lunes, enero 25, 2010

Opinión: “Paliza de policías a un enfermo”


Por Abla Carballo *

Se llama Carlos R.

Vertical, circulando por la calle, conversando es lúcido y educado. Cuando sonríe muestra una hilera blanca de dientes sanos. Sólo su mirada sintetiza algo que desmiente el aparente bienestar. En sus ojos muestra una tristeza que oprime.

Este sábado próximo pasado fue objeto de una golpiza policial. Está internado en el hospital zonal Esquel.

Carlos pertenece, además de a la categoría de ser humano, al grupo de Salud Mental por abuso de alcohol, según expuso el médico de guardia el 23 a la mañana, reiterando excesivamente “estado alcoholizado y agresivo”. El médico no insinuó, siquiera, el término: enfermo. En esta diferenciación el trabajador hospitalario introduce la opacidad y la pérdida de la valía del sujeto malherido, por su absoluta devaluación en su lenguaje. Allí confunde lo verdadero, quizás, con eficaz.

CONDUCTA POLICIAL

No se trata en esta crónica adentrarse en la filosofía ni en las cuestiones políticas. Pero sí advertir que el adjetivo cínico, señala a personas que muestran indiferencia por valores aceptados socialmente, por lo menos es lo que dice el diccionario, y agrega que se define como desvergüenza en practicar o defender acciones censurables que se identifique con cierto rasgo de impudicia.

También el término cinismo y el término canallada poseen, etimológicamente, una raíz común.

El término cinismo proviene de una escuela de más de mil años que quiere decir el perro blanco y viene, asimismo, de la proclamación que hacían los miembros de esta escuela de aceptar la vida conforme a naturaleza como los perros. Una vida caracterizada por la ausencia de pudor. Mientras que el término canalla, del latín, can, quiere decir el que anda con perros, el que amenaza con perros -para el caso- procede a puntapié, golpe de puño, humillación verbal. Eso sí, siempre, varios contra uno.
Guardianes del orden imponiéndose con el arma reglamentaria apoyándola en la cabeza de víctimas, muchas veces, menores de edad.

El cinismo no implica la salida de escéptico del necio, del nihilismo de lo obsceno o de la ingenuidad.

LA LEY Y DDHH

Asistimos en la actualidad a una constante presentación del cinismo como formas de respuestas frente al pensamiento global, e incluso hasta una actitud de apología a este rasgo y con cierta idealización.

La persona decente desafía –como puede- las máscaras sociales que obstaculizan la verdad y la justicia. Se niega a la descomposición que renuncia a toda consideración moral.

De allí, entonces, el privilegio de la puesta en práctica de las leyes con funcionarios dignos; de organizaciones de Derechos Humanos; de acciones individuales y sobre todo del conjunto de la sociedad, hastiada de impunidad frente a este hecho y la sumatoria de otros tantos no denunciados por temor a las represalias.

Los hombres de conductas perversas, abusadores morales amparados en su uniforme que tampoco respetan, debieran quedar expuestos a un lugar de exclusión de la comunidad.

* DNI 4159560

0 Comentá esta nota:

Publicar un comentario