Por Rodolfo Horacio Fernández *
…contar lo que pasa con la mayor sensibilidad, rigurosidad, originalidad, brevedad y ética posible.
Desde hace mucho tiempo quería tratar el tema “Periodismo”, pero la autocensura me postergaba ese gusto personal. Llevo casi tres décadas de esta profesión y cada vez estoy más convencido que existe un progresivo aumento de malos ejemplos en esta bendita y maltratada actividad laboral. Al igual que los abogados y los vendedores de autos usados, nuestra cotización a nivel social viene en picada. Esto, supongo, debido al “honor” que le hacen quienes obstinados desarrollan una “prensa mercenaria”, relacionada con modelos de extorsión y difamación barata, más que con el compromiso de llevar claridad en el tratamiento de los diferentes temas.
Este enfoque apocalíptico del oficio me lleva a sostener que hay “un ejercicio ilegal del periodismo” que muta y se expande, el mismo que desde hace años viene comiendo como un cáncer todo lo que toca y rodea. Son los que salen con versiones distorsionadas, manipuladas con el sólo objetivo de responder a intereses propios “rentables”. Si hasta son capaces de sostener en la intimidad que con una posición honesta no van a ningún lado. Dinero fácil en corto plazo.
En la memoria selectiva que uno tiene con los años, se me presentó un manuscrito que una vez me mostraron en la vieja Escuela de Periodismo de la Universidad de La Plata, era un Plan de Estudios completo lleno de tachaduras y correcciones dentro de un cuaderno “Gloria”. En él se expresaba una intención firme de Jerarquizar la Profesión, un modelo de comunicación que hoy es una verdadera utopía. Eran “principios” muy fuertes donde la Información estaba ligada con cuadros comprometidos con la realidad social y la formación sistemática de personas honestas: verdaderos obreros de la prensa. Pero por desgracia, tanto talento desarrollado en las manos creativas de aquellos alumnos de los 70, no fue posible porque llegó la represión y la muerte. No por casualidad tuvimos tantos desaparecidos en Periodismo. Una vez más se atacaba el potencial intelectual.
Sigo sosteniendo que los profesionales periodistas o comunicadores sociales, están desamparados históricamente por los gobiernos nacionales. Desde el 83 a la fecha, las facultades estatales bancadas con magros fondos públicos, siguen sacando egresados que no son tenidos en cuenta por un marco legal y laboral. No existe un reconocimiento de la profesión con matrículas y colegiaciones que permitirían nivelar y mejorar el tratamiento de la información con personas que se han formado para ello. Y nos llevan, junto a un modelo de brutalidad absoluta, a seguir compitiendo involuntariamente con idóneos amparados por libertades constitucionales (que le caben a los ciudadanos y no a potenciales periodistas). Así se convierten en irresponsables, viciosos, pero con toda la apertura laboral para hacer lo que quieran. Si uno no puede ser ginecólogo, escribano ó ingeniero sin mostrar una preparación, es hora, me parece, de reconocer que el Periodismo debe tener alguien que se haga cargo de toda la basura, pescado podrido, reality informativo y frivolidad que vemos a diario. Estamos hablando de devolverle a la misma sociedad, que con sus fondos públicos aporta a las grandes casas de estudios, una cuota informativa como se merece; con personas visibles, responsables y reconocidas en cada rincón donde surja la noticia. Los medios deben tener profesionales en sus estructuras y si existen entre ellos la falta de dignidad y mal manejo de la información, que sean juzgados y sancionados por un comité de ética como ocurre en otras actividades. A un profesional se lo puede inhabilitar, a un idóneo sólo le cabe un análisis ridículo e incalificable.
Es imposible pedirle un tratamiento serio en materia informativa a quien irresponsablemente se decidió de la noche a la mañana ser un comunicador sin tener una preparación legal sobre el periodismo, sus técnicas, los valores éticos y por sobre todo, la conciencia que debemos tener de cara a la sociedad, del daño irreparable que podemos ocasionar por mal desempeño. Antes era muy fácil comprar un grabador en una casa de electrodomésticos (ahora un MP7 ó lo que se te ocurra) y con eso bastaba para salir a la calle. Pero, ¿qué cuestionamiento serio le podemos hacer a estos frescos?. Si no hay un marco que lo regule, estos farsantes son inimputables. Y la comunicación seguirá siendo nivelada para abajo.
Si bien el avance tecnológico es importante, la involución de valores en el periodismo es notoria.
Además, toda esta madeja de desprolijidades sigue abonada con trabajo en negro, competencia desleal y mano de obra barata aportada por idóneos.
La precariedad laboral de los medios de comunicación, el condicionamiento económico ligado a las pautas oficiales, la rifa de licencias radiales en manos de kiosqueros, las operaciones de prensa, los medios propiedad de funcionarios públicos y sus testaferros, la venta de silencio frente a las injusticias sociales y la desinformación en red de los medios masivos, van idiotizándolo todo.
Hoy estamos a 200 años de la Revolución de Mayo y todavía el Pueblo se sigue preguntando “de qué se trata”. Es cierto, necesitamos muchos Rodolfo Walsh que desnuden los niveles de corrupción.
Todavía tenemos que hablar de la entrega de nuestros recursos naturales, la macrocefalia de la subsidiada Capital Federal, la megaminería, las petroleras y sus laderos locales, los condicionamientos de las multinacionales (una vergüenza para cualquier propuesta nacional y popular), la desaparición de personas en democracia, los negocios privados con fondos públicos, el 5,5 del PBI destinado a educación, la desnutrición, la miseria, el clientelismo y los subsidios, el juego y sus casinos, la prostitución y la droga, un Parlamento bloqueado por los decretos y la falta de quórum, un Poder Judicial condicionado por su Consejo de la Magistratura, etc.
Por eso, a quienes nos duele esta realidad, lo mínimo que pretendemos obtener es una Jerarquización del Periodismo. Y lo mejor sería -en mi modesta opinión- comenzar por el debate en las facultades donde se forman Profesionales.
Mientras exista una sola persona que quiera saber “de qué se trata”, nosotros no podemos estar satisfechos con nuestra labor.
* Periodista. Universidad Nacional de La Plata.
DNI. 14. 522.093. Lago Puelo. Chubut.
…contar lo que pasa con la mayor sensibilidad, rigurosidad, originalidad, brevedad y ética posible.
Desde hace mucho tiempo quería tratar el tema “Periodismo”, pero la autocensura me postergaba ese gusto personal. Llevo casi tres décadas de esta profesión y cada vez estoy más convencido que existe un progresivo aumento de malos ejemplos en esta bendita y maltratada actividad laboral. Al igual que los abogados y los vendedores de autos usados, nuestra cotización a nivel social viene en picada. Esto, supongo, debido al “honor” que le hacen quienes obstinados desarrollan una “prensa mercenaria”, relacionada con modelos de extorsión y difamación barata, más que con el compromiso de llevar claridad en el tratamiento de los diferentes temas.
Este enfoque apocalíptico del oficio me lleva a sostener que hay “un ejercicio ilegal del periodismo” que muta y se expande, el mismo que desde hace años viene comiendo como un cáncer todo lo que toca y rodea. Son los que salen con versiones distorsionadas, manipuladas con el sólo objetivo de responder a intereses propios “rentables”. Si hasta son capaces de sostener en la intimidad que con una posición honesta no van a ningún lado. Dinero fácil en corto plazo.
En la memoria selectiva que uno tiene con los años, se me presentó un manuscrito que una vez me mostraron en la vieja Escuela de Periodismo de la Universidad de La Plata, era un Plan de Estudios completo lleno de tachaduras y correcciones dentro de un cuaderno “Gloria”. En él se expresaba una intención firme de Jerarquizar la Profesión, un modelo de comunicación que hoy es una verdadera utopía. Eran “principios” muy fuertes donde la Información estaba ligada con cuadros comprometidos con la realidad social y la formación sistemática de personas honestas: verdaderos obreros de la prensa. Pero por desgracia, tanto talento desarrollado en las manos creativas de aquellos alumnos de los 70, no fue posible porque llegó la represión y la muerte. No por casualidad tuvimos tantos desaparecidos en Periodismo. Una vez más se atacaba el potencial intelectual.
Sigo sosteniendo que los profesionales periodistas o comunicadores sociales, están desamparados históricamente por los gobiernos nacionales. Desde el 83 a la fecha, las facultades estatales bancadas con magros fondos públicos, siguen sacando egresados que no son tenidos en cuenta por un marco legal y laboral. No existe un reconocimiento de la profesión con matrículas y colegiaciones que permitirían nivelar y mejorar el tratamiento de la información con personas que se han formado para ello. Y nos llevan, junto a un modelo de brutalidad absoluta, a seguir compitiendo involuntariamente con idóneos amparados por libertades constitucionales (que le caben a los ciudadanos y no a potenciales periodistas). Así se convierten en irresponsables, viciosos, pero con toda la apertura laboral para hacer lo que quieran. Si uno no puede ser ginecólogo, escribano ó ingeniero sin mostrar una preparación, es hora, me parece, de reconocer que el Periodismo debe tener alguien que se haga cargo de toda la basura, pescado podrido, reality informativo y frivolidad que vemos a diario. Estamos hablando de devolverle a la misma sociedad, que con sus fondos públicos aporta a las grandes casas de estudios, una cuota informativa como se merece; con personas visibles, responsables y reconocidas en cada rincón donde surja la noticia. Los medios deben tener profesionales en sus estructuras y si existen entre ellos la falta de dignidad y mal manejo de la información, que sean juzgados y sancionados por un comité de ética como ocurre en otras actividades. A un profesional se lo puede inhabilitar, a un idóneo sólo le cabe un análisis ridículo e incalificable.
Es imposible pedirle un tratamiento serio en materia informativa a quien irresponsablemente se decidió de la noche a la mañana ser un comunicador sin tener una preparación legal sobre el periodismo, sus técnicas, los valores éticos y por sobre todo, la conciencia que debemos tener de cara a la sociedad, del daño irreparable que podemos ocasionar por mal desempeño. Antes era muy fácil comprar un grabador en una casa de electrodomésticos (ahora un MP7 ó lo que se te ocurra) y con eso bastaba para salir a la calle. Pero, ¿qué cuestionamiento serio le podemos hacer a estos frescos?. Si no hay un marco que lo regule, estos farsantes son inimputables. Y la comunicación seguirá siendo nivelada para abajo.
Si bien el avance tecnológico es importante, la involución de valores en el periodismo es notoria.
Además, toda esta madeja de desprolijidades sigue abonada con trabajo en negro, competencia desleal y mano de obra barata aportada por idóneos.
La precariedad laboral de los medios de comunicación, el condicionamiento económico ligado a las pautas oficiales, la rifa de licencias radiales en manos de kiosqueros, las operaciones de prensa, los medios propiedad de funcionarios públicos y sus testaferros, la venta de silencio frente a las injusticias sociales y la desinformación en red de los medios masivos, van idiotizándolo todo.
Hoy estamos a 200 años de la Revolución de Mayo y todavía el Pueblo se sigue preguntando “de qué se trata”. Es cierto, necesitamos muchos Rodolfo Walsh que desnuden los niveles de corrupción.
Todavía tenemos que hablar de la entrega de nuestros recursos naturales, la macrocefalia de la subsidiada Capital Federal, la megaminería, las petroleras y sus laderos locales, los condicionamientos de las multinacionales (una vergüenza para cualquier propuesta nacional y popular), la desaparición de personas en democracia, los negocios privados con fondos públicos, el 5,5 del PBI destinado a educación, la desnutrición, la miseria, el clientelismo y los subsidios, el juego y sus casinos, la prostitución y la droga, un Parlamento bloqueado por los decretos y la falta de quórum, un Poder Judicial condicionado por su Consejo de la Magistratura, etc.
Por eso, a quienes nos duele esta realidad, lo mínimo que pretendemos obtener es una Jerarquización del Periodismo. Y lo mejor sería -en mi modesta opinión- comenzar por el debate en las facultades donde se forman Profesionales.
Mientras exista una sola persona que quiera saber “de qué se trata”, nosotros no podemos estar satisfechos con nuestra labor.
* Periodista. Universidad Nacional de La Plata.
DNI. 14. 522.093. Lago Puelo. Chubut.
0 Comentá esta nota:
Publicar un comentario