Por ATECH Noroeste
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
“La memoria despierta para herir
A los pueblos dormidos
Que no la dejan vivir
Libre como el viento”
León Gieco
La memoria personal y social sostiene la propia identidad, nos coloca en el presente y nos proyecta hacia el futuro con dignidad.
Recordar no es sólo un ejercicio para mantener viva la historia y a cada uno como constructor con otros de la sociedad que supimos o no supimos conseguir. Recordar nos vuelve a exigir posicionarnos activamente en el lugar donde queremos estar.
“La psiquiatra norteamericana Judith Herman ha analizado la relación entre crimen y silencio (y expresa):
“A fin de eludir la responsabilidad por sus crímenes, los autores harán todo lo que puedan por promover el olvido. El secreto y el silencio son sus primeras líneas de defensa, pero si el primero falla, el autor atacará agresivamente la credibilidad de la víctima y a cualquiera que la apoye. Si la víctima no puede ser totalmente silenciada, el autor tratará de asegurarse de que nadie la escuche o le ofrezca ayuda. Para ello, organizará una impresionante masa de argumentos, desde la negativa más flagrante hasta las racionalizaciones más sofisticadas- Después de cada atrocidad, lo habitual es oír las mismas justificaciones: nunca sucedió; la víctima alucina; la víctima miente; la víctima fantasea; la víctima está manipulada; la víctima se lo buscó (es masoquista); la víctima exagera (es histriónica) y, en todo caso, es hora de olvidar el pasado y mirar hacia adelante”
Por eso ni perdón ni olvido a los responsables de la dictadura militar de 1976 y a todos los que colaboraron para alterar las profundas convicciones del pueblo argentino que en aquellos años reclamaba lo mismo que ahora: participación, ser tenidos en cuenta, sobre todo los más postergados y olvidados. “En el pasado los líderes militares tenían la intención de modificar, por el medio que fuera necesario la estructura social, política, económica y cultural del país e instalarse como autoridad definitiva e indiscutible.”
En el presente, ya no son los militares los que se quieren imponer. Son otros grupos tan presentes antes como ahora, con otros recursos, con complicidades y con el aparato de medios de comunicación que mantienen rehenes a los ciudadanos para intentar nuevamente otro golpe, no armado como en el 76. ¿Por qué ahora? ¿Qué similitudes existen entre ayer y hoy? ¿Será, tal vez, que los grupos que sienten que sus intereses económicos, que la impunidad que hasta ahora han mantenido se encuentra amenazados? ¿Por eso se enojan y vuelven a poner a la sociedad en vilo, otra vez rehenes de sus disputas mezquinas?
El recuerdo nos debe servir para avanzar, no para repetir historias y para ceder posiciones.
Como este pensamiento surge del sector docente, no podemos dejar de recordar a los docentes que por su decidida actitud de compromiso con las luchas históricas perdieron sus vidas durante esos años tristes. Son más de seiscientos, de todos los niveles de enseñanza, de todo el país, la mayoría militantes de sindicatos docentes y de organizaciones sociales. Uno de ellos, Francisco Isaurio Arancibia, tucumano, fue asesinado junto a su hermano Arturo en la sede del Sindicato tucumano de docentes (ATEP), el 24 de marzo de 1976. En una carta su hermana Amalia expresaba: …”Repito que tus inquietudes son sin causa. No pienso enmaridarme con la muerte porque a pesar de su justicia “traidora”…volveré y llenaré todos los ámbitos con mi canto que será vida y esperanza… Volveré y amaré hasta quemarme”.
Por los que no están, por los que aún no recuperaron su identidad, por las familias que todavía no se reencuentran con sus hijos y nietos y siguen esperando. Por nosotros que necesitamos creer en una justicia justa, repetimos:
“No hay que olvidar, ni callar. Nuestro deber es mantener viva la memoria., repetir incansablemente los horrores del genocidio argentino. Y no dejar pasar ningún hecho, por insignificante que parezca, sin emitir opinión y aclarar y difundir la verdad, toda la verdad, para el esclarecimiento de muchos que todavía se niegan a comprender”
Atech Noroeste, Lago Puelo, 24 de marzo de 2010-
MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
“La memoria despierta para herir
A los pueblos dormidos
Que no la dejan vivir
Libre como el viento”
León Gieco
La memoria personal y social sostiene la propia identidad, nos coloca en el presente y nos proyecta hacia el futuro con dignidad.
Recordar no es sólo un ejercicio para mantener viva la historia y a cada uno como constructor con otros de la sociedad que supimos o no supimos conseguir. Recordar nos vuelve a exigir posicionarnos activamente en el lugar donde queremos estar.
“La psiquiatra norteamericana Judith Herman ha analizado la relación entre crimen y silencio (y expresa):
“A fin de eludir la responsabilidad por sus crímenes, los autores harán todo lo que puedan por promover el olvido. El secreto y el silencio son sus primeras líneas de defensa, pero si el primero falla, el autor atacará agresivamente la credibilidad de la víctima y a cualquiera que la apoye. Si la víctima no puede ser totalmente silenciada, el autor tratará de asegurarse de que nadie la escuche o le ofrezca ayuda. Para ello, organizará una impresionante masa de argumentos, desde la negativa más flagrante hasta las racionalizaciones más sofisticadas- Después de cada atrocidad, lo habitual es oír las mismas justificaciones: nunca sucedió; la víctima alucina; la víctima miente; la víctima fantasea; la víctima está manipulada; la víctima se lo buscó (es masoquista); la víctima exagera (es histriónica) y, en todo caso, es hora de olvidar el pasado y mirar hacia adelante”
Por eso ni perdón ni olvido a los responsables de la dictadura militar de 1976 y a todos los que colaboraron para alterar las profundas convicciones del pueblo argentino que en aquellos años reclamaba lo mismo que ahora: participación, ser tenidos en cuenta, sobre todo los más postergados y olvidados. “En el pasado los líderes militares tenían la intención de modificar, por el medio que fuera necesario la estructura social, política, económica y cultural del país e instalarse como autoridad definitiva e indiscutible.”
En el presente, ya no son los militares los que se quieren imponer. Son otros grupos tan presentes antes como ahora, con otros recursos, con complicidades y con el aparato de medios de comunicación que mantienen rehenes a los ciudadanos para intentar nuevamente otro golpe, no armado como en el 76. ¿Por qué ahora? ¿Qué similitudes existen entre ayer y hoy? ¿Será, tal vez, que los grupos que sienten que sus intereses económicos, que la impunidad que hasta ahora han mantenido se encuentra amenazados? ¿Por eso se enojan y vuelven a poner a la sociedad en vilo, otra vez rehenes de sus disputas mezquinas?
El recuerdo nos debe servir para avanzar, no para repetir historias y para ceder posiciones.
Como este pensamiento surge del sector docente, no podemos dejar de recordar a los docentes que por su decidida actitud de compromiso con las luchas históricas perdieron sus vidas durante esos años tristes. Son más de seiscientos, de todos los niveles de enseñanza, de todo el país, la mayoría militantes de sindicatos docentes y de organizaciones sociales. Uno de ellos, Francisco Isaurio Arancibia, tucumano, fue asesinado junto a su hermano Arturo en la sede del Sindicato tucumano de docentes (ATEP), el 24 de marzo de 1976. En una carta su hermana Amalia expresaba: …”Repito que tus inquietudes son sin causa. No pienso enmaridarme con la muerte porque a pesar de su justicia “traidora”…volveré y llenaré todos los ámbitos con mi canto que será vida y esperanza… Volveré y amaré hasta quemarme”.
Por los que no están, por los que aún no recuperaron su identidad, por las familias que todavía no se reencuentran con sus hijos y nietos y siguen esperando. Por nosotros que necesitamos creer en una justicia justa, repetimos:
“No hay que olvidar, ni callar. Nuestro deber es mantener viva la memoria., repetir incansablemente los horrores del genocidio argentino. Y no dejar pasar ningún hecho, por insignificante que parezca, sin emitir opinión y aclarar y difundir la verdad, toda la verdad, para el esclarecimiento de muchos que todavía se niegan a comprender”
Atech Noroeste, Lago Puelo, 24 de marzo de 2010-
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