Por Esteban Blanco *
Solicito la publicación del artículo que adjunto, originalmente aparece en placeresperfectos.com pero se puede considerar de mi autoría pues coincido plenamente con lo allí expresado y tengo la autorización de su autor para publicarlo y difundirlo.
Nuestro humilde objetivo es aportar en una discusión donde sentimos que una minoría pretende imponer por la fuerza lo que llama sus derechos, más precisamente desean tener acceso al "matrimonio" entre dos personas del mismo sexo, cuando el matrimonio es una institución en crisis a la cual ni siquiera muchos heterosexuales desean ingresar.
¿Todo lo legal es intrínsecamente bueno?
Con media sanción al proyecto de ley para modificar el Código Civil a fin de que la unión entre homosexuales sea equiparable a un matrimonio heterosexual, se profundiza el debate y también la polémica.
Lo conocido, es decir la familia nuclear con un progenitor de cada sexo, se transforma. En realidad, todo se trasforma. Una decisión de este tipo tiene múltiples connotaciones. Por ejemplo, cuando en el colegio un niño o niña confeccione un trabajo manual o una tarjeta para el día de la madre o del padre, si ambos son del mismo sexo, ¿eso implicará una discriminación? ¿Dejaremos de celebrar esas festividades para expresar empatía con una minoría?
Una minoría que ha adquirido poder al relacionarse en ámbitos en los cuales se dirimen las cuestiones trascendentes y, por ello, se transforma en epicentro de discusiones.
Los interrogantes que debemos hacernos y deberemos responder: ¿Todo lo legal es bueno? ¿Lo legal es siempre justo? ¿Las leyes expresan el bien para la mayoría?
Definitivamente debemos contestar con un rotundo no.
Ejemplos nos sobran: en la provincia de Santa Fe, se declaró que la prostitución callejera no se considerará delito. Pero esa medida, aunque transforma este comportamiento en legal, de ninguna forma puede verse como moralmente aceptable o socialmente enseñable. Sin embargo, ahora es legal.
En la época del proceso militar, el arresto, la tortura y la muerte de miles de argentinos, constituyó un delito de lesa humanidad amparado por las leyes del momento y las posteriores como la ley de la obediencia debida y otras similares. Lo legal no fue justo, bajo ningún punto de vista.
Muchos impuestos son abusivos y extorsivos. Son legales pero no son justos. Mucha ayuda social no responde a principios de equidad, sino a clientelismo político. En ambos casos son legales, pero no ecuánimes.
Con el tema de la homosexualidad asistimos a un caso similar. La legalidad nos obliga a aceptar algo que no es moralmente aceptable ni éticamente correcto.
El problema no son los derechos de la mayoría, sino la presión que se ejerce para que todo el que no opine del mismo modo sea execrado, tildado de homófobo, retrógrado, ignorante o pacato. Leé acá la nota completa
* DNI 13 940 959
Esquel
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Con media sanción al proyecto de ley para modificar el Código Civil a fin de que la unión entre homosexuales sea equiparable a un matrimonio heterosexual, se profundiza el debate y también la polémica.
Lo conocido, es decir la familia nuclear con un progenitor de cada sexo, se transforma. En realidad, todo se trasforma. Una decisión de este tipo tiene múltiples connotaciones. Por ejemplo, cuando en el colegio un niño o niña confeccione un trabajo manual o una tarjeta para el día de la madre o del padre, si ambos son del mismo sexo, ¿eso implicará una discriminación? ¿Dejaremos de celebrar esas festividades para expresar empatía con una minoría?
Una minoría que ha adquirido poder al relacionarse en ámbitos en los cuales se dirimen las cuestiones trascendentes y, por ello, se transforma en epicentro de discusiones.
Los interrogantes que debemos hacernos y deberemos responder: ¿Todo lo legal es bueno? ¿Lo legal es siempre justo? ¿Las leyes expresan el bien para la mayoría?
Definitivamente debemos contestar con un rotundo no.
Ejemplos nos sobran: en la provincia de Santa Fe, se declaró que la prostitución callejera no se considerará delito. Pero esa medida, aunque transforma este comportamiento en legal, de ninguna forma puede verse como moralmente aceptable o socialmente enseñable. Sin embargo, ahora es legal.
En la época del proceso militar, el arresto, la tortura y la muerte de miles de argentinos, constituyó un delito de lesa humanidad amparado por las leyes del momento y las posteriores como la ley de la obediencia debida y otras similares. Lo legal no fue justo, bajo ningún punto de vista.
Muchos impuestos son abusivos y extorsivos. Son legales pero no son justos. Mucha ayuda social no responde a principios de equidad, sino a clientelismo político. En ambos casos son legales, pero no ecuánimes.
Con el tema de la homosexualidad asistimos a un caso similar. La legalidad nos obliga a aceptar algo que no es moralmente aceptable ni éticamente correcto.
El problema no son los derechos de la mayoría, sino la presión que se ejerce para que todo el que no opine del mismo modo sea execrado, tildado de homófobo, retrógrado, ignorante o pacato. Leé acá la nota completa
* DNI 13 940 959
Esquel
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1 Comentá esta nota:
Mi conciencia me obliga a contestar esta nota, que es lo que pasa? porque nos molesta tanto la conducta de los demas? porque no podemos dejar que personas adultas y responsables que sean del mismo sexo puedan casarse y formar una familia? si no están afectando a nadie ni comentiendo ningún crimen, quien puso en manos de quienes la varita divina para medir y decidir que es lo justo y moralmente correcto? estamos debatiendo una ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, un reclamo justo que una parte de la sociedad pide desde hace mucho, no tiene nada que ver y es un muy bajo recurso alegar cuantos niños están en éste momento pasando por situaciones injustas, debemos ocuparnos TAMBIEN de los niños y de sus padres tutores o familiares que los abandonaron y muchas veces los lastimaron. Muchas son las cosas de las que la ley y el poder legislativo deberían ocuparse, por suerte hoy estamos discutiendo sobre algo es que es realmente necesario. Me gustaría que podamos como sociedad permitir que el de al lado decida vivir su vida a su gusto sin que sus acciones nos enerven, sin reaccionar cada vez que el otro hace algo que no me gusta, sabemos que existen reglas de convivencia y conductas moralmente correctas, estoy de acuerdo y enseño a mis hijos a respetarlas, a respetar a los personas, sus opiniones y elecciones que muchas veces son diferentes a las nuestras, enseño a mis hijos que un homosexual es nada más alguien que se enamora de otro alguien de su mismo sexo, y si deciden formar una familia como la nuestra deberían tener nuestro mismo derecho. Tomando la comparación que se hace en la nota refiriendo al proceso militar como moralmente injusto e incorrecto me permito decir que fue la misma INTOLERANCIA con la que se escribió la nota que hoy comento la razón por la cual fueron asesinadas 30.000 personas y fueron cometidos crimenes terribles, tengamos siempre cuidado con los intolerantes, trabajemos juntos por respetarnos y crear una sociedad libre y justa para todos. Por último quisiera exponer que respeto la opinión del autor de la nota, somos una sociedad plural y diversa y tenemos para todos los gustos, pero no pequemos de Dios o superpoderosos porque nadie nos dió el poder de juzgar a nuestros pares por ser diferentes. Intento cada día construir un mundo más justo diverso y plural para mis hijos enseñandoles a respetar a las personas por sobre todas las cosas.
Maria Eugenia Carballido
dni:29117414
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