lunes, febrero 01, 2010

“Comodoro Rock 2010”: del 26 al 28 de febrero se realizará un mega festival solidario


Por Damián Etchezar *

Los que andan en auto tienen suerte. Los gobiernos bachean por lo menos en época electoral. Todos se preocupan por el buen andar de los automovilistas y asfaltan. Así los autos no se rompen. O se rompen menos. A menos que se choquen y se rompan, con la gente que llevan dentro. Como le pasó a Miguel, en 2004. Iba de acompañante en un auto que chocó contra otro y se rompió la médula. Ahora conserva el movimiento en el corazón y el bocho. Mucho. Mucho movimiento. Y necesita andar y sale en silla de ruedas y putea en cada esquina. Pero se puso la causa al hombro y está haciendo ruido. Se juntó con Bruno, que es un pibe con más ganas de filmar que de comer. Y juntos son dinamita. Ahora amenazan reventar a puro rock la más petrolera de las ciudades argentinas.

De la entraña arcillosa de Comodoro Rivadavia brotan petróleo, y seres extraordinarios.
Paralelo 46 lo contó bien en los 90. La película se produjo en Comodoro y su director hoy es un becario Guggenheim. Después de varios cortos, un colega y coterráneo de Sebastián Díaz Morales quiere filmar en los mismos escenarios una historia sobre la sangrante conquista del desierto. Pero un largo. En 18 milímetros. Y necesita plata. Se llama Bruno Huaiquil y es un pibe con un empuje que asombra. Después de experimentar las más variadas formas de rascar un mango para su trabajo, incluyendo la venta de un auto familiar y la compra de un toro mecánico para llevar la atracción por pueblos de la Patagonia profunda, últimamente se le ocurrió producir espectáculos para juntar el dinero que le exige el INCAA como garantía de un crédito para filmarse el sueño. Fundó ArteporArte y ya hizo Vox Dei, Gieco y un primer Comodoro Rock con Divididos, Las Pelotas, Kapanga, Resistencia Suburbana, Las Pastillas del Abuelo, Los Tipitos, El Soldado, Nonpalidece, La 25 y los 113 Vicios locales, en Octubre pasado. Nunca había pasado semejante cita de rock en la ciudad del viento.

Para entonces Miguel Onofri consiguió a quienes diseñaran, construyeran e instalaran, a un lado del mangrullo de sonido, una tarima de 55 m² con una elevación de 50 cm, con baranda y dos rampas de acceso. Desde ahí, durante las noches del 10 y 11 de octubre, personas en sillas de ruedas disfrutaron gratis del espectáculo y con la comodidad que nunca.

Cuatro meses después, el Comodoro Rock va a tener su segunda edición. Y todos apuestan más fuerte.

Miguel relevó en cinco puntos estratégicos de la ciudad la situación de rampas y locales (bancos, bares, restoranes, centros comerciales, dependencias públicas y demás) y el resultado fue un desastre. Entre más de 250 locales comerciales, hoteles, instituciones educativas, oficinas públicas, bancos, plazas y demás, encontró que menos del 5% cumplía de manera satisfactoria (ni siquiera completa) con las condiciones de acceso y permanencia. Ni hablar de veredas y espacios abiertos.

Durante las tres noches del próximo evento, personas en sillas de rueda tendrán vista preferencial, pero ahora Miguel apuesta a revertir aquella tendencia. Y va a usar para eso todo lo que se recaudé el tercer día del Comodoro Rock: para financiar su lucha desarmada contra las barreras arquitectónicas y avivar a los que ponen palos en la rueda o se estacionan frente a las rampas de las esquina o construyen y dejan construir sin la mínima consideración, por ejemplo.

Todo lo que se recaude el 26 de febrero se va a destinar a obras específicas, incluyendo la colocación de hamacas y otros juegos adaptados en algunas plazas, el acondicionamiento de circuitos en el centro y otros lugares de la ciudad, y a solventar campañas para que se cumplan reglas de civilidad contra la segregación de la gente que anda diferente. Como en sillas de rueda.

Para “El Día Solidario” del próximo Comodoro Rock –así lo llaman— ya está comprometida la participación en su faz solista de Titín Naves –voz cantante y bajo de 113 Vicios—, Palo Pandolfo, Franella –banda que integra a parte de Los Piojos— y Jama –reggaeros del circuito alternativo porteño—.

"Con Jama vienen dos personas comprometidas con la cuestión de accesibilidad. Alexis Padovani (cantante) y Leonardo Moure (invitado). Ambos trabajan desde hace muchos años en la Fundación FLENI y además de sumarse con su música, lo harán desde su profesión con charlas a terapeutas, familiares y entorno de personas con capacidades limitadas", adelantó Miguel.

El primer Comodoro Rock marchó viento en popa. Pero fue demasiado: el viento, como es de costumbre. Sopló a 80 kilómetros y más. Tal vez el lugar elegido no haya sido del todo adecuado: la cancha del Club Huracán. Fue como tirarle de la cola al diablo. Pero pese al factor climático, unas 13 mil personas pasaron frente al escenario.

Ahora consiguieron el predio del Colegio Deán Funes: 8000 m² de superficie sin tierra, bien protegida hacia el oeste (principal puerta de entrada del furioso viento patagónico), gimnasio donde se montará un paseo cultural y un pinar bien a resguardo para los puestos de comida, bebidas y las carpas de los auspiciantes.

El Comodoro Rock va a hacerse un lugar estable en la grilla festivalera del rock argento, pero accesible y con “Día Solidario” incluido. Una fiesta “para todos” señores. Vean y aprendan.

*damianetc@hotmail.com

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