Por Dr. Emiliano Alvarez Raso *
Hace un par de semanas fuimos testigos de las elecciones en nuestro vecino país del Uruguay. Con un sistema electoral de ballotage, durante el mes entre la primera y la segunda vuelta, y a lo largo de toda la campaña electoral, sentí, y debe haber sido común a todos los que observaron el proceso, la tranquilidad, la mesura, el respeto y la tolerancia que exhibieron las diferentes fuerzas de la política uruguaya. A pesar de la fuerte disputa que los diferentes partidos llevaron adelante. Hace unos días, también en otro país hermano, asistimos la primera vuelta electoral, en donde la centroderecha chilena por primera vez en muchos años cuenta con grandes chances de desalojar del poder a la Concertación progresista que gobierna Chile. También este hecho, aún faltando la segunda vuelta, fue ejemplar desde el punto de vista de la competencia y para orgullo del sistema democrático trasandino.
El año 2009 termina con un sabor agridulce para la política argentina. A la crisis económica se le suma una crisis política, producto de multiplicidad de factores, pero fundamentalmente por un desmedido proyecto de poder que termino auto generando para el propio oficialismo una inestabilidad institucional creciente. El proceso electoral del 28 de junio pasado fue radicalmente diferente al de nuestros países vecinos. Autoritarismo creciente, listas testimoniales con candidatos que no eran candidatos, campañas sucias constantes. Es decir, falta de consensos mínimos entre las diferentes fuerzas políticas, que denotan una inmadurez democrática alarmante. Queda pendiente en este sentido entonces, el desafío de trabajar por un 2010 donde seamos capaces todos de estar a la altura de las circunstancias. Corresponde fundamentalmente al oficialismo, por su carácter natural. Pero además corresponde al conjunto de la oposición, hoy más que nunca en la lupa de la sociedad por la recuperación de su caudal electoral que le permitió cambiar la composición del Congreso Nacional.
La política debe ser capaz de preservar al sistema. Sino es así, quiere decir que no hemos aprendido nada de nuestra compleja historia nacional.
En cambio, si así lo hiciéramos, seguramente en 2011 competiremos todos, pero en procesos mas propios de países serios, como varios de nuestros vecinos.
* DNI: 29.957.219
Vicepresidente Comité Nacional
Juventud Radical
Hace un par de semanas fuimos testigos de las elecciones en nuestro vecino país del Uruguay. Con un sistema electoral de ballotage, durante el mes entre la primera y la segunda vuelta, y a lo largo de toda la campaña electoral, sentí, y debe haber sido común a todos los que observaron el proceso, la tranquilidad, la mesura, el respeto y la tolerancia que exhibieron las diferentes fuerzas de la política uruguaya. A pesar de la fuerte disputa que los diferentes partidos llevaron adelante. Hace unos días, también en otro país hermano, asistimos la primera vuelta electoral, en donde la centroderecha chilena por primera vez en muchos años cuenta con grandes chances de desalojar del poder a la Concertación progresista que gobierna Chile. También este hecho, aún faltando la segunda vuelta, fue ejemplar desde el punto de vista de la competencia y para orgullo del sistema democrático trasandino.
El año 2009 termina con un sabor agridulce para la política argentina. A la crisis económica se le suma una crisis política, producto de multiplicidad de factores, pero fundamentalmente por un desmedido proyecto de poder que termino auto generando para el propio oficialismo una inestabilidad institucional creciente. El proceso electoral del 28 de junio pasado fue radicalmente diferente al de nuestros países vecinos. Autoritarismo creciente, listas testimoniales con candidatos que no eran candidatos, campañas sucias constantes. Es decir, falta de consensos mínimos entre las diferentes fuerzas políticas, que denotan una inmadurez democrática alarmante. Queda pendiente en este sentido entonces, el desafío de trabajar por un 2010 donde seamos capaces todos de estar a la altura de las circunstancias. Corresponde fundamentalmente al oficialismo, por su carácter natural. Pero además corresponde al conjunto de la oposición, hoy más que nunca en la lupa de la sociedad por la recuperación de su caudal electoral que le permitió cambiar la composición del Congreso Nacional.
La política debe ser capaz de preservar al sistema. Sino es así, quiere decir que no hemos aprendido nada de nuestra compleja historia nacional.
En cambio, si así lo hiciéramos, seguramente en 2011 competiremos todos, pero en procesos mas propios de países serios, como varios de nuestros vecinos.
* DNI: 29.957.219
Vicepresidente Comité Nacional
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