Imagen: Tapa de Humor del ‘82
24 DE MARZO DE 1976 – 24 DE MARZO DE 2010
34 ° ANIVERSARIO DEL GOLPE DE ESTADO
“En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.
(Rodolfo Walsh, 24 de marzo de 1977)
Como lúcidamente lo expresó Rodolfo Walsh en su carta a la Junta militar en el primer aniversario del golpe, la política económica del gobierno de Martínez de Hoz (que tenía a Videla como presidente) fue no sólo el motivo de la represión desatada sino que sus medidas significaron una brutal concentración de poder en manos de grupos económicos concentrados y una realidad de injusticia y miseria para millones de argentinos.
Esos grupos económicos (nacionales y extranjeros) son los que succionaron las riquezas del trabajo y el esfuerzo de los hombres y mujeres de este país a través de mecanismos como el control de la renta financiera, el comercio exterior e interior, la deuda externa, de la cual fueron gestores y beneficiarios llevando al país y al Estado a crisis sucesivas (primero con los gobiernos militares y luego con los democráticos) exigiendo en cada una la aplicación de nuevos ajustes que significaron más desempleo, más con precarización laboral, más destrucción del aparato productivo y más endeudamiento con el sistema financiero internacional que como una bomba de tiempo estallaba en pocos años en una nueva crisis que llevaba a un nuevo ajuste.
Las crisis del 81, los planes Austral y Primavera, la hiperinflación del 89, la convertibilidad y la primera reforma del estado del 91, el efecto tequila y la segunda reforma del 95, el megacanje, el corralito y finalmente la pesificación asimétrica descargaron sobre las espaldas de los trabajadores y el conjunto del pueblo, incluyendo a pequeños y medianos empresarios urbanos y rurales una y otro vez el peso de las crisis, dando cada vez más poder a los poderosos y haciendo más vulnerables a los débiles.
Esta lógica perversa instalada por el Proceso se mantuvo casi sin cambios durante 25 años en los que se puede destacar el papel destacado que jugó un mismo responsable de la política económica con gobiernos de distinto signo. Es así que Domingo Felipe Cavallo, primero como presidente del Banco Central en el gobierno militar y luego Ministro de Economía del justicialismo menemista y de la Alianza radical-progresista fue uno de los gestores del endeudamiento del país, la destrucción del Estado y la política del ajuste sin fin para los trabajadores y sus familias.
Recién el hartazgo del Pueblo argentino expresado en las calles, las plazas y las rutas en diciembre del 2001 y principios del 2002 marcó un quiebre en la aplicación casi incontenible de las lógicas económicas y sociales que habían triunfado por las fuerzas de las armas el 24 de marzo de 1976. Esto no quiere decir que los grupos económicos y sociales beneficiarios de las políticas del Proceso y su continuidad en el tiempo estén derrotados ni mucho menos, pero hay una nueva conciencia y estado de movilización en nuestro pueblo y demás hermanos de la Patria Grande que ha permitido recuperar conquistas económicas, sociales y laborales que aún no son todas las necesarias ni suficientes pero que nos exige a estar alertas y movilizados para defender lo conseguido y avanzar por lo que falta.
APINTA
Seccional Trelew
24 DE MARZO DE 1976 – 24 DE MARZO DE 2010
34 ° ANIVERSARIO DEL GOLPE DE ESTADO
“En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.
(Rodolfo Walsh, 24 de marzo de 1977)
Como lúcidamente lo expresó Rodolfo Walsh en su carta a la Junta militar en el primer aniversario del golpe, la política económica del gobierno de Martínez de Hoz (que tenía a Videla como presidente) fue no sólo el motivo de la represión desatada sino que sus medidas significaron una brutal concentración de poder en manos de grupos económicos concentrados y una realidad de injusticia y miseria para millones de argentinos.
Esos grupos económicos (nacionales y extranjeros) son los que succionaron las riquezas del trabajo y el esfuerzo de los hombres y mujeres de este país a través de mecanismos como el control de la renta financiera, el comercio exterior e interior, la deuda externa, de la cual fueron gestores y beneficiarios llevando al país y al Estado a crisis sucesivas (primero con los gobiernos militares y luego con los democráticos) exigiendo en cada una la aplicación de nuevos ajustes que significaron más desempleo, más con precarización laboral, más destrucción del aparato productivo y más endeudamiento con el sistema financiero internacional que como una bomba de tiempo estallaba en pocos años en una nueva crisis que llevaba a un nuevo ajuste.
Las crisis del 81, los planes Austral y Primavera, la hiperinflación del 89, la convertibilidad y la primera reforma del estado del 91, el efecto tequila y la segunda reforma del 95, el megacanje, el corralito y finalmente la pesificación asimétrica descargaron sobre las espaldas de los trabajadores y el conjunto del pueblo, incluyendo a pequeños y medianos empresarios urbanos y rurales una y otro vez el peso de las crisis, dando cada vez más poder a los poderosos y haciendo más vulnerables a los débiles.
Esta lógica perversa instalada por el Proceso se mantuvo casi sin cambios durante 25 años en los que se puede destacar el papel destacado que jugó un mismo responsable de la política económica con gobiernos de distinto signo. Es así que Domingo Felipe Cavallo, primero como presidente del Banco Central en el gobierno militar y luego Ministro de Economía del justicialismo menemista y de la Alianza radical-progresista fue uno de los gestores del endeudamiento del país, la destrucción del Estado y la política del ajuste sin fin para los trabajadores y sus familias.
Recién el hartazgo del Pueblo argentino expresado en las calles, las plazas y las rutas en diciembre del 2001 y principios del 2002 marcó un quiebre en la aplicación casi incontenible de las lógicas económicas y sociales que habían triunfado por las fuerzas de las armas el 24 de marzo de 1976. Esto no quiere decir que los grupos económicos y sociales beneficiarios de las políticas del Proceso y su continuidad en el tiempo estén derrotados ni mucho menos, pero hay una nueva conciencia y estado de movilización en nuestro pueblo y demás hermanos de la Patria Grande que ha permitido recuperar conquistas económicas, sociales y laborales que aún no son todas las necesarias ni suficientes pero que nos exige a estar alertas y movilizados para defender lo conseguido y avanzar por lo que falta.
APINTA
Seccional Trelew
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