmente mantenida y un macizo puente de concreto que acorta los tiempos. Sin embargo es difícil resistirse a la nostalgia que nos produce la "a medias sumergida", Balsa de Río Grande.
¡Cuántos sueños oteando el horizonte pasaron por nuestras cabezas de niños! ¡Con cuánto amor las viejas "maletas" tejidas a telar, que llevaban los viajeros, contenían macitas, caramelos, yerba, azúcar, y todos los "vicios" necesarios para nuestros hogares. ¡Cuánta historia linda y también desgarradora tendría para contar, desde la más vieja de las Balsas, hasta la última, que ahora, a medio sumergir, se niega a hundirse completamente...como queriendo mantener vivos los recuerdos de tantas vidas que estuvieron sobre ella, que enhiesta y orgullosa, cruzaba de lado a lado el manso y a veces bravo Río Grande.
Y quizá, sólo baste esta reflexión, para seguir soñando un sueño más real, en que la Balsa es rescatada y refaccionada, pintada, y como una novia que espera a su amado, ella recibiera de nuevo, pasajeros, aventureros, turistas y viejos con recuerdos que recorrerían los alrededores del Parque, las ruinas de lo que fuera una especie de Pulpería de don Telmo Arbilla, que de sólo recordar su nombre, se me llena la boca de sabores de los caramelos que él solía tener para los que somos hijos de Colonos. Quizá baste esta reflexión, para que las autoridades, Concejales, Intendentes, de Trevelin y/o Esquel, se motivaran al rescate de la historia, proponiendo quizá, un circuito de Balsa regresando por el Puente por una módica tarifa, que sirva para su mantenimiento y anexando otro circuito turístico a otros de singular belleza, apreciando los árboles, cipreses , coigues, ñires, rememorando y por que no, destacando el esfuerzo de los Colonos a ambos lados del río. El rescate de los recuerdos es también el rescate de nuestra propia Historia.
* Vecino, historiador de Futaleufú
El constante ir y venir de automóviles entre Futaleufú Chile y Trevelin, en Argentina, la rapidez o la urgencia, hace pasar diariamente inadvertido un detalle, sobre todo de quienes no conocen la historia que ha unido a estos dos pueblos fronterizos, unidos por el Río Grande y la majestuosa naturaleza montañosa. Pero, no pasa inadvertido para quiénes hemos vivido y convivido con las dificultades de antaño, en que vía carretas tiradas por bueyes, caballos y luego carretones y sulkys que transportaron pasajeros y aventureros, somos testigos del desarrollo alcanzado a través de los años, con una carretera regularmente mantenida y un macizo puente de concreto que acorta los tiempos. Sin embargo es difícil resistirse a la nostalgia que nos produce la "a medias sumergida", Balsa de Río Grande.
¡Cuántos sueños oteando el horizonte pasaron por nuestras cabezas de niños! ¡Con cuánto amor las viejas "maletas" tejidas a telar, que llevaban los viajeros, contenían macitas, caramelos, yerba, azúcar, y todos los "vicios" necesarios para nuestros hogares. ¡Cuánta historia linda y también desgarradora tendría para contar, desde la más vieja de las Balsas, hasta la última, que ahora, a medio sumergir, se niega a hundirse completamente...como queriendo mantener vivos los recuerdos de tantas vidas que estuvieron sobre ella, que enhiesta y orgullosa, cruzaba de lado a lado el manso y a veces bravo Río Grande.
Y quizá, sólo baste esta reflexión, para seguir soñando un sueño más real, en que la Balsa es rescatada y refaccionada, pintada, y como una novia que espera a su amado, ella recibiera de nuevo, pasajeros, aventureros, turistas y viejos con recuerdos que recorrerían los alrededores del Parque, las ruinas de lo que fuera una especie de Pulpería de don Telmo Arbilla, que de sólo recordar su nombre, se me llena la boca de sabores de los caramelos que él solía tener para los que somos hijos de Colonos. Quizá baste esta reflexión, para que las autoridades, Concejales, Intendentes, de Trevelin y/o Esquel, se motivaran al rescate de la historia, proponiendo quizá, un circuito de Balsa regresando por el Puente por una módica tarifa, que sirva para su mantenimiento y anexando otro circuito turístico a otros de singular belleza, apreciando los árboles, cipreses , coigues, ñires, rememorando y por que no, destacando el esfuerzo de los Colonos a ambos lados del río. El rescate de los recuerdos es también el rescate de nuestra propia Historia.
* Vecino, historiador de Futaleufú
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